ErickJoel se levanta y se sienta a mi lado, para después mirar a Richard, que parece igual de desconcertado que yo.
– ¿J–joel? ¿Que est...?
– Me duele que lo hayas olvidado Erick –dice llevando su mano al pecho– agradece que soy muy buena persona y te lo voy a recordar.
– ¿De qué estás hablando Joel? –pregunta Richard y al igual que él,yo también quiero saber de qué diablos está hablando.
– Verás, Erick y yo tenemos una cita justo hoy.
– ¿Mmm? –me alejo de él sorprendido por lo que acaba de decir.
– Entiendo que lo hayas olvidado –continúa mintiendo– ha estado muy distraído últimamente – menciona dirigiéndose a Richard esta vez.
– Si me he dado cuenta –responde y se levanta– entonces, supongo que nos vemos después Er.
– Adiós Richard –se despide Joel sonriendo– suerte en tu entrenamiento.
¿Qué acaba de pasar?
Ni siquiera sé cómo reaccionar y no soy capaz de despedirme de Richard porque estoy tan sorprendido que ninguna palabra logra salir de mi boca.
Joel dijo que tiene una cita conmigo.
– Oye Erick, ¿Estás bien?
– ¿Que diablos te pasa, porqué dijiste que tenemos una cita?
– No mentí, tenemos una cita.
– Claro que no, nunca me lo has pedido, ¿Porqué inventáste algo así?
– Está bien Erick, ¿Quieres tener una cita conmigo?
– Debes estar jugando, ¿porqué ibas a querer una cita conmigo, para volver a burlarte y dejarme como un idiota?
– Entiendo que estés enojado, pero no va a volver a pasar.
– Pues no te creo –le digo alejándome de él.
– ¿Estás enojado porque arruiné tus planes con él o porque no fui contigo ese día?
– Solo estoy enojado y ya, ahora déjame y ve a hacerles tus bromas a otras personas.
– No es broma, paso por tí a las 8 y si no estás abajo entonces subiré hasta tu cuarto –apenas termina de hablar se levanta bruscamente y se va.
No sé cómo debería sentirme pero, tengo una cita con Joel Pimentel.