capitulo 83

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El dormitorio principal en el segundo piso estaba cerrado con llave, y Li Zekun abrió la puerta utilizando la suya. La habitación estaba cubierta con pesadas cortinas para que no entrara la luz. Cheng Xia fue a abrirlas y el sol brilló a través de la habitación y el polvo triturado sobre el piso se volvió irremediablemente notorio.
Al ver la caja con las cenizas, no había muchas sensaciones recorriendo su cuerpo. No tenía miedo y no existía tampoco angustia, como la última vez que lo tuvo consigo. Esto puede significar que una parte del alma de Cheng Xia, que todavía estaba atorada en la urna, y Cheng Xia se fusionaron al final. Él está completamente entero ahora.
Cheng Xia miró fijamente la caja durante un rato, y solo fue capaz de sonreír durante un buen rato.
—Poder ver mis cenizas... Es una experiencia realmente rara. Ojalá sea el primero en hacer esto.
Li Zekun se sentó en la cama y observó a Cheng Xia. Sus ojos siempre han estado enfocados en él, y son amables. No importa cuándo, ni de qué manera, mientras ese niño esté reflejado en sus ojos, él será siempre Cheng Xia.
—Hice que mi gente encontrara un buen lugar. Lo enterraré algún día.
Cheng Xia tiene algunos enredos con eso.
—Cuando yo muera, entonces habrá dos cadáveres allí. Y eso será, un poco aterrador.
Li Zekun comenzó a reír y sus cejas se juntaron cuando sonrió de una manera muy, muy amplia. Para Xia era aterrador, pero para Zekun era una imagen graciosa.
—Van a enterrarme contigo, así que serán tres personas. Tal vez, deba mandar a escribir los nombres de todos en una lápida gigante para llamar la atención de la gente que pase por allí...
—Eso es conveniente para ti, llamar la atención de la gente.
Cheng Xia se apresuró a ir a sus brazos para jugar con el cuello de la camisa de Li Zekun, y Li Zekun lo apretó contra su pecho. Golpeó el cuerpo de Cheng Xia con el suyo, sonrió y mordió el lóbulo de su oreja también. Cheng no es sensible, pero encoge el cuello y comienza a reír.
—¿Recuerdas la vez en qué te conocí? —Los labios de Li Zekun se frotaron a lo largo del cuello de Cheng Xia, y el niño sonrió vagamente—. Cantaste con mucha energía en el karaoke.
Cheng Xia siente que Zekun le está haciendo una broma, pero esas palabras le hicieron regresar en el tiempo. Cuando vio a Zekun y pensó que era especialmente malo. Cuando comían manzanas, cuando lo obligaba a cantar sobre la cama: "En el desierto de la esperanza",Li Zekun lo agarró por el cuello para bloquearle los labios con la boca... Y luego besó la línea de su mandíbula. Murmuró la frase: «La primera vez que te vi, por el desierto... Escuché la primera canción, la melodía de la arena que me hizo pensar que yo puedo amarte un poco más después de todo. Amor a primera vista...»
Cheng Xia está feliz. Feliz de escucharlo, de sentir su pecho agitandose. De abrazarlo en la cama que una vez le perteneció. Todo huele a hojas, polvo y a  la colonia de Zekun... Cheng Xia comenzó entonces a quitarse la ropa, a posicionar sus piernas a ambos lados de las piernas de Zekun, y entonces un par de manos tuvieron que sostenerlo de la cadera. Li Zekun no podía soportarlo. No resistía la excitación cuando esa persona se iluminaba de inmediato. Tan hermosamente.
Los dos hombres no estaban preocupados por la hora y parecen incluso dispuestos a permanecer allí por toda la tarde. No había luz en la habitación y Cheng Xia estaba envuelto firmemente en sus brazos. Sus manos apretadas, su voz absolutamente ronca.
—Vamos a intentar... Regresar a Tao Ran también.
Li Zekun levantó las cejas.
—Oye... Si querías llamar mi atención hubiera sido mejor utilizar un método menos extraño.
—¿Qué? —Cheng Xia lo aplastó con su peso cuando se movió—. ¿Es muy raro decir eso ahora?
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Cheng Xia es chapado a la antigua, muy de la segunda generación. No tiene demasiados valores sociales, y tampoco puede decirse que se incline por alguna religión en particular.
Pero seguramente hay un Dios, y muy seguramente también puede escucharlo.
Cheng Xia estaba un poco avergonzado mientras hablaba con Li Zekun.
—No lo hago para compartirte con él, si acaso funciona... Aunque sé que te gusta mucho Tao Ran.
Li Zekun lo cortó:
—De todos modos ya no será el cuerpo de Tao... No soy un tonto, Xia. ¿Qué estás diciendo? Además, no sé qué hacemos. ¿Un ritual? Cuándo pedí por ti... Oraba mucho, con desesperación. Rezaba todos los días, en realidad.
Cheng Xia se sonrojó pero Li Zekun tenía la cara llena de inocencia.
—Este es el momento en el que te beso, te digo cuánto te amo y me dices que tú también.
La boca de Cheng Xia no reaccionó. No sabía por qué, pero su corazón estaba completamente deprimido.
El domingo en la mañana, Cheng Xia acompañó a Li Zekun a enterrar la caja de cenizas. También fueron a pedir por un milagro. Ninguno sabía que hacer con exactitud, pero Li Zekun quemó mucho papel moneda de color dorado. Prendió incienso, rezó y recordó las palabras que los monjes taoístas le dijeron esa vez. Cheng Xia sabe claramente que Li Zekun no cree por completo que los espíritus —o Tao Ran— acepten la caja de cenizas como un tipo de intercambio... Pero al final, si funcionó una vez, ¿por qué no intentarlo una segunda?
Cheng Xia siente... Qué todos merecen una segunda oportunidad. Igual que él, igual que Li Zekun.
Justo antes de que abandonaran el cementerio, había un guardia a cargo que detuvo a los dos. Sonrió al reconocer a Zekun y los llevó con un general militar en el lado oeste.
—La señora dijo que estaría por aquí. Si no le molesta, le gustaría que la acompañara a comer más tarde.
Li Zekun y su madre son absolutamente cercanos. Su madre sigue en el negocio de joyería en Shenzhen, pero la cantidad de llamadas que le hace oscila entre tres a cuatro por día. Obvio sabía que estaba allí. El tiempo más largo en el que Li Zekun permaneció con ella desde su nacimiento, debió ser en el momento en que Cheng Xia murió. Se quedó a su lado durante medio año.
Li Zekun miró el teléfono móvil. De hecho, tenía varias llamadas perdidas. La más reciente a las 7:00 de la mañana. Anoche había tenido miedo de despertar a Cheng Xia si contestaba, así que había puesto el móvil en silencio y al despertar, simplemente lo olvidó.
—Vamos a ir a ver a tu suegra.
Li Zekun extendió su mano hacia Cheng Xia. Él está un poco nervioso, y no reparó en qué la llamó “Tu suegra”.
—No quiero verla. —Cheng Xia arrugó la frente, parecía que realmente le guardaba rencor—. Lo mejor que le pasó, fue que me muriera y ahora... Tengo esta cara y hay un montón de fotos y videos en internet donde se me ve divirtiendo a varios hombres en un privado.
Li Zekun le acomodó el pelo y sonrió... Aunque era doloroso recordar todo eso.
—Entonces...No tiene otra opción que aceptarlo.
Esta mujer tiene un poco de amabilidad y afecto inexplicable hacía todos los actos que incluyan a Li Zekun, así que tal vez funcione. Comparada con ella, Cheng Xia le tiene incluso más miedo a Li Zhiqi.

Nadie se vuelve a encontrar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora