Capítulo 34 - Miedo (parte 1)

2.2K 364 87
                                    

Rubén entre tanto estaba contento, ya sea por la música que tenía un buen ritmo, o por los snacks y la cerveza que daba un buen apetito, o bien, por sus nuevos amigos, de los cuales compartían su guardado gusto por la lectura y que eran bastante amigables. Lo triste en parte sería tener que despedirlos este año. La vida tenía que continuar pero a Rubén le gustaría congelar estos momento en el tiempo y nunca dejarlos.

— ¡Uno! — Gritó Lanita con una voz algo chillona levantando en el acto la única carta del juego que le quedaba. 

— Dios ¿Cómo le hace Lana para ganar siempre? — Dijo Álvaro. El pobre tenía en su poder 18 cartas. 

— Y tú cómo le haces para siempre perder en el último momento. — Se burló Raúl. 

— ¡No es mi culpa que tengan cartas de +4 todos ustedes! 

Rubén se sentía pleno, tranquilo y alegre. Pero aún así había algo en su interior que no lo dejaba en paz. No sabe cómo describirlo, pero cada vez se percibía aún más incómodo. ¿Era el miedo de dejarlos ir? ¿La incomodidad de sentirse apartado? ¿El no poder ayudar a sus amigos? ¿El volver a estar… Solo?

— ¿Rubius?

Sus ojos comenzaban a aguarse. Oh no. ¿Por qué carajos no podía estar un momento feliz? ¿Por qué siempre volvían a él todas esas emociones de abandono y miedo? 

— Calvo ¿Estás bien? 

No lo aguantaba, no lo podía controlar ¿Qué había de malo en él? Lo tenía todo ¿Cierto? Tenía una familia, amigos y hasta mascotas. Entonces ¿Por qué no era feliz? 

— Luzu, ve a por agua por favor. 

Su garganta se cerraba y su vista se nublaba ¿Un ataque de pánico quizás? No lo sabía, pero no quería quedar mal ante sus nuevos amigos. Quería huir para que no lo vieran llorar. 

— ¡Rubén! 

Y la voz de Lanita lo regreso al mundo. A su lado estaba Luzu con un vaso de agua que anteriormente había preparado solo para él.

— ¿Qué ocurre? ¿Te pasa algo? — Preguntó tal cual el tacto de un ángel. Lanita valía oro. 

— Yo… yo solo. — Trataba de gesticular alguna razón o así sea una oración, pero no lo logró, dejando un silencio algo tenso. 

— ¿Te pasa a menudo? — Preguntó seriamente Raúl. 

— Ya me ha pasado… Solo que… No sé.

— Anda dilo. — Animó Álvaro. 

— Siento que… Tengo miedo a volver a estar solo. Es como… — Tomó aire para continuar. — Es como si todo fuera a salir mal… 

Los 4 chicos quedaron sorprendidos. No sabían que Rubén sintiera eso. 

— ¿Y hay algo que podamos hacer al respecto? — Preguntó Luzu. 

Rubén no sabía qué responder. 

— Solo quiero ir a casa. 

Y acto seguido de decir eso su teléfono sonó. Al sacarlo se dió cuenta de que se trataba de su amigo Mangel. Aún no reaccionaba pero después de unos 4 timbres se percató. Se excusó y salió al balcón del apartamento para atender la llamada. 

— ¿M-mangel? — Preguntó Rubén 

Rubiuzzzzz…  hombreee ¿Recuerdas el -hip- el día que te invité a mi fiesta? — El pobre se escuchaba mal, y la música alta de la noche casi no le dejaba escuchar a su amigo. 

| People (Rubegetta) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora