capitulo 18

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Tao Ran se echó a reír, sus ojos se curvaron hasta formar una línea delgada y pronto, la luz del exterior le hizo parecer como si estuviera brillando también. Se ve increíblemente puro y absolutamente sincero en cada una de las cosas que hace. Qiao Ye se aproximó sin que pudiera evitarlo, y colocó cariñosamente su mano en la parte superior de la cara de Tao Ran. La primera reacción de Tao fue estremecerse.

—¿Qué pasa?

—Eres igual a un conejo que tuve. —Qiao Ye retiró su mano—. Era blanco, como la nieve. Pero bueno, mi hermano terminó por perderlo. Demonios, mi hermano perdía todo... —El tono era bastante resentido, triste... Los dedos de Tao Ran temblaron y después de pensarlo unos segundos, también estiró el brazo y le pegó en la boca.

—¿Quién es un conejo? Idiota.

Qiao Ye suspiró.

✤✤✤✤✤✤

Qiao Ye odia al profesor de historia y se arrepiente inmediatamente de haber regresado. Prefiere mil veces jugar con su teléfono celular que verle la cara. Tao Ran, por el contrario, es muy serio respecto a la clase. Siempre lo escuchaba y siempre anotaba los datos más interesantes... Ahora, en la segunda mitad de la clase, inesperadamente se acurruca contra su pupitre. Sintió una leve incomodidad en el estómago que era difícil de ignorar.

Al principio el dolor era muy esporádico y podía ser tolerado, pero cuando la incomodidad comenzó a extenderse, descubrió que el malestar había escalado por su cuerpo tan rápidamente como si fuera un incendio forestal. El hormigueo ardiente comenzó a elevarse hasta la cima de su pecho, trepó por su garganta y pronto comenzó a tener muchas ganas de vomitar.

—¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan pálido?

Qiao Ye se sorprendió cuando accidentalmente se encontró con la mirada de Tao Ran.

Tao Ran presionó una mano contra su abdomen, su voz era baja.

—...Me duele el estómago.

La cara de Qiao Ye cambió y suspiró.

—Estúpido, te dije que no podías terminarte toda la olla tú solo.

El profesor de historias se quedó en silencio y arrugó las cejas.

—Qiao Ye. ¿Qué cosa estás murmurando? ¿Su conversación es más importante que mi clase?

Qiao Ye se levantó rápidamente.

—Mi amigo está enfermo y sí, eso es más importante para mí ahora.

—¿Por qué el señor Tao no me dijo que estaba enfermo?

Qiao Ye parecía tener una habilidad especial para explotar de inmediato.

—Pero, ¿qué está diciendo? ¡¿Cómo puede él decirle eso si ni siquiera se puede levantar? —Se inclinó y puso el brazo de Tao Ran sobre sus hombros—. Vamos.

El maestro no parecía dispuesto a dejar que le hablara de esa manera e hiciera lo que le diera en gana... Pero había escuchado rumores sobre Qiao, y todos ellos contenían sangre y ambulancias. El maestro quiso reprenderlo un montón de veces mientras le miraba abandonar el salón, pero ciertamente no sabía cómo hacerlo y terminó por dejarle el camino libre.

Tao Ran salió y tomó una enorme bocanada de aire. Dijo débilmente:

—No te metas de esa manera con el maestro...

—¡¿Y qué demonios me importa el maestro!? —Qiao Ye le gritó.

Tao Ran tenía para ese momento una fina capa de sudor frío cruzándole la frente.

Nadie se vuelve a encontrar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora