Capítulo 9 - Desconfianza

2.7K 413 166
                                    

Cuando te está yendo bien en la vida a veces empiezas a sospechar de que algo malo está a punto de ocurrir. Comienzas a crear una paranoia a tu alrededor sobre cosas que realmente no deberían crearte desconfianza, solo para que al final termines arruinándolo todo y termines de culparte, sintiéndote más miserable aún.

Era domingo. 7:30 de la noche y la madre de Rubén le pidió que comprara pan y leche para el desayuno de mañana. Rubén con gusto fue hacia un pequeño supermercado que quedaba en su misma calle mientras escuchaba música y veía los tonos azules oscuros del cielo y respiraba el aire frío. Pareciera que llovería luego.

En el otro lado de la ciudad bajaban del "lugar" los dos hermanos; Samuel y Guillermo. Mantenían el silencio durante el trayecto del viaje, pues apenas procesaba la profunda conversación que tuvieron en aquel sitio. Samuel pudo notar lo infeliz que era Guillermo y el menor notó lo equivocado que estaba con respecto a su hermano mayor, no sé trataba de que lo ignorase, sino de que lo apreciaba. Y eso era lo que más quería en el mundo: el sentirse amado por su hermano.

- ¿Quieres que te recoja mañana en la escuela y vayamos al cine? - Preguntó Samuel

Guillermo volteó a verlo sorprendido. - S-si claro. Me gustaría.

- Excelente.

Y otra vez volvió el silencio hasta que llegaron a casa donde los esperaban sus padres. Había comenzado a llover y el ambiente frío brindaría una buena noche de sueño.

☁️

Rubén llegó corriendo a casa con las compras, pues había comenzado a llover antes de que el llegara a casa. Tampoco se mojó mucho. Dejó las cosas en la cocina y se despidió de su madre. Ya se iría a dormir.

Cuando estaba tumbado en la cama Mangel le envío un mensaje.

Mangel:
Buenas compañero, que tal tu día?

Rubén:
Nada fuera de lo común ¿qué tal el tuyo?

Mangel:
Viviendo la vida de niño bueno 😆. Pasé un rato agradable con mi novia y Alex. ¿Vamos a mi casa mañana después de las clases a jugar un rato?

Rubén:
Vale.

Y con esta conversación Rubén apagó su celular y se durmió.

A la mañana siguiente iba caminando hacia su escuela. Pensando en todo lo que le había ocurrido en todo este transcurso del fin de semana. Desde ese momento se trataba ahora de un nuevo Rubén, de una persona más feliz con el mundo. Nada lo detendría, hasta quizás pod....

- ¡Ten cuidado niño! ¡Idiota! - gritó un conductor.

Rubén no se había percatado de que casi cruza la calle en rojo. Tremendo idiota que soy, pensó.

☁️

Mangel, Alex, Guillermo y otro amigo de ellos estaban hablando animadamente sobre la fiesta del viernes antes de que llegara el profesor. Algunos de la clase hasta habían felicitado a Mangel por el evento, era una auténtica celebridad en la escuela.

A lo lejos vió a Rubén y lo invitó con un gesto a qué se uniera al grupo. Rubén se acercó.

- ¡Buenos días Rubius! - Gritó el de gafas mientras le chocaba el puño. - Te presento a un amigo, Frank. Está en último año.

- Hola que tal. Un gusto. - Saludo animadamente Frank con una sonrisa.

- Un placer. - Se dedicó Rubén sonreír ante el saludo mientras los demás retomaban la conversación.

Era fascinante para Rubén ver cómo era estar dentro de un grupo. Las dinámicas que se manejaban, las bromas, los temas que se tocaban. Todo era perfecto para Rubén, más para alguien que hace una semana ni hablaba con sus maestros.

Llegó el profesor después de unos minutos y ya todos fueron a sus puestos. Frank se despidió y salió del salón hacia su curso. Tocaba literatura.

- Buenos días alumnos. Espero que hayan tenido un buen fin de semana. Primero les pediré que me pasen sus ensayos.

Y de atrás para adelante pasaron hojas de papel con varios escritos y diferentes puntos de vista sobre el periodo de la industrialización. Después de eso se comenzó con la clase.

☁️


A la hora del almuerzo Rubén, Mangel y Alex salieron animados hacia la cafetería. Se sentaron en la misma mesa en donde solía estar sólo Rubius, por qué como dijeron, era el mejor lugar para comer por la bella sombra.

- Oye Rubius. ¿Tienes novia? - Preguntó sin avisar Alex.

Rubius se atragantó con su jugo con esa pregunta. Era hasta algo estúpido preguntar eso al hombre menos sociable del mundo.

- Pues no. No tengo. - Dijo Rubius recuperando el aire.

- Hombre ¿En serio? Pero sí eres muy guapo. - Dijo guiñándole el ojo Alex a lo que Rubius se sonrojó. - Ya en serio. ¿No hay alguien que te guste?

Rubius pensó en un momento. Claro que se había sentido atraído por varias mujeres en su vida, pero por su forma de ser no habían resultado relaciones duraderas.

- Por ahora no. - Dijo Rubius en un suspiro. Y Rubius recordó la novia de Mangel. Sentía curiosidad por saber de ella. Hasta podría aprender algo de él. -  Mangel ¿Cómo conociste a tu novia?

- Es una rara historia, pero linda. - Dijo inspirado y con aire de romántico. - La conocí hace 1 año, cuando estaba de viaje por Amsterdam. La primera vez que nos vimos estábamos en un café de la ciudad. Platicamos bastante y resultó que estaba viviendo también en Madrid. Me dió su número de teléfono y cuando volví a Madrid la llamé y acordamos una cita.

Rubius le pareció esa historia sacada de un cuento de hadas. Debió haber sido un momento mágico para ellos dos.

- Que lindo - Dijo feliz Rubén.

Pasaron las horas y las clases y ya estaban en la última, siendo psicología. Luego de terminadas las clases Mangel y Rubius salieron juntos de la escuela. Alex por otro lado acordó quedar con Frank a comer así que se fue a buscarlo a su salón.

En la salida los dos chicos hablaban sobre las clases y a lo lejos vieron el auto de Samuel, el hermano de Guillermo y este recostado esperando fuera del auto. Mangel animo a Rubius a saludar.

- ¡Hola Samuel! - Gritó Mangel caminando en su dirección.

- ¿Qué tal? - Samuel saludó cordialmente al de gafas y notó la presencia del rubio detrás de él, que solo se limitó a sonreírle.

En ese segundo sus miradas se volvieron a conectar. No sabían por qué, pero algo les atraía del otro y Samuel lo averiguaría.

- ¿Esperas a Guillermo? - Preguntó curioso Mangel.

- Si claro. Acordamos pasar la tarde juntos.

Y luego de esas breves palabras apareció Guillermo corriendo, se le veía enojado. Para pasar empujó un poco a Rubén con el hombro y cerró de un portado la puerta del copiloto. Sin saludar a nadie.

- Parece que alguien está de malas. - Dijo Mangel

Y Samuel solo suspiró ante la actitud agresiva de Guillermo. Sabía la razón. Se disculpó con los dos chicos por la actitud de su hermano y se despidió.

El de gafas y el oji verde emprendieron el viaje a la casa del primero, pensando mientras Rubén en la forma como Samuel lo percibía aún. ¿Acaso lo conocía de algún lado? Ya no le importaba siquiera la actitud grosera de Guillermo. Ahora solo se interesaba en su hermano y encontrar la razón de por qué lo distinguía tanto.

| People (Rubegetta) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora