capitulo 67

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Cheng Xia preguntó:
—¿Cómo murió?
—Se cortó las muñecas. —La voz de Jane es muy ligera. El niño frente a él parece tener los mismos problemas espirituales que ella, así que sin darse cuenta termina contándole—: Pero nunca estuvo realmente vivo. Era demasiado aburrido. Hace cuatro años, después de que murió su amante, era como un alma en pena. Esto solo es un alivio.
Cheng Xia se sorprendió.
—¿Su amante murió hace cuatro años?
Jiang Wenxu fue a la casa de Li Zekun aquella vez, ahora lo recuerda. Se dio cuenta entonces de que la médula ósea que utilizó era para él. Pero… por otro lado, realmente le temía a la muerte. Temía dejar a Li Zekun, incluso si sentía dentro suyo que no debía aceptar esa médula. Li Zekun le dijo que la otra persona no estaba tan enferma como él y que la siguiente médula ósea que estuviera disponible, iban a entregársela. Cheng Xia nunca pensó que He Zhishu moriría casi al mismo tiempo que él, en el invierno.
Jane sintió que su reacción fue un poco extraña. Le preguntó:
—... ¿Li Zekun te contó sobre He Zhishu?
Cheng Xia no supo qué decir. Jane no preguntó más, él no parecía una persona a la que le gustara charlar. El corazón de Cheng Xia está un poco caótico y la repentina noticia de la muerte lo hizo sentir muy incómodo porque recuerda haber sentido su alma... Unos cuantos segundos. Trascendió y él se quedó allí. Cheng Xia está pensando inexplicablemente que, si no hubiera regresado, si no hubiera existido un Tao Ran en la vida del hombre… Li Zekun hubiera tenido los mismos días desesperados que tuvo Jiang Wenxu, ¿verdad?
Ahora no sabe si lo que está pasando es un alivio o un castigo.
Para los enfermos, la muerte no fue el final. Pero para los vivos se convirtió en una tremenda agonía.
✤✤✤✤✤✤
En la noche, su teléfono no dejaba de sonar. Finalmente, y después de mucho pensarlo, miró el identificador de llamadas. Era una serie de números particularmente familiares, pero Cheng Xia realmente no puede recordar quién es. Dudó unos segundos y luego atendió.
—Hola.
La voz de Qiao Ye se transmitió desde el otro lado del auricular. Hubo un poco de frialdad y de una potente ira.
—Me mentiste.
Cheng Xia se sobresaltó, sin embargo, sintió que no debía tener miedo. No le debe nada a Qiao Ye.
—¿Qué quieres?
—Me dejaste sostenerte, pero después tomaste mi teléfono móvil. —Qiao Ye parecía decir esta oración para sí mismo, luego simplemente susurró—: Eres tan... No creí que te gustara engañar a la gente. No pensé que fueras a mentirme.
Cheng Xia cuelga. Nunca había visto a un adolescente que fuera tan difícil. Su carácter es tan fuerte que siente que no puede soportarlo. En el momento de su encuentro, estuvo conviviendo con la suavidad de Tao Ran. La parte que le pertenecía a ese niño, pensó que era un buen hombre y se mostró dispuesto a comprarle un regalo y comer con él. Xia, sin embargo, tiene la certeza de que debe mantenerse alejado de él. El problema con Qiao Ye es realmente demasiado grande. Comenzando con los eventos recientes, terminando por los recuerdos del pasado. Cuando lo seguía igual que un perro, uno rabioso.
El teléfono sonó nuevamente y Cheng Xia no contestó. Estaba pensando en apagarlo, pero al final opinó que no era necesario. Según él, Qiao Ye no es de los que insiste durante mucho tiempo.
El tono de llamada se detuvo y le siguió un mensaje de texto breve e inexplicable.
Cheng Xia recibió una fotografía: Era un documento. Tenía una marca roja en la parte superior y estaba compuesto por casi diez capítulos.
«Todo mi equipo de inspección está buscando pruebas».
Qiao Ye es un verdadero descarado. Toma este tipo de cosas para amenazar a las personas y no teme manipular las cosas reales para perjudicar a Li Zekun y a él. Sin embargo, según el entendimiento que tiene Cheng Xia de Qiao Ye, continúa pensando que no es tan peligroso como parece. Es cierto que la maldad de Qiao Ye se despilfarró desde la infancia. Pero siempre sintió que todas las consecuencias que esto podría traerle eran absolutamente soportables.
«Te esperaré a las 8 de la noche en el callejón opuesto a la escuela. Si no vienes, tampoco vas a poder ver a Li Zekun nunca más».
Cheng Xia miró el último mensaje de texto durante un largo rato. Después de que el celular se oscureció, la pantalla negra mostró el reflejo de su alma perdida. La cara de Tao Ran es muy bonita. Cheng Xia extendió la mano y tocó suavemente sus pómulos. Las pestañas que tenía eran muy largas y sus ojos parecían avergonzados cuando sonreía. Tenía un sano color melocotón, algo que Cheng Xia jamás tuvo... Esta cara es un poco más gordita, y se ve suave y tierna a primera vista.
—Carajo, voy a ir —murmuró Cheng Xia antes de prender una vez más el teléfono. Ingresó a su Weibo y observó la foto de Li Zekun, la que había tenido como avatar durante mucho tiempo—. Tao Ran es mucho más guapo. Es definitivamente del tipo que te gusta. ¿Verdad?
Cheng Xia revisó algunas fotos animadas y finalmente colocó a Zhang He del juego Dynasty Warriors. Si hubiera puesto a Jerry como lo tenía planeado, todo se sentiría un poco más emocional.
Estiró los brazos y puso su teléfono móvil en el bolsillo lateral de su chaqueta. Después, fue directo a cambiarse los zapatos... Y salió de la casa sin hacer demasiado ruido.
Eran pasadas las 8 de la noche. Cheng Xia tomó el autobús para ir al metro y caminó un largo tramo en la oscuridad. Cuando llegó, eran poco más de las 9. Se quedó en la puerta de la escuela por un tiempo y de repente se permitió perderse un poco en sus pensamientos. En ese momento, no estaba completamente centrado en lo que estaba pasando a su alrededor y el clima, que era tan caluroso como un sauna, solo logró atontarlo más.
Recordó que había ido a comer ollas de arroz con Ye y luego recordó también que a veces iban a comprar helado. Ayudaba a Tao con matemáticas, lo llevó al hospital cuando no podía soportar el dolor de estómago... Era realmente lindo, considerando que Li Zekun nunca había hecho algo tan encantador con él en los últimos meses.
Fue, incluso un poco romántico.
Cheng Xia mostró una leve sonrisa y caminó lentamente hacia el callejón. Observó un Chevrolet y luego vio como Qiao Ye bajaba del asiento del conductor vistiendo un suéter de la marca Tide y una gorra de béisbol que le cubría los ojos. Su porte, la manera en la que caminaba en su dirección, sus labios acomodados en una línea recta... Era obvio que estaba enojado. Y era más que obvio que Cheng Xia no lo conocía tan bien como creía.
Cheng Xia retrocedió unos pasos, por puro instinto... Estaba corriendo para cuando Qiao Ye logró taclearlo y luego le asentó una fuerte patada en el estómago.
—¡¡¿Estás huyendo?!!
Xia jadeó exageradamente. Qiao Ye lo volvió a patear.
—¡¡Me mentiste!!! ¡Hijo de puta! ¡¡¡Me mentiste y luego te llevaste mi teléfono móvil para enviar el modelo del auto y la ruta que seguías!!!

Nadie se vuelve a encontrar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora