Capítulo 37 - Reiniciar

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El domingo pasó sin muchas expectativas para los chicos. Fue un día tranquilo y a la vez tenso. No podías dejar de pensar en lo ocurrido. Cayeras en cualquiera de ellos podías sentir una vibra de preocupación notoria.

Mangel estaba en su cuarto, tratando de escribir un mensaje de disculpa a Rubén, pues era conciente del desastre que le causo al pobre con Samuel. Aunque no lograba encontrar las palabras adecuadas para hacerce entender y borraba una y otra vez el mensaje. Quizás lo iría a visitar...

Alex se había despertado horas antes y fue a su casa tratando de asimilar su creciente dolor de cabeza y su puro dolor de amor que sentía en su pecho. Había ido a la fiesta a olvidar a Frank y ahora solo podía pensar en él y en sus miles de recuerdos que tenían juntos. Quería verlo y volver a esos tiempos, relajarse y pasarla bien. Quizás lo iría a visitar...

Guillermo no había salido del cuarto de Samuel, ni siquiera para desayunar ya que sabía lo que le esperaba: un regaño por parte de sus padres y el sentimiento de decepción proveniente de ellos. Samuel había sido muy amable en haberle traído su desayuno y haber tratado de que saliera al menos a ducharse, pero no quería. No quería sentirse como una mierda en frente de sus padres. No debió haber asistido a esa fiesta. Ya sabía que esto pasaría, pero necesitaba desahogarse de la presión de su familia. Quizás, solo quizás, saldría para hablar con alguien, quizás con David...

Y Samuel, sí que tenía en qué pensar. ¿Cómo se iba a dirigir ante Rubén de ahora en adelante? ¿Cómo debería actuar? ¿Qué debería decirle?
Debía de darle una explicación, claro está pero, ¿Cómo?
Toda esta situación le estaba dando estrés y no sabía con quién hablarlo. Tenía miedo y angustia de decir lo incorrecto y que Rubén se fuera de su vida. No quería dejarlo, pero tampoco estaba seguro de lo que sentía.

La vida es difícil. No te viene con instrucciones ni sabemos el cómo deberíamos de actuar. En eso está la escencia de vivir: descubrir por tu cuenta cómo armarte un camino hacia la felicidad. Solo que nadie te dice lo duro y cruel que puede llegar a ser ese trabajo.

Todo se desvanece en el aire; tus penas, que te hacen devolver la amargura de vivir, tu felicidad, para que vuelvas a sentir esa emoción de descubrir y el amor. El amor se vuelve el aire el cual respiras, el sentimiento que más odias y del cual no te puedes soltar. El amor, ese mar que te lleva hacia los caminos más difíciles, pero que a la final verás que valió la pena.

Pero el pobre de Rubén ya no lo soportaba. El solo quería desaparecer. Desde que comenzó está travesía de "tratar de entrar al mundo" solo se le han dificultado las cosas. Antes todo era tranquilo, silencioso, sin problemas pero... A la vez aburrido y sin sentido. Un humano sin metas en cual no tenía idea de qué hacer en el futuro.

¿De veras valía la pena volver a ese mundo?

¿Sus lágrimas si hacían un cambio en él?

¿Acaso enamorarse merecía tener que aguantar ese dolor de sentirse inferior?

¿Eso era el amor?

Rubén era un desastre, un bello desastre, pero no se daba cuenta en es momento de lo mucho que valía como persona. En ese momento no experimento la alegría del tener un amigo como Mangel, o Alex, o el de haber sido aceptado en un club dentro de un hobbie que le apasionaba. O de cómo el tener cerca a Samuel le hacía sentirse pleno y amado... No veía las miradas sutiles pero deseosas del mayor, no se dió cuenta de la forma en la cual se abrió para relatarle de sus problemas. No recordó aquellos roces y conversaciones que lo hacían sentirse vivaz. No lo veía.

Rubén comenzó a llorar. Su cara se empapaba de a poco con esa agua salada que traía recuerdos crueles sobre su decadencia y su falta de fortaleza. Su mente solo le recordaba lo cobarde que era y lo infeliz que merecía ser.

| People (Rubegetta) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora