Capítulo 40 - Hora

1.9K 344 138
                                    

¿Y qué pasa si un día comienzas a repasar toda un vida? Se siente extraño ¿No? Es como ver pasar una serie de imágenes que la mayoría no logras encajar en un momento, como si todo fuera importante, si, pero también desechable.

La vida necesita cambios. Somos humanos y debemos de estar dispuestos al cambio. El mundo puede y debe ser mejor de lo que es, pero eso sólo se logrará si como humanidad entendemos nuestros errores y aprendemos de la naturaleza.

Bueno, Rubén había hecho eso. Repasó su vida desde que tenía 10 años y llegó a la primera conclusión: desde pequeño siempre fue alguien introvertido. Le gustaba estar solo y dibujar en una pequeña libreta que hasta hoy en día conservaba. Llegó a una segunda conclusión: le daba miedo los cambios bruscos, ya que los consideraba peligrosos. Y llegó a una tercera conclusión: le daba miedo amar...

Le daba miedo tener que sufrir decepciones que lo hicieran sentir la peor persona que haya pisado el planeta. Por eso nunca se permitió sentir algo más que una amistad lejana con las personas. Las chicas y chicos iban y venían, y al ver a Rubén, una persona que a simple vista no les llamaba la atención pues tomaban la salida más fácil. No entenderlo e irse de su vida.

Pero ese pensamiento había cambiado con Samuel. Era como si su corazón por fin se abriera a dejarse llevar por el sentimiento del amor. Ese pensamiento también había cambiado con su madre, ahora la veía con cariño y entendió sus preocupaciones. Sus amigos ahora los apreciaba un montón, hasta Guillermo que había llegado a ser alguien pesado, y ahora lo entendía. Se sentía afortunado.

¿Y porqué no intentarlo?

Se vió al espejo por una quinta vez para saber si su atuendo era el mejor para ver a Samuel. Eran las 3 de la tarde pero Rubén ya estaba listo.

Su ropa no era nada llamativa, solo unos pantalones negros, sus queridas Jordans, una camisa blanca y una sudadera color rojo opaco. Se decidía entre usar gorra o no, ya que era verdad que su cabello estaba algo largo. En un segundo recibió una llamada. Era Mangel.

Mangel...

¡La carta!

Rubén se alegró. Esa carta le había hecho entender lo mucho que valía la pena tener amigos así, que a pesar de que se equivocaran aceptaran sus errores.

- ¿Mangel?

- ¡Rubiuh! Gracias a Dios. - Se le oía agitado. Supuso que no quería hablar sobre la carta.

- ¿Qué pasa?

- Nada, nada solo que... Joder. La cago contigo y ahora con Alex.

Rubén no entendía nada.

- ¿Qué sucedió con Alex?

- Es, es complicado ¿Si? Pero necesito hablar con alguien ... Me preguntaba si podría ir a tu casa. Guille tampoco me contesta.

Rubén vaya que estaba confundido, pero accedió a recibir a su amigo.

- Por mi está bien.

- Gracias...

Solo que... Tenía una cita que atender.

A las 3:39 llegó Mangel a la puerta de su casa. Se le veía como si hubiera corrido una maratón. Rubén lo dejo pasar y fueron a la sala de estar. Su madre fue avisada de la visita de uno de los amigos de su hijo así que estaba preparando unas bebidas con bocadillos.

- Lamento molestarte... - Dijo Mangel cabizbajo. - Pero es que... No tenía con quién más hablar.

- Está bien Mangel. - Dijo Ruben sonriente esperando que lo que sea que haya hecho su amigo no fuera nada ilegal o peligroso.

| People (Rubegetta) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora