Capítulo 23 - Explotar

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Samuel tenía insomnio. Eran las 2 de la mañana y no podía dormir. Pensaba y daba vueltas en la cama para tratar de conciliar el sueño pero no podía, simplemente su mente no quería apagarse.

Frustrado se levantó de la cama con una cobija y su móvil a la sala de estar para ver televisión. La prendió y puso una película sobre una comedia romántica.

La miraba sin reírse o sin expresar alguna emoción. Se sentía extraño, casi como un robot. ¿Por qué todo a su alrededor se volvía tan complicado?

Luego de unos 10 minutos de película pensaba en todo lo que le había ocurrido: su beso con David, su rollo con Silvia y sus posibles sentimientos hacia...

- Hijo. ¿Qué haces despierto a estas horas? - Preguntó su madre bajando con una bata. Al momento el mayor de sus hijos volteó a mirarla con sus ojos vacíos.

- Solo no podía dormir. Perdona si les moleste. - Dijo Samuel. Su madre se sentó a su lado con una mirada de inspección.

- ... ¿Todo bien hijo? En general dormías bien...

- Solo... - El quería contarle todo a su madre. Quería desahogarse con alguien. Que su madre le calmara en su regazo mientras le acariciara su cabello. Que le dijera que sin importar que lo amaba. - He estado bien mamá. Solo tengo insomnio.

☁️

La mañana del día jueves se alzó. Las nubes daba indicios de un día nublado. Rubén se levantó como de costumbre solo que, con una mirada curiosa. Una mirada que enternecía. Miraba desde su ventana a los pájaros cantar sus primeras melodías del día. A las personas caminando hacia su trabajo. A los árboles moverse con una leve brisa. Todo lo veía ahora con más detalle.

Después de arreglarse y desayunar emprendió su viaje a la escuela. Hoy era el famoso examen de matemáticas, ese el cual estaba estudiando el día anterior con Mangel y Guillermo.

En el camino se encontró a Alex. Este lo saludo animadamente y le empezó a contar lo feliz que estaba por la película de ayer y le daba detalles sin darle spoilers. Y Rubén mientras le escuchaba sonriente.

Antes del almuerzo tendrían matemáticas, el exámen, y Alex estaba un poco asustado. En el salón se encontraron a Frank, Mangel y, ¡Oh sorpresa! A un Guillermo devuelta.

- ¡Hombre! ¡Guillermo! ¿Y ese milagro de verte temprano? - Preguntó felíz Alex saludando a su compañero.

- Nada. Que Samuel me hizo el favor de llevarme en su auto a la escuela. Estaba cansado de que siempre llegara tarde por mis padres.

-Super tío.

Alex y Frank empezaron una conversación dejando a Guillermo, Mangel y Rubius repasando sobre lo que se tenía que recordar para el examen. Y por si fuera poco Rubius era el que más aportaba en esa conversación. Un gran cambio.

Alex sabía que hoy debía encontrarse con Irina después de clases por qué quería hablar de su relación con Miguel. Eso le daba un poco de miedo debía admitir, a Mangel lo veías demasiado feliz cuando hablaba de su novia así que no se imaginaba que podría pasar si ella rompiera con él, pero bueno, sin importar qué él estaría dispuesto a apoyarlos. Lo que no sabía es que Mangel también estaría invitado hoy.

Después de unos minutos llegó el maestro. Frank se despidió y todos tomaron lugar. Luego de unas clases de la primera hora llegó la hora del exámen y los 3 chicos se sentían confiados al leer la hoja.

☁️

En otra parte de la ciudad, más específicamente en la universidad local, una nerviosa Irina estaba en clase de lenguaje visual. Trataba de prestar atención pero los nervios la calcomían. Movía su lapicero con rapidez evidencia de lo alterada que estaba. Y era porque no sabía qué decirle a Mangel. Quería terminar con él eso seguro, pero no sabía cómo manejar el tema.

Después de unas horas terminó su clase y fue a reunirse con una de sus amigas que estudiaba negocios: Cristina. Se sentaron en el prado junto a un gran árbol.

- Hola. ¿Qué tal Iri? - Saludó su amiga, pero al ver su cara... - ¿Qué pasa?

- No sé qué decirte... Quiero terminar con Miguel pero no quiero lastimarlo.

Su amiga pensaba.

- Que te digo... - Suspiró pesadamente. - Romper no es fácil. Cuando Guillermo lo hizo me sentí terrible, pensé que era mi culpa, que no era suficiente, pero luego entendí que yo no puedo obligarlo a amarme y que no puedo quedarme así toda la vida.

Irina pensaba. Era verdad. No es fácil, pero así era la vida: difícil y real.

- Eso sí. No hagas una locura después. Que te conozco. - Rió su amiga para que Irina se animará un poco, sirviendo efectivamente. Luego de unos minutos en silencio pensando dijo:

- Creo que sé qué hacer ahora.

David caminaba hacia la casa de Samuel, pues lo había citado previamente para hablar del asunto del beso en la reunión de ayer. David estaba nervioso, él quería aclarar las cosas claro, pero no sabía cómo lo tomaría su amigo. Podría insultarlo, pedirle que se alejara de él, que terminara su amistad, etcétera. Un sin fin de posibilidades de metían en su cabeza que no lograba pensar con claridad. Tenía miedo de perder a Samuel.

Sin notarlo ya había llegado a la puerta. Tocó el timbre temeroso y esperó.

Abrió la puerta Samuel con una cara de, quien lo diría, de miedo.

– Pasa. – Dijo sin más el moreno.

Se sentaron en el sofá de la casa. Uno al lado del otro sin siquiera ponerse una mirada. El aire era tenso. Luego de los 10 minutos tortuosos de silencio Samuel inició.

– David no quiero que nuestra amistad acabe por esto. – Dijo tratando de mantenerse calmado. – Pero si quisiera saber por qué lo hiciste.

– Yo... – Pensó David muy bien sus palabras. – Yo estaba algo bebido... No quería. No quería incomodarte.

– Está bien.

– No. No está bien que te haga sentir así. Lo siento, de veras. No querí-

Y sorpresivamente Samuel calló a David con un beso algo brusco mientras tomaba su cara entre sus manos. David nada más se quedó ahí pasmado ante el acto de Samuel. Después de unos minutos se separó de él anonadado.

– N-no entiendo. – Dijo David

– Yo tampoco. – Respondió Samuel.

| People (Rubegetta) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora