Capítulo 5 - Amistad

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La vida te abofetea y a la vez te levanta. Se podría describirla como un intenso mar de suertes y desgracias que te van ahogando y a la vez salvando. Es extraño, pero al mismo tiempo fascinante.

Para algunos la vida les sonreía en cada momento, ofreciéndoles de regalo un día lleno de felicidad, tal como pasaba con Mangel ante los ojos de Rubén.

Pero a Rubén la vida apenas le estaba dando un respiro de su mar incontrolado de soledad. En toda su vida el trataba con todas sus fuerzas de nadar para lograr sobrevivir. Antes se miraba sin esperanza, pero ahora podía sonreír, mirar hacia adelante y sobrevivir. Aún así se sentía inseguro en algunos detalles.

Para Rubén era sorprendente ver la facilidad con la que Mangel invitaba a la conversación a los dos chicos. Como si disfrutaba y degustara cada palabra que salía de su boca y le alegrara escuchar las respuestas ante estas. Mientras que Rubén apenas podía mantener la mirada. Aunque no sabía por qué se seguía sintiendo extraño.

Volvió a alzar la mirada para encontrarse otra vez los ojos de Samuel mirándolo con una pequeña sonrisa. Era escalofriante, hasta tal punto de que se sentía intimidado.

¿Acaso se estaba burlando de él?

Rubén solo lo miro con frialdad y volteó la vista a Mangel que mantenía la conversación con Guillermo.

Por su parte Samuel dejo de mirar al rubio cuando apartó la mirada.

- ¿Entonces qué van a hacer? - Dijo Guillermo hacia Mangel - ¿Les gustaría ir con nosotros a casa a jugar?

- Uff me encantaría pero invité a Rubén a mi casa para que me ayudará con mi tarea. - Dijo el de gafas. - Quizás después vayamos.

- Vaya... no pensaba que Rubén fuera tan buen estudiante. - Dijo Guillermo con tono burlesco - Vale. Si algo llamas a mi puerta. Hasta luego.

Guillermo y Samuel se despidieron con un gesto de la mano. Mangel les devolvió el gesto y Rubén solo les sonrió.

- Venga Rubén. Terminemos este trabajo para después hacer algo. ¿Te parece? - Dijo Mangel.

- Claro.

Mientras Rubén subía al cuarto de Mangel no pudo dejar de sentirse un poco culpable por no dejarlo divertirse con Guillermo. Pero no era su culpa, además Mangel fue el que lo invitó ¿Verdad? Pero ese sentimiento de culpabilidad ya lo tenía impreso Rubén desde el comienzo de su existencia así que era "normal" para él sentirse culpable por pequeñeces.

- Rubén ¿Te parece si primero trabajamos en el ensayo de literatura?
Ya tengo algunas ideas anotadas así que ¿Qué tal si lees lo que tengo para trabajar sobre ello?

- V-vale. Está bien.

Rubén leía cada palabra escrita por su amigo y se dió cuenta de inmediato que no era el mejor usando los adjetivos y sustantivos dentro de una oración. Luego de unos minutos le dijo su veredicto final.

- ¿Que te parece? - Pregunto el de gafas con una mirada emotiva hacia Rubén.

- Pues... Yo te diría que... Lo mejor es que empieces de cero, pero con la misma idea.

- Venga hombre ¿Tan malo soy escribiendo? - Se burló Mangel de sus propias habilidades de escritura.

- No te diría que malo... Pero deberías mejorar. Mira te explico.

Luego de unos 15 minutos reescribiendo y explicando el correcto uso de las palabras Rubén termino escribiendo la introducción con buena coherencia.

- Y así queda.

- Vaya Rubén. Eres muy bueno en esto. Te debería seguir llamando para que hagas mis trabajos. - Soltó una risa Mangel hacia su amigo.

Pero para Rubén no le hizo mucha gracia que digamos. Ese comentario hizo que alimentara más su sentimiento de culpabilidad.

- P-pues si quieres... - Rubén tragó saliva sintiéndose incómodo. - Me dejas terminar tu ensayo y vas a jugar con Guillermo...

Esas palabras le tomaron por sorpresa a Mangel que lo miraba sorprendido al pobre de Rubén. No esperaba esa respuesta.

- Que no te voy a dejar aquí solo haciendo mi trabajo. Vamos, eres mi amigo.

Rubén apenas procesaba a estupidez que le había dicho a Mangel. Tremenda idiotez dijiste Rubén, se dijo en sus adentros.

- ¡Lo siento!¡Lo siento! - se disculpó Rubén. - Es solo que... Ví que querías jugar con Guille y bueno...

- Si pero no te dejaré. Eres mi amigo y ahora mi invitado.

Era conmovedor el trato de Mangel a Rubén. En definitivas el mejor amigo del planeta.

Ambos terminaron el ensayo de Mangel en 40 minutos. Junto con las ideas del de gafas con las correcciones que le hacía el rubio terminaron un ensayo no menos de 8 páginas. Perfecto.

Cuando terminaron bajaron a la cocina a comer.

Algo que aprendió Rubén de su amigo es que tenía buenos dotes para la cocina. Hizo un almuerzo digno de un hotel de 5 estrellas. Preparó para el almuerzo unos spaghettis al ajillo. Deliciosos.

- Oye ¿Al final que pasó con Alex? Lo ví mal en la fiesta. - Le preguntó Rubén a Mangel mientras se metía un bocado de la pasta.

- Nada. Solo lo deje dormir en mi cuarto y al día siguiente lo eché. Alex siempre ha sido así en las fiestas, que no te extrañe que tengas que cuidarlo. - Se rió el de gafas.

Rubén también se rió por el comentario.

- No sabía que fueras tan bueno en la escritura. La verdad es que te veía a simple vista como un vago. - Le dijo Mangel.

- Si bueno... Cuando era niño me gustaba leer mucho. Supongo que es por eso.

- Genial.

Rubén sabía de antemano que la  percepción que tenían las personas hacia él era de alguien poco atento y solitario. Lo sabía por qué esa era la imagen que quería proyectar. Pero ahora lo había cambiado con Mangel, Alex y posiblemente con Guillermo. Se podía decir que se sentía aceptado de esta forma, aunque era un poco raro. Eran demasiados cambios en su vida en tan poco tiempo.

- Vale. Es momento de ponerte un apodo Rubén. - Dijo Mangel.

- ¿Qué? - Preguntó Rubén con cara de extrañeza

- Venga. Esto también lo hice con Alex. Mírame por un momento directo a los ojos.

- Esto es un poco extraño...

- Funciona tío. Hazme caso. Haber. Mírame.

Y muy extraño.Rubén le miro directo a los ojos con una cara de incomodidad. No esperaba esa orden de su amigo.

Mientras Mangel le analizaba toda su cara Rubén sentía que su corazón le iba a salir del pecho, no estaba acostumbrado a esta forma de contacto visual. Su amigo era raro.

- ¡Lo tengo! - Gritó Mangel a lo que Rubén se asustó - Te llamaremos Rubius.

| People (Rubegetta) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora