Después del otoño, la noche se está volviendo más y más fría. Cheng Xia le tiene miedo a esas temperaturas, así que utiliza una chaqueta y se envuelve en una colcha para sentirse mejor. Pensar en el frío, en el invierno que se aproxima... Vuelve toda esta experiencia algo todavía mucho peor.
Cheng Xia ha sufrido mucho. Cuando era niño, antes de que su madre conociera a su padre, sus condiciones de vida eran muy malas. El trabajo de ella no era bueno, apenas les alcanzaba para comer. En el invierno, Cheng Xia dormía bajo los lavaderos públicos. Su debilidad comenzó allí.
Hay muchos recuerdos como estos últimamente. Cuando nadie lo amaba y no encontraba consuelo, todavía podía morderse los labios. Ahora, una parte de su sistema le dice que simplemente tiene que esperar. Li Zekun tal vez no ama a Tao Ran, pero no puede evitar amarlo a él.
Nunca ha podido dormir en un lugar extraño, pero su cuerpo ya está muy cansado. Las personas que están demasiado preocupadas son las que tienen más probabilidades de desfallecer. Parpadeó. A cada hora, el reloj a la distancia sonaría incansablemente. Pero cuando el último tic tac llegó a sus oídos, todo se desvaneció a su alrededor.
Como era de esperar, Li Zekun no contestó durante toda la noche.
En la mañana, cuando Tang vino a entregarle comida, Cheng Xia estaba en el sofá. Las manchas bajo sus ojos, se veían casi moradas.
—Tienes que descansar bien. —Tang Hao puso las cosas sobre la mesita de café—. Primero come un poco y después, ve a la cama otra vez.
Los ojos de Cheng Xia se posaron en él, agradeciéndole. Tang Hao también se apresuró a servir el jugo de naranja en unos delgados vasos de cristal, puso el medicamento que necesitaba en una bolsa de plástico grande y la colocó también sobre la mesa.
—Este es el medicamento que te administraban en el hospital. Todavía debes beberlo durante unos días. Tienes que hervir agua antes. Ven, te haré un poco de pasta.
—No tienes por qué molestarte. Puedes guardar la comida en el refrigerador, yo me prepararé algo después.
Tang Hao le dirigió a Cheng Xia una larga mirada, pero después sonrió.
—Hay muy pocos niños que estén dispuestos a cocinar para ellos mismos. —Miró la hora, estaba un poco apurado así que dijo—: Entonces me iré, nos veremos después.
Cheng Xia ignoró el vaso de agua de naranja y en su lugar, se bebió media taza de leche de soja caliente. Su estómago se sentía muy incómodo. Ignoró los medicamentos y después se puso en cuclillas en la verja de la ventana del balcón. Los ancianos jubilados de la comunidad paseaban a sus perros pequeños mientras caminaban tranquilamente. También había estudiantes y trabajadores que corrían para alcanzar el metro. Sus vidas son reales, ya sean dolorosas o felices, son claras y cambiantes. Crecen. Se adaptan.
Solo él no se siente así.
Al mediodía, Tang llegó de nuevo para ofrecerle dos bolsas gigantescas de frutas y verduras. Cheng Xia se apoyó contra el marco de la puerta y observó a Tang poner las cosas en el refrigerador, una por una.
—¿Voy a tener que quedarme aquí durante mucho tiempo?
Tang Hao se quedó en silencio por un momento.
—Puede que tengas que esperar un poco. Dios... Qiao Ming lo golpeó por ti. Puedo jurar que todavía lo tiene de rodillas.
Cheng Xia parpadeó.
—¿Por mí? Fue él quien te obligó a que me llevaras aquí. Fue él quien siempre me puso en peligro. Si ahora está pagando por ello, honestamente me alegro mucho.
Las acciones de Tang Hao se detuvieron y entonces miró a Tao Ran por un largo tiempo.
—Tienes razón. Aunque es un poco cruel decirlo así.
Tang Hao no regresó esa noche. Cheng Xia aprovechó esos momentos para limpiar una olla vieja. Quería hacer algunas comidas interesantes, pero al final terminó haciendo las mismas que ya conocía desde antes. Excepto por Li Zekun, no conocía a nadie que probara gustosamente las cosas que preparaba. Cheng Xia se sirvió un tazón y lo tragó poco a poco. El sabor de la pimienta era muy fuerte y la garganta pronto se le amargó. Cheng Xia bebió media olla de sopa y luego, sin querer, fue a vomitar en el baño. Sostuvo el lavabo durante mucho tiempo y no podía soportar el dolor que le recorría desde la cintura. Su cara se puso absolutamente blanca. En ese momento pensó que había tenido una especie de alucinación auditiva cuando escuchó un golpe en la puerta. Cuando se asomó, vio a unos policías vistiendo uniformes azules característicos de la provincia. Ellos forzaron la chapa y al final, terminaron por ingresar. Cheng Xia no estaba asombrado por esto, pero aparentemente ellos sí.
—Esta... Es una inspección de rutina.
—¿Tienen una orden?
El oficial que estaba afuera de la puerta exhibió los documentos y dijo:
—Recibimos un informe sobre actividad sospechosa. Dijeron que habían visto a un hombre extraño subir aquí recientemente.
Cheng Xia dudó por un momento, pero finalmente se decidió a decir:
—Yo soy la víctima, me encerraron aquí desde hace unos días.
Cuando Cheng Xia estaba sentado en la sala de interrogatorios de la policía, se dedicó completamente a indagar en los pensamientos que tenía más enterrados. Algunos policías vertieron agua caliente en el vaso desechable que tenía delante. Después de algunas preguntas que no llevaban a ningún lugar en concreto, Cheng Xia sostuvo la taza de agua caliente en sus manos. Supuso que Li Zekun podría tener algo que ver, pero el hombre no ha aparecido. ¿Qué significa entonces? Estaba un poco asustado, con la cabeza baja y un pequeño estremecimiento que crecía desde las plantas de sus pies. Los labios que no deja de morder cambian de blanco a rojo y finalmente se vuelven pálidos otra vez.
Cheng Xia levantó la cabeza, y pronto el sonido de su corazón pasó a ser más rápido y pesado. ¿Qué pasa con ese sonido? La resonancia es tan fuerte que no puede escuchar nada fuera. Su cerebro parece a punto de colapsar y, cuando eleva la vista y mantiene los ojos en la puerta... Un cuchillo afilado se le entierra en el corazón.
No lo había visto durante cuatro años... Pero se miraron a los ojos de nuevo. El barro que estaba cubriendo completamente su cuerpo se había esfumado por el agua que significaba su presencia. Pero él no estaba ni enterado. Li Zekun caminó lentamente hacia su cuerpo. El cuerpo más delgado que antes, el rostro sereno, su voz sombría y lenta.
—Vamos.
Cheng Xia tarda en reaccionar. Se levanta y deja que su cuerpo experimente un momento de pánico. Cheng Xia quiere correr para darle la mano, quiere sostenerlo, abrazarlo y decirle: «Aquí estoy, mi amor. Soy yo». Sin embargo, antes de darse cuenta es arrastrado dentro de un coche. Y allí fue cuando Li Zekun finalmente habló:
—¿Estás bien?
—Me lastimaron... Ahora me duele el cuello.
Cheng Xia golpeó suavemente la gasa blanca en su cuello con las yemas de los dedos. Tenía los ojos húmedos.
—Tus métodos para conseguir lástima están mejorando... Si quieres ir a la escuela, puedo transferirte a otra.
—El médico dijo que no podía esforzarme tanto.
—...
El indiferente semblante de Li Zekun se borró, y el dolor en la oscuridad de sus pupilas no se pudo ocultar.
Las pestañas de Cheng Xia temblaron, débiles e inocentes.
—No te mentí, mira.
Extendió la mano para rasgar el vendaje, la fuerza de sus dedos fue demasiado exagerado, pero su rostro no mostraba demasiado dolor. La gasa blanca se despegó para mostrarle el color rojo de su sangre, y Cheng Xia resopló ante el horrible ardor que eso le generó.
Li Zekun tembló y se aventuró a tocar el cuello de Cheng Xia. Luego se atrevió a mirarle a los ojos.
—¿Qué te hizo?
Cheng Xia se lanzó a los brazos de Li Zekun, el cuerpo del hombre se tensó, pero no se atrevió a empujarlo.
—¿Duele?
Li Zekun recuerda que este pequeño niño es completamente delicado. Ante cualquier cosa que genere dolor, Tao siempre lloraba y se tensaba. Está seguro de que le fue difícil soportar una lesión tan larga.
—No me duele... —Cheng Xia miró nuevamente a los ojos de Li Zekun y con gentileza dijo—: No me dolerá más... Si me sostienes otra vez.
Li Zekun suspiró por un largo tiempo. Su voz era leve y también, se escuchaba atormentada.
—¿Qué estás diciendo? No te elegí. No te elegí en ese almacén... ¿No me vas a odiar? ¿No es eso lo más prudente?
Cheng Xia negó con la cabeza... La verdad es que originalmente quería hacerlo. Si todavía hubiera un poco de Tao Ran con él, tal vez lo culparía. Pero no puede pensar en eso ahora. No puede porque lo recuerda y entiende lo que dijo esa vez... En el corazón de Li Zekun, todavía era el primero. No Tao Ran, Cheng Xia era su todo. Con tal pensamiento, incluso la necesidad de estar celoso desapareció.
—No me dejes por segunda vez o yo voy a dejarte enserio. —Cheng Xia levantó la vista y besó la mandíbula de Li Zekun—. Y para ese entonces, haré que te guste lo suficiente como para que te duela en serio.
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Nadie se vuelve a encontrar.
Teen FictionLos diez años en que más te amé "Nadie se vuelve a encontrar" Es una historia sobre reencarnación. Xia murió, pero volvió. Jiang murió, pero volvió. Las personas que tienen asuntos pendientes o murieron de forma trágica, reencarnan de esta manera s...