Joel
–Me gustas mucho –vuelvo a repetirle.
– Yo... J–joel tú... –antes de que siga hablando lo tomo delicadamente del rostro.
– Escúchame, por favor –le hablo en un susurro y él me mira a los ojos– ese día, yo mentí, no me gustan las chicas Er, tampoco los chicos, no me gusta nadie que no seas tú y sé que fui un jodido estúpido, pero es lo que siento por ti y siempre ha sido así.
– ¿Es en–enserio? –su voz es tan inestable que creo que va a llorar en cualquier momento.
– Sí, Erick –me acerco más a él– pero quiero hacer las cosas bien ahora, quiero demostrarte lo mucho que te quiero, y te prometo que nunca más voy a reprimir lo que siento.
– No puedo creer que esto esté pasando –baja la mirada totalmente avergonzado, lo sé porque sus mejillas están rojas, y puedo notar que está sonriendo– es que... yo jamás pensé que llegaríamos a esto.
No le respondo nada y solo sonrío tomando de nuevo su rostro, cierro mis ojos cuando pegó su frente a la mía y tomo un gran suspiro antes de hacerlo.
Sintiendo su respiración tan cerca, y perdiéndome en el calor de su cuerpo, pego mis labios a los suyos.
Es solo una pequeña presión que dura algunos segundos, porque no quiero abrumarlo, pero sin duda ha sido lo mejor porque sus labios son aún más suaves de lo que imaginé.
Siento mi boca hormiguear de deseo, por las ganas que tengo que solo aventarme hacia él y besarlo toda la noche.
– J–joey –me llama con su voz tan bajita y dulce.
Sus ojos están aún más brillantes y puedo notar como su cuerpo tiembla levemente.
Creo que me he enamorado más de él, aunque pensé que no podía ser posible, porque prácticamente crecí amándolo, desde que tenía 14 años.
– Erick –le respondo– por favor, dame una oportunidad.
– Joel –me mira a los ojos y está mordiendo su labio inferior– tú t–también has tenido siempre corazón.
– ¿Eso es un sí? –le pregunto sonríendo.
– Si Joey, siempre sí.
Después de darle un suave sobre su cabello, el se tapa por completo con la frazada, volviendo a acomodarse sobre la cama.
– Eres muy lindo, ¿Sabías?
– Y tu estás actuando muy raro, ¿Sabías? –se destapa la cara y veo está sonríendo.
– Todo va a ser muy diferente de ahora en adelante.
Él no responde, así que me dedico a mirarlo y no ha dejado de sonreír, igual que yo.
– ¿Quieres quedarte aquí?
– ¿Te gustaría que me quede?
– Por mí está bien.
– Entonces me quedaré.
Aunque quiero volver a besarlo, lo único que hago durante toda la noche es abrazarlo, lo acaricio y trato de demostrarle lo importante que es para mí.