capitulo 6

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Li Zekun llevaba una chaqueta formal de la compañía. Fue al cuarto de lavado, la remojó y finalmente pensó que sería mejor enviarla a la tintorería al día siguiente. Quería tomar una ducha de inmediato, pero sus pensamientos se volvieron en su contra y decidió mejor secarse el cabello con una toalla. Li Zekun originalmente pensó en Tao Ran por un tiempo. Tenía en mente ponerle correas como si se tratara de un caballo, para que el pequeño sumiso supiera que no era buena idea quedarse allí con él. Pero al final, se convirtió en una "buena persona", sacudió la cabeza y, extrañamente, tuvo ganas de llorar.
Cuando Li Zekun abrió la puerta, Tao Ran estaba congelado en su lugar. En realidad, se veía muy hermoso, pero ahora su cara estaba demasiado pálida y sus labios tampoco tenían color. Estaba goteando por todos lados.
—Eres un problema. —Li Zekun le tiró una toalla a la cabeza y le indicó que entrara en la habitación. Tao Ran murmuró un «gracias» con la mirada agachada—. No ensucies las cosas, mañana te buscaré un lugar para vivir.
Li Zekun insistió nuevamente en ello, esta vez antes de ir a la ducha. Tao Ran miró la espalda de Li Zekun y experimentó un poco de dolor, pero el dolor no era algo escandaloso porque se sentía más bien como si fuera una añoranza. Tao sintió desde el inicio que todo este asunto era realmente ridículo. ¿Dónde encontró la confianza para pedirle algo así? Desde su primer encuentro sintió que Li Zekun sería bueno con él... Después de ser golpeado dos veces con sus palabras sin ser correspondido, Tao Ran comenzó a comprender el peso de su equivocación.
Tao Ran caminó por un momento, pensando en el abrigo caro de Li Zekun que estaba mojado por la lluvia. Al final no lo meditó demasiado y se dirigió a la cocina. La casa estaba realmente vacía, pero aun así se las arregló para conseguir azúcar morena y jengibre. Ni siquiera se detuvo a observar detenidamente su creación, al momento siguiente ya la estaba terminando.
Tao Ran recientemente se ha ralentizado un poco, pero siempre encuentra la información necesaria para poder recuperar su identidad original. Su memoria antigua se está volviendo cada vez más clara y, después de un tiempo, Tao Ran comenzó a preguntarse si estaba enfermo de algo.
Cuando Li Zekun salió, Tao Ran estaba cocinando a fuego lento en un tazón de porcelana blanca. Una sopa de jengibre glaseada roja chisporroteaba en la estufa.
—¿No te dije que no se te permitía manipular las cosas?
Aunque Li Zekun estaba reprendiendo a Tao, no tenía un tono demasiado arrogante en su voz. Solo estaba acostumbrado a no mostrar buena cara a las personas de su clase.
—Lo voy a guardar en el refrigerador. —Tao Ran puso cuidadosamente el tazón sobre la mesa—. Si no quieres beberlo ahora, solo bastará con calentarlo después.
Li Zekun se estremeció. A Cheng Xia le gustaba la sopa singularmente extraña porque tenía una dieta medicada. Bebía té de hierbas, sopa de jengibre, dulces naturistas... Lo hacía todo el tiempo, aunque la mayoría de las veces los resultados no fueron los esperados. A él mismo no le gustaba, pero fue obligado en más de una ocasión a terminarse una olla entera. Li Zekun siempre fue bueno para Cheng Xia, y no tuvo problemas jamás en sonreírle mientras comía todo a su lado.
—Dame un tazón —dijo Li Zekun, su voz era muy suave, y había cierta ternura que no encajaba con él.
Tao Ran también dijo:
—¿Se ve tan bueno como para que quieras probarlo también?
Parecía muy sorprendido por su gentileza. Sus ojos comenzaron a brillar
—Ve a lavarte, no me gusta que estés tan sucio.
Li Zekun no quería verlo por demasiado tiempo, pero sentía que estaba más avergonzado por su presencia ahora que hace unos minutos. Tao Ran entró al baño y no pudo evitar pensar profundamente en todo lo que estaba viviendo. En los tazones de jengibre, en los momentos en que no rechazó su proximidad. No quería admitirlo, pero estaba orgulloso de sí mismo. De sus pequeños avances.
Al salir del baño, se encontró con que Li Zekun dormía en el piso de la sala de estar cuyos ventanales estaban cubiertos con alfombras grises, largas y lisas. El viejo problema de Li Zekun era que se sentía cansado y con sueño en un día lluvioso. Para este momento, la lluvia no se ha detenido, el cielo está nublado y las pequeñas gotitas caen sobre el vidrio escandalosamente. Tao Ran caminó con suavidad, y no se apareció frente a Li Zekun por un tiempo.
Li Zekun se dio una ducha más tarde y se colocó la misma pijama. La bata estaba anudada por la cintura. Debajo de su clavícula, los músculos lisos parecían ser suaves. Se veía bien, fresco y guapo. Pero ya no le interesa verse fresco y guapo. Li Zekun es lento, aburrido e introvertido ahora. Todo rastro de la persona que antes era fue absorbido por un agujero oscuro hace ya cuatro años.
La cabeza de Tao Ran duele un poco, ocupado con los pensamientos confusos que comienzan a surgir, lentamente se sienta frente a Li Zekun. No supo qué hacer por un momento, se sentía en un ambiente agradable, o simplemente muy feliz por la simple existencia del hombre que tenía delante. Tao Ran, inconscientemente extendió la mano para desatar el cinturón de la bata de Li Zekun, dudando en poner las manos en su pecho o directamente debajo de la tela, en su abdomen.
Li Zekun se siente como un gato que ha sido pisoteado en la cola o como un niño que ha sido objeto de burlas por parte de un compañero escolar. En ese momento, su expresión es absolutamente aterradora, tomó la mano de Tao Ran con la suya y con la otra le dio una bofetada en la cara sin dudarlo.
—¡No me trates como si estuviéramos en tu jodido club nocturno! —dijo.

Nadie se vuelve a encontrar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora