19 - Conversations in the dark

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•Alex•

He estado tratando de recordar cualquier cosa que haya hablado con Fahri.
Él ha desaparecido de nuevo.
Coloco mi taza bajo el dispensador de café y el aroma de inmediato me invade.
¿De qué rayos estuvimos hablando?
No tengo claro nada de aquella noche, hace un par de días que salimos y no sé más que lo que hablé con Pipes un día después.

Bebo de mi taza conteniendo un quejido por lo caliente que está, y cierro los ojos tratando de recordar cualquier mínima cosa.
Jaulas.
Mujeres en jaulas bailando.
Mujeres desnudas en tubos.
Cervezas.
Tequila.
Más cervezas.
Cocaína.

No puedo recordar más allá, pero estoy segura de que Fahri me dijo algo extraño en lo cual no quiso ahondar y eso me intriga.
Esta vez no se despidió de mí y tampoco volvió a aparecer, lo cual torna el asunto más extraño.
Salgo de la sala de descanso rumbo a la oficina, y en los pasillos no hay más que silencio.
Abro la puerta con rapidez, pongo la taza en el escritorio y me siento en la silla reclinable para llamar a Pipes.
Una... Dos... Tres veces y no responde. Ha estado así últimamente.
Suspiro con fastidio y una bruma de preocupación y añoranza inundando mi pecho.
Entonces le escribo un mensaje.

Ni siquiera aguardo a ver qué está escribiendo y bloqueo mi celular poniéndolo en el bolso de mi bata

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Ni siquiera aguardo a ver qué está escribiendo y bloqueo mi celular poniéndolo en el bolso de mi bata. Me siento terrible.

Sé que Fahri no eligió un buen sitio, y también que se comportó como un tonto ofreciéndome droga, pero en realidad no considero haber hecho algo que me haga arrepentirme, más que aceptar su estúpida invitación.
Trato de alejar todo eso de mi mente y salgo a hacer mis rondas pendientes, dejando todos mis problemas junto a la taza de café en el escritorio, para ver si cuando vuelva, están tan fríos como el líquido dentro de ella.

La señora Hermann está en su quinto día postoperatorio, le realizamos una disección pulmonar para detener una hemorragia interna, después de intentar embolizar el área y que no funcionara, a decir verdad ha tenido varias complicaciones desde la operación, y creo incluso que el caso se ha estancado.
Reviso sus monitores y signos vitales, ella sigue estable, pero no hay señales de que vaya a mejorar o salir pronto de aquí y el asunto me intriga.
Debe haber algo que no ví, algo que no tomé en cuenta y realmente no sé qué es.
¿Es que ahora mi nuevo hobby es tomar malas decisiones?
Hago algunas anotaciones y salgo de ahí rumbo a la habitación de mi siguiente paciente, y así hasta terminar con cada una de mis rondas. A decir verdad, esta guardia está siendo bastante tranquila y por primera vez no lo agradezco ni un poco.
Vuelvo a mi oficina y me reclino en la silla. Acomodo los posabrazos a mi altura y echo la cabeza hacia atrás en el espacio acolchonado de la silla. Un suspiro más sale de mis labios y un escalofrío me recorre completa.
Alguien toca a mi puerta y es un tanto extraño, pero aún así indico que pueden entrar.
La sorpresa me hace fruncir el ceño.

CONDENADAS A ESTAR JUNTAS 2: PARA SIEMPREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora