¿Por qué nos gusta el peligro?
¿Por qué nos sentimos más vivas al cometer una acción que esta mal por donde se le vea?
Esas preguntas invaden a la princesa Milk, quien aún no entiende como pudo caer en la trampa del deseo y la pasión...
Muerde sus...
Caminaba por un pasillo sin un lugar en específico, la joven modelo estaba tan distraída en su teléfono que no se percató que caminaba en una zona que estaba en mantenimiento.
Justo cuando estaba por caerle un bloque de sementó alguien la tomo para evitar el impacto de frente una muerte segura…
Se quedó estática al escuchar el sonido del sementó colisionar con el piso, seguidamente partirse en dos a sus pies.
Sí que se asustó, comprendiendo que debe de tener más cuidado.
Esta por agradecerle a la persona que la salvo. Al darse cuenta de quién se trata, se ha sorprendido, no esperaba verle en un lugar así, ni ella sabe cómo termino aquí.
Aun la sujeta fuertemente sabiendo que ya la salvo de un peligro inminente, no la suelta, sabiendo que ya se ha percatado de su presencia. Ver aquella mirada oscura desconcertada por lo sucedido le causa gracia, le parece extraño verla aquí en un sitio apartado, le parece poco interesante divagar en ello ya que tiene mejores cosas que hacer.
Goku – Ten más cuidado niña – le dice con gracia – no siempre estaré para defenderte – la suelta y pone sus manos en sus bolsillos.
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Su gruesa voz hace eco en su mente. Se pregunta que hace él acá puesto que ye se dio cuenta que ha llegado a una zona apartada, aquella mirada plateada la mira con desinterés y burla que la avergüenza y molesta.
Goku – Nada que te importe – corta – al menos me debes dar las gracias, acaso no tienes modales – sonrío con malicia.
Aquella mirada penetrante la inquieta, por el hecho de que ayer fue besada por ese que acaba de salvarle la vida, se queda en silencio unos segundos para pensar en si en verdad le daría las gracias, aunque toma en cuenta que la ha salvado de una muerte más que segura.
Milk – Yo no te eh pedido que me salves – se cruza de brazos, desviando su mirada de aquel. No puede darle las gracias, su orgullo se lo impide.
Goku – Bien – sonríe para darse la vuelta y proceder a irse, las ganas de seguir jugando con la azabache lo tientan pero se esperara solo hasta terminar otro asunto.
Se gira viendo como aquel desaparece en el pasillo, suspira aliviada ya que pudo zafarse de ese hombre rápido, aunque le ha quedado la duda de porque esta vez aquel perfecto hombre de presencia imponente se ha ido tan tranquilo sin haber insistido.
Intentará olvidar lo sucedido puesto que pronto deberá de asistir a su siguiente clase…
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_ Bahía de Tokio _
Cerca del mar se ubica una pequeña mansión que ha sido adquirida por nadie más que el Magnate Son quien se ha hecho de ella por asuntos meramente privados.
