"¿Quieres Volver?"

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-Muy bien Judy, quiero que te calmes, haré todo lo posible por saber que es exactamente.

Hablaba el doctor, su voz me tranquilizaba pero el dolor no paraba.

-¿Sangraste?

Me preguntó mientras movía el aparato del ultrasonido hacia mi.

-No, no lo sé, me duele.

-Bien, necesito que te quites el pantalón para verificar que no haya sangrando o fluido.

Asentí con la cabeza y me quité el pantalón, pudimos notar que si había un poco de sangrado.

-Doc...

Susurré y revisó el sangrado.

-Tranquila, no es grave, tienes amenaza de aborto pero nada más, no tendrás un aborto espontáneo.

Buscó medicamentos y vitaminas.

-Te ayudará a mejorar, no puedes moverte en ningún momento, tomalas cada doce horas por tres días y veré si estas mejorando.

-¿Qué pasa con los dolores?

-Son normales, son cólicos, se pasarán con esas pastillas.

Me dio otra cajita de medicamento. Tomé cada pastilla desde la camilla.

-Haré un ultrasonido para mirar al bebé y que todo esté en orden.

-De acuerdo.

Me tranquilicé después de unos momentos de angustia, el doctor me puso la crema azul y empezó a pasar el artefacto por mi vientre, se veían manchas pero parecía que todo estaba en orden.

-Su corazón palpita correctamente, está en el lugar adecuado, solo es falta de vitaminas, sin eso, el bebé está en perfecto estado.

-Gracias doc.

Suspiré, aunque no me movería durante mucho tiempo sé que será lo mejor.

-Por nada, Judy. Cualquier cosa dile a Jesús qué venga por mi e iré hasta su casa. Por ahora quédate aquí.

Obedecí a las instrucciones del doctor, no quería perder al bebé, me conectaba con Daryl, nos unía un poco.

Después de varios minutos, después de ponerme el pantalón llegó Jesús con Tyler.

-¡Mami!

Corrió a mi y me tomó la mano, la besó.

-Estarás bien, no te preocupes mamá. Tú y mi hermanito vivirán siempre.

La voz de Ty me tranquilizaba siempre, era mi hijo y mi todo, me da fuerzas para seguir con vida.

-Estamos contigo hasta el final, Judy.

Comentó Jesús, me sonrió.

-Gracias, chicos.

-Caminaras hasta tu casa y de ahí no saldrás.

Nos dijo, el doc y luego se fue.

-Ya lo oíste.

Me dijo Jesús, estaba triste, preocupado. Lo podía ver en sus ojos. Regresamos a casa lentamente, toda la comunidad estaba en silencio.

-¿Cuántos fueron?

Jesús me miró, sabia a que me refería y no dijo nada en minutos mientras que me acomodaba en la cama.

-Hicimos conteo y perdimos a veinte.

Pasó sus manos por su cara, frustrado por todas las pérdidas.

Crows |Daryl&Tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora