ErickHe tratado de no ilusionarme, de verdad lo he intentado, pero él ha sido el único para mí y aunque me siga molestando, es diferente.
Sí, me sigue diciendo niño o enano pero parece que lo hace con cariño, su manera de mirarme es diferente y aunque a veces es arrogante perece que solo está jugando y me confunde tanto.
– Oye creo que te voy a dejar solo, nos vemos más tarde, suerte –Zabdiel se levanta de la mesa con el teléfono en la mano y me da una sonrisa cómplice.
Entiendo a qué se refiere cuando veo a Joel acercándose hacia mí.
Tiene un batido rosa en las manos.
– He visto que te gustan estas cosas –siempre suele ser brusco pero no me quejo– no tenía algo qué hacer, así que tómalo –parece algo apenado y lo pone rápido sobre la mesa.
Siento mis mejillas calentarse, es lindo que haya prestado atención a algo que me gusta.
– Gracias –le dijo bajito.
– No es nada enano.
Miro hacia otro lado mientras le doy un sorbo al batido, evitando así tener que hablar porque no se me ocurre ningún tema de conversación y estoy nervioso.
– Sabes, creo que tu amigo es un acosador.
– ¿Porqué piensas eso?
– No ha dejado de mandarle mensajes a Chris –ríe– me pregunto si lo aprendió de ti, quizá.
– Idiota –nuevamente me sonrojo pero estoy enojado– yo ni siquiera tenía idea de que Zabdiel hacía eso.
– Oh entonces a él se le ocurrió, ya veo porqué son tan amigos –lo miro mal y vuelvo a tomar de mi batido.
– No tenía idea de que a Zabdiel le gustara Chris.
– Entonces la cagué y no debí decirte, por favor cuando te cuente has como si no supieras nada –no sé si lo dice enserio, pero me hace reír.
Él me mira de forma extraña y sonríe.
– Mañana, espérame después de clases, te llevaré a tu edificio.
– No hace falta, Zabdiel me lleva –claro que quiero que él me lleve pero no puedo solo decir que sí, tan rápido.
Suspira, luego de mirar hacia otro lado y regresa su vista a mí.
– Por favor, deja que te acompañe mañana.
– Está bien.