JoelSalgo de mi habitación a las 7:48 p.m. y bajo rápidamente las escaleras, aunque el edificio donde está Erick no queda lejos del mío, me apresuro a entrar al coche.
Como lo esperaba, él no está abajo, quiere que suba a buscarlo.
Toco la puerta un par de veces y espero. Escucho que arrastra los pies y finalmente abre. Está usando un pantalón blanco y una sudadera gris, su cabello luce desordenado y se ve tan lindo.
- ¿Estás listo?
- No voy a salir -me dice cruzándose de brazos.
- Bien niño, tu me obligaste.
Parece confundido, hasta que me acerco y lo jalo del brazo empujándolo hacia fuera, cierro la puerta y prácticamente lo cargo hasta abajo.
Después de meterlo al coche, él podría bajar, por el tiempo que me toma rodearlo, abrir la puerta, sentarme y ponerme el cinturón de seguridad, pero no lo hace porque sé que quiere ir conmigo.
- Esto es un secuestro -hace un puchero y aunque aparente estar enojado se ve tierno.
- Si si, lo que sea -digo saliendo de la escuela.
- ¿A dónde me llevas?
- Es un lugar por aquí cerca, hacen sushi muy bueno.
No responde nada y solo mantiene su expresión de enojo hasta que llegamos al restaurante.
Que la camarera intentara coquetear conmigo solo empeoró todo porque se ha mantenido con la cabeza agachada, mirando con detenimiento su comida, como si tuviera algo de interesante.
- ¿Que pasa niño?
- Nada y no me digas niño.
- Pareces uno, enojándote y haciendo berrinche.
- Yo no estoy haciendo berrinche -me dice exaltado y se sonroja al darse cuenta.
- No, no lo haces.
- Como sea, solo termina de comer y llévame de regreso.
- No lo haré hasta que no dejes de estar enojado.
- Eso es injusto -hace un puchero- tú me trajiste aquí a la fuerza -dice y cruza los brazos.
Dios quisiera comerlo a besos.
- Está bien niño, te llevaré a tu cuarto, pero primero, tienes que darme tu número -le sonrío.
- Ash está bien -estira el brazo y le entrego mi celular.
Después que terminamos de comer nuevamente nos dirigimos al coche y aunque no quiero demostrarlo, estoy muy feliz de poder pasar tiempo con él.
Es difícil tratar de no mirarlo en el camino, frota sus ojitos porque ya tiene sueño y sin poder evitarlo sonrió.
- Estás actuando muy raro -me dice removiéndose en el asiento y vuelvo a sonreír.
- Es solo que, ahora quiero hacer las cosas bien.