⭐Double rainbow- Cap. extra

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•Piper•

La presión me está haciendo casi estallar la cabeza.
No estoy muy segura de aceptar la oferta de trabajo que me han hecho, pero Alex ha estado insistiendo. Parece que no va a rendirse hasta que acepte, y a mí me aterra el pensar en que de alguna forma este es el trabajo de los sueños de ella, el que tanto ha estado esperando.
Me sirvo una taza de café y suspiro con fastidio pensando en el día que tengo por afrontar. Hoy debo hablar con el consejo, y aunque ambas hemos decidido que lo mejor es que acepte la oferta, yo aún no estoy muy convencida.

*Alex: -¿Pensativa?- Susurra en mi oído sirviéndose una taza de café también.

*Piper: -¿Estás segura de que ésto no será problema en un futuro?- Sus manos acarician mi cintura y la siento pegarse por completo a mi cuerpo.

*Alex: -¿Ser la esposa de la sexy directora del hospital? Para nada...- Besa mi cuello. -Me pone mucho imaginarte dándome órdenes...-

*Piper: -No sé si realmente vaya a ser así...- Intento salir de su agarre pero no me lo permite. -Sé que tú quieres esto, Al... Eres la mejor para dirigir el hospital...-

*Alex: -Deja de pensar en mí así... Tu eres grandiosa.- Me hace girar y me mira con ternura. -Amo que me veas inalcanzable y siendo la número uno, pero no es así, soy una persona igual a tí, y para mí la mejor eres tú...- Acaricia mis mejillas y me hace sonreír. -Jamás dudes de lo grandiosa que eres Pipes, yo puedo verlo, y los del consejo también, parece que la única que no lo nota eres tú, pero debes hacer eso a un lado para poder brillar tanto como mereces.-

*Piper: -¿Me vas a amar incluso aunque yo sea la Directora General del hospital que tanto amas y que por mi culpa tú no podrás dirigir?- Sus labios se pegan a los míos en un beso amoroso que me transmite confianza.

*Alex: -Voy a amarte siempre, bebé... Sin importar qué.- Su dedo pulgar se pasea en mi labio inferior y nuestras miradas no se despegan ni un segundo.

*Piper: -Entonces, a partir de hoy, tienes que respetarme mucho más, porque seré tu jefa...- Me muerdo el labio y debería comenzar a considerar ir a terapia por lo mucho que me pone el sentir que tengo alguna especie de poder sobre Alex.

*Alex: -Estoy aquí para servirte, mi gran líder...- Hace una reverencia y nos soltamos a reír.

Vamos juntas al hospital y yo no puedo dejar de verla. Ella sonríe y bromea, como si fuera cualquier otro día normal, como si no estuviera a punto de dar el sí al que probablemente sea el mejor y más difícil trabajo de mi vida.
Alex no quiere que la vea como inalcanzable, como la número uno, ¿cómo rayos no voy a verla así? Si desde que la conozco todo el mundo le da ese lugar, todos saben que ella es la mejor doctora del mundo, y más aún yo que vivo con ella y conozco más de lo que los demás puedan imaginar.
Sé lo mucho que ama leer, que come demasiado para la figura perfecta que tiene, que le gusta demasiado el café, y que sus camisetas son sagradas aunque ya casi no las usa. Sé que adora hacer ejercicio aunque tampoco lo hace ya muy a menudo, es controladora y previsiva, no suele discutir si no cree que tiene la razón, y casi siempre la tiene. Ama la medicina y se dedica bastante a ello, es sincera, cariñosa, ruda, sarcástica y con un corazón enorme. Jamás existirá en éste mundo una mujer mejor que ella, nadie podrá jamás superarla.
Salgo de mis pensamientos hasta que estacionamos en el hospital y Alex abre la puerta para mí, entramos por la puerta de vidrio tomadas de la mano.
Aún recuerdo la primera vez que caminé por éstos pasillos, cuando Red me conectó a esa preciosa chica del accidente que estaba postrada en la camilla.
Suspiro con nostalgia y veo nuestras manos unidas, quién iba a decirlo.

Mi prometida me lleva hasta la sala de juntas, y se despide de mí con un beso para ir a sus rondas. Para mi buena o mala suerte, el sitio está vacío. Reviso mi reloj y aún faltan unos cuantos minutos para que den las 8am, así que me sirvo un poco de café y tomo asiento.
Uno a uno, llegan los representantes del consejo; tres mujeres no tan mayores, y un hombre con cabello blanco que parece ser el más serio de todos.
Me explican por qué estamos en esta reunión y leen en voz alta el comunicado que han enviado por correo para mí.
Conversamos sobre el puesto y las implicaciones que conlleva, así como las reglas y todo lo que debo acatar en caso de aceptar el cargo.
Para cuando me preguntan mi resolución, mi cabeza da vueltas y estoy comenzando a sentir unas náuseas terribles. Tomo una bocanada de aire y lo dejo salir con fuerza pero de forma discreta. Les doy mi respuesta y ellos sonríen turnándose para darme la mano. Me felicitan una y otra vez, en verdad parecen complacidos por tenerme en el equipo.
Me ofrecen comenzar el lunes, pero a decir verdad, no quiero pasar más tiempo encerrada en casa, así que mi firma de contrato será el día de mañana.
Los nervios y las ansias se asientan en mi estómago. Parece que tengo una revolución a punto de estallar en mi vientre, y no puedo controlar todo lo que estoy sintiendo.
Para cuando salgo de ahí mis piernas tiemblan, y siento mi pulso bastante acelerado. Camino como poseída en rumbo de la oficina que sé, Alex comparte con Nicky, aunque no por mucho tiempo, yo voy a regresarle su oficina a mi chica.
Toco a la puerta, y es Nicky quien abre con una expresión dubitativa.

CONDENADAS A ESTAR JUNTAS 2: PARA SIEMPREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora