Capítulo 15 - Humanidad

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¿Por qué las personas son tan extrañas? ¿Acaso Rubén era el único que notaba las diversas actitudes que tomaban las personas en este mundo? ¿Por qué algunas eran buenas y gentiles y otras eran hostiles y groseras?

No era la mejor persona del mundo, ni se sentía cerca de serlo, pero al menos adoptaba una actitud no tan... Extraña.

Por eso es que se mantenía alejado del mundo, por sentirse agobiado por esas millones de emociones a su alrededor, por la alborotada realidad que le hacía doler la cabeza y el labio.

Samuel se acercó feliz hacia el de ojos verdes que seguía en shock ahí de pie. No pensaba que se encontraría en el mismo sitio. Casualidad.

— ¡Rubius! ¿Cómo es- ? — Y vió más de cerca la cara y el labio roto del de cabello rubio. Con la mirada ahora de seriedad le puso una mano delicadamente en la cara para examinarlo. Después reaccionó— ¿...Eso te lo hizo mi hermano?

Rubén ya no sabía qué decirle. El repentino acto del mayor le hizo entrar un hormigueo en todo el cuerpo, una sensación electrizante pero que asustó al menor. Era extraño y por unos momentos solo lo miró sin darle una respuesta.

— S-si... — Dijo para después apartarse del tacto de Samuel y retroceder un poco. — No fue nada.. desc-

— Se las verá conmigo cuando llegue de la escuela. — Dijo furioso Samuel.

— ¡N-no! Por favor. No quiero que se meta en más problemas... — Dijo Rubén, aunque la verdad era que no quería otro malentendido con el azabache. Intentó cambiar la conversación para que no se sintiera ese ambiente tenso. — Supongo que vienes a almorzar. !S-siéntate conmigo, si quieres! — Y casi inmediatamente quiso contradecirse.

Samuel le pareció algo repentino ese cambio pero supuso que era para seguir la plática. Aceptó y ambos se fueron a sentar. Samuel pidió la carta para ir eligiendo qué comer.

— ¿No deberías estar en la escuela? — Decía burlón Samuel, sonando como un padre.

— No quise ir la verdad... Necesitaba un descanso.

Y Samuel se sintió mal al oír eso. Sabía por qué no iba y el culpable de todo eso habría sido el moreno.

— En serio lamento que Guillermo se haya comportado así contigo. Y lamento también haberte metido en esto.

— No te disculpes. Yo me ofrecí... — Y Rubén soltó una sonrisa, aunque luego se le vino a la mente la mirada triste de Guillermo. Diciendo casi en un murmullo dijo: — Creo que necesita en realidad de mucha ayuda...

— ¿A qué te refieres? — Preguntó Samuel.

— ¡A-ah, quiero decir...! — Rubén se puso nervioso. La verdad no sabía cómo tocar ese tema. — Creo que... Guillermo no es... Muy feliz que digamos.

— Rubén no te entiendo...

— ¡Joder! ¿Es tan difícil notar que alguien necesita de ayuda? — Dijo ya fastidiado, aunque luego recapacitó sobre esa frase. — Lo que trato de decir es que... Guillermo necesita de ayuda para mejorar su estado. No noté muy triste y... Creo que necesita ayuda profesional. Él se... Odia a sí mismo.

Samuel miraba a Rubén con una cara de confusión pero a poco comenzaba a entrar en razón y pensaba sobre la actitud de su hermano y las cosas que le había dicho. Ese no era el Guillermo que el conocía como su hermano. Era alguien infeliz.

Samuel se sintió mal por su hermano. No era intención de el hacerlo volver a sentir tan mal. Es solo necesitaba apoyo.

— Gracias... — Dijo Samuel sin más, con un tono de alivio.

Pidió su orden y en un momento más llegó el plato de Rubén junto con su limonada. La conversación no era tan grata pero de cierta forma era tranquilizadora, hablaban sobre la infancia de cada uno. Las anécdotas de Rubén sobre lo malo que era jugando fútbol y las historias de Samuel a cerca de la escuela. Al minuto también llegó la orden de Samuel y se dispusieron a comer juntos.

Rubén no se sentía tan extraño ahora, pero luego se le vino a la mente un pensamiento vergonzoso. ¿Esto parecía una cita?

Se puso rojo al pensar eso. Miró al frente de él como Samuel bebía de su jugo de naranja. Rubén lo veía y le parecía un hombre bastante atractivo...

— ¿Estás bien? — Preguntó el moreno.

— ... ¡Sí si! claro. Estaba pensando en... Algo. — Dió un sorbo de su bebida pero se atragantó un poco tociendo sin control por un momento.

Samuel le lanzó una mirada divertida al rubio por su cara.

— En fin... — Retomó el aire Rubén para hablar de algo que no sea incómodo. — ¿Tienes novia? — Qué pregunta tan invasiva era esa.

Samuel se sorprendió un poco. No esperaba eso la verdad.

— N-no tengo. — dijo rascándose la nuca, incomodado. — Es algo complicado...

Diablos. A Rubén nunca le iba bien tratando de iniciar conversaciones. Samuel lo notó así que optó por iniciar el la charla.

— ¿Qué tal la pasta? — Preguntó con dulzura.

— ¡E-está muy buena!

☁️

Mangel hablaba animadamente junto con Alex. Frank decidió quedarse con Guillermo ya que este aún se sentía un poco de mal humor.

— Tío ¿En serio Guillermo golpeó a Rubius?

— Qué si macho.

— Joder... Ya me da hasta miedo Guille. Me hace sentir extraño cuando nos miramos.

— ¿No será que te gusta? — Dijo Mangel riéndose para después recibir un golpe en el hombro del de baja estatura.

— Cambiando de tema. ¿Qué haremos con el exámen de matemáticas del jueves? — Preguntó Alex curioso.

— Pensaba reunirnos en mi casa con Rubén para estudiar, pero como están las cosas... Creo que al final seremos tu y yo.

— Pero sabes que no vamos a estudiar. Somos unos vagos de primera.

— Ya se... — Dijo para después reírse los 2. Ya había sonado la campana para volver a clases. Mangel en el camino aprovecho para enviarle un mensaje a Rubén para preguntarle cómo estaba y mandarle las tareas puestas ese día.

Guillermo entró a la par de ellos. Mangel y Alex lo miraron y este paró en seco al notar las miradas de sus amigos. Sabía que había actuado como un idiota en frente de ellos y por eso se sentía apenado. Bajó su mirada y entró rápidamente al salón.

— Supongo que podríamos ser mañana los 4 para estudiar... — Dijo alegre Mangel hacia Alex

— ¿Tú crees que Rubén querrá ver a Guillermo después de la paliza que esté le dió?

— Confía en mi. Rubén no es vengativo tampoco...

| People (Rubegetta) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora