Erick- Deja de hablar, estoy apunto de saber si me aceptaron o no a la universidad.
Zabdiel ha sido mi mejor amigo desde la primaria, es un tonto mujeriego al que le gusta molestarme por estar aún enamorado de Joel, mi primer y único amor, pero vamos, cómo iba a poder superarlo si es el más hermoso ser que puede existir.
- Estás tan emocionado por entrar a esa escuela, ¿crees que se acuerde de tí?
No, honestamente no creo que me recuerde, aunque yo recuerdo cada pequeño detalle sobre él, sus hermosos rizos, su perfecta espalda, sus largas y onduladas pestañas, esos hermosos ojos café que me dejaban sin aliento, la pequeña cicatriz en su muñeca, todo, absolutamente todo de él me volvía loco.
- No lo hará, ni siquiera sabe que existo, nunca notó mi presencia.
- Eso crees tú.
Vuelvo la mirada hacia mi laptop y ahí está, la respuesta que he estado esperando toda la mañana.
- ¿Entraste? -pregunta emocionado.
- Lo hice, logré entrar -respondo aún sin poder creerlo.
- Te dije que lo ibas a lograr, ahora por fin podrás ver de nuevo a tu Joey.
- Zab él realmente no sabe que existo, nunca se fijó en mí y tampoco lo hará ahora -suspiro un poco decepcionado.
- Deja de decir eso, tu eres bonito y debes estar feliz porque lograste entrar.
- Supongo que tienes razón -le respondo sonriendo un poco.
- ¿Hace cuánto no lo vez?
- Hace mucho, me cambié de escuela cuando él iba a empezar su segundo año en la preparatoria.
- Valla si es que mucho tiempo, más de dos años, debes estar ansioso niño.
- No me digas niño, tenemos la misma edad -protesto enojado.
- Pero eres un enano, apenas me llegas al hombro.
- Eso no quiere decir que sea un niño, tú eres un gigante -digo y cruzo los brazos molesto.
- De acuerdo, como tu digas enano.
No le respondo nada, siempre le gusta molestarme así y aunque me enoja, también me hace reír.