ErickDespués de salir del salón, me dirijo al patio para esperar a Joel, me mandó un mensaje diciendo que él pasaría a buscarme.
Mientras continúo esperando, veo a Richard, que camina con una sonrisa hacia mí.
– Hola Erick –le devuelvo la sonrisa a forma de saludo– ¿Cómo has estado?
– Todo bien, gracias.
– Me alegra escucharlo, ¿ Vas a comer?
– Eh si, en un momento –le respondo algo nervioso por la manera en que me está mirando.
– Si quieres, podemos comer juntos.
– Emm bueno –miro al piso tratando de decirle que no puedo– es que yo...
– Erick, ¿Estás listo? –levando la mirada al escuchar la voz de Joel.
– Ah si –le respondo algo incómodo– lo siento Richard, ya había quedado con Joel, nos vemos otro día –antes de que él pueda responder algo, Joel me toma de la mano para caminar rápido hacia el comedor.
– ¿Qué quería? –me pregunta cuando entramos.
– Solo me preguntó cómo estaba y me invitó a comer con él.
– Suerte que llegué a tiempo –me sonríe de lado y yo me sonrojo tratando de concentrarme en la comida que voy a escoger.
Joel compra un batido rosa para mí y nos dirigimos a una mesa, empiezo a comer despacio porque me siento avergonzado delante de él, después de lo que pasó anoche, y ahora no ha dejado de mirarme con atención.
– ¿Cómo te va en tus clases? –le pregunto porque el silencio me hace sentir incómodo.
– Bien, pero hoy me toca clases con una maestra gruñona –río ante el gesto que hace.
– Que mal por ti –el también empieza a reír.
Me concentro en la hermosa sonrisa que tiene, en sus blancos dientes, en sus rizos un poco alborotados que caen sobre su frente y sus cejas, sus cejas pobladas y negras, observo con detenimiento sus ojos, tantas veces he observado esos preciosos ojos y nunca me cansaré de mirarlos, me encanta la manera en que combinan con su cabello, así es, creo que sus ojos combinan a la perfección con su cabello, siempre he pensando así.
Quería seguir concentrado en su hermosa cara, pero veo a Samantha sentarse junto a él, con la total confianza, como si no acabara de arruinar este momento tan perfecto.
– Hola –me saluda y yo solo finjo una pequeña sonrisa– Joey no quiero molestar pero, ¿Me podrías llevar a mi salón?
– Tú tienes auto.
– Se descompuso ayer y lo están arreglando –hace un puchero y se acerca más a él.
– ¿Porqué no les dices a tus amigas que te lleven? –él se aleja y admito que eso me hace sentir bien.
– Ellas ya se fueron sin mí –pone una cara triste y continúa hablando– te estaré esperando en el auto, no demores porque se nos hará tarde –ni siquiera espera a que Joel le contesté, solo se levanta rápido para salir.
Sé que el no le dijo que sí pero no puedo evitar sentirme triste y enojado, me encojo más en mi lugar mientras veo como Joel saca una pluma y una hoja muy pequeña de notas.
– ¿Estás bien, Erick?
– Lo estoy –respondo hablando bajito y él suspira.
– Oye de verdad no quería esto y yo no he hablado con ella, no sé porqué se comportó así.
– Está bien, no tienes que darme explicaciones –trato de sonreír un poco y él empieza a escribir algo en la nota.
– Te veré después –dice dándome el papel– quiero que lo leas cuando estés en tu habitación, nos vemos niño –me sonríe y se levanta de la mesa para salir.
No soy capaz de aguantar mucho, no cuando él ha escrito algo para mí y mis dedos pican de la curiosidad, aún así trato de contenerme y espero hasta que las clases terminen, ni siquiera espero a Zabdiel porque lo único que quiero es entrar a mi habitación.
Apenas cierro la puerta, tomo la pequeña hoja que dobló en tres partes y la abro lentamente.
Tu siempre vas a tener
mi corazón Erick.