Capítulo 12 - Dolor

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Los problemas suelen revolverse, entrelazandose entre otros problemas para evadir el foco verdadero de atención y al cual debemos tratar de solucionar. Porque la vida no es fácil y te llena de baches en el camino. Pero tratas de mantener la mirada clara. Tratas.

Rubén miraba de reojo a sus compañeros de clase. Mangel estaba animado tratando de tomar notar y prestar atención. Alex solo miraba por la ventana y de vez en cuando escribía alguna que otra cosa de importancia. Y mientras tanto Guillermo ni sacó su cuaderno. Solo se destino a mirar algún punto del aula con sus ojos vacíos.

Rubén le revolvió el estómago al verlo en ese estado. Era como verse en un espejo a su modo.

- Y para la próxima clase espero sus talleres sobre los hitos importantes de la industrialización. - Dijo su maestro de literatura, finalizando la clase. - Ahora les entregaré sus ensayos. Debo decir que estoy gratamente sorprendido de algunos alumnos.

Y comenzó a mencionar a los alumnos para que fueran a reclamar sus ensayos.

- Bravo. Muy buena introducción pero falta mejorar la redacción. - Dijo el maestro mientras Alex tomaba su papel y se emocionaba por el 80 de su nota. (En esta escuela se califica de 0 a 100, pasando con un 65)

- Bandera. Buen contenido como siempre.... Garmendia, necesita mejorar urgentemente su uso del tiempo en tercera persona.

Y mientras pasaban notas Rubén miraba a Guillermo con miedo.

- Doblas. - A lo que este ante el llamado del maestro se levantó precipitadamente. - Muy buen trabajo como siempre. La mejor calificación de la clase.

Rubén fue a reclamar su papel. Y este escuchó un casi inaudible "menudo parguela". Y supuso quién era.

- Rogel. Estoy impresionado. Mejoró bastante. Segunda mejor calificación del curso. - Dijo el maestro.

Y Mangel sonrió victorioso hacia Rubén que le devolvió la sonrisa. La ayuda le había servido. Mientras que Guillermo miraba a Mangel sorprendido.

☁️

A la hora del almuerzo Rubén no tenía ganas de seguirle el plan a su amigo de gafas. Se sentía un metido ante la situación de Guillermo. Aunque la verdad no era para tanto, Guillermo estaba actuando como un menudo idiota.

Rubén aún así no quería faltar ante la promesa de ir así que comió y fue hacia la biblioteca como lo había acordado.

Al entrar solo vió que estaba Guillermo en un sofá mirando la nada, pero cuando notó la presencia del oji verde le lanzó una mirada de asco. Mangel no había llegado y Rubén ya comenzaba a sentirse incómodo.

Se sentó en una mesa y se dispuso a sacar sus apuntes de matemáticas, aunque no fuera bueno trataba de estudiar para el próximo exámen. En realidad era una excusa para no ver a Guille.

- ¿En serio te la pasas estudiando? - Dijo burlón el azabache. - Pareces un puto nerd.

Rubén no soltó ni una palabra ni mirada a este. Sabía que lo estaba provocando pero no caería ante este.

- Eres un raro. No sé por qué Mangel te considera su amigo. - Palabras dolientes para el rubio. - ¡Oh espera ya lo sé! Para que solo hagas sus trabajos. No eres nadie para él.

Rubén aún seguía con su mirada clavada al cuaderno. Aunque amenazaban algunas lágrimas en salir.

- A nadie le importas. - Decretó Guillermo. A lo que Rubén solo cerró los ojos para reprimir sus lágrimas.

Era doloroso aún así recordarse a sí mismo como una persona con problemas de autoestima y con falta de confianza ante los demás. Y si bien sabía que existían personas como él que no sabían lo que decía le daba miedo que estás lo atacasen.

Guillermo se aburrió y se levantó del sitio dispuesto para salir no sin antes dejar caer todas las cosas de la mesa de Rubén. A lo que este se levantó enojado. Ya tenía suficiente. Lo agarró del cuello de su camisa, siendo una tarea fácil ya que era más alto que Guillermo.

- ¿¡Acaso te he hecho algo para que me trates así!? - Insistió el oji verde con lágrimas en sus ojos. - ¡No entiendo! ¿¡Porqué me odias!?

- ¡Por qué eres un maldito metido! ¡Apareces en la vida de todos como si nada! ¡Pretendes estar bien cuando en realidad solo eres un estúpido con problemas que quiere atención! - Gritó Guille. - ¡Y no creas que no he notado las miradas que te das con mi hermano! ¡Traes algo entre manos lo sé!

Rubén lo miró con miedo y soltó a Guillermo. No era cierto nada de eso. Sus acciones eran reales y no trataba de aparentar nada.

- E-eso no es cierto... - Dijo Rubén con rabia. - ¡Yo solo trato de vivir mi vida! ¡Y traté de ayudarte por qué ya te consideraba mi amigo! ¡Pero solo eres un niño mimado que a parte es un pesado y un idiota!

Y Guillermo le colmó la paciencia. Golpeó a Rubén en la cara a lo que este cayó al suelo mientras recibía continuos golpes del azabache. Rubén solo se trataba de cubrir para evitar la mayor cantidad de golpes.

- ¡Te odio Rubén! - Decía con lágrimas Guillermo. - ¡Te odio tanto...! - Y mientras tanto disminuía sus golpes. - ¡Yo me odio...! - paró de golpearlo, pero aún seguía sobre el rubio. - ¡Odio todo...!- Y se dispuso a darle golpes aún más fuertes pero fue levantado por alguien detrás de él. Era Mangel que retenía a un Guillermo con ira. Rubén se levantó adolorido y con un labio roto.

- ¿¡Pero eres idiota!? ¿¡Quieres que te suspendan!? - Le gritaba Mangel a Guillermo mientras esté lloraba desconsoladamente.

Rubén al ver a Guille lleno de rencor y con lágrimas en sus ojos forzejeando con Mangel le hizo ver la verdad e Guillermo: era un chico que necesitaba ayuda. Que se odiaba a sí mismo.

- ¡¡Suéltame!! - Decretó Guille. A lo que Mangel solo le decía que se calmara.

- Guillermo... - Dijo Rubén.

- ¡¡Tu cállate maldito hijo de puta!!

Y Rubén solo soltó un suspiro y tomó de los hombros con fuerza a Guillermo para calmarlo.

- Déjame ayudarte.

| People (Rubegetta) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora