Capítulo 16 - Cálido

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Las clases habían acabado. Todos los estudiantes se disponían a salir del recinto hacia sus casas. Guillermo iba caminando en compañía de su mejor amigo Frank. Este trataba de hacerle sentir mejor contándole anécdotas divertidas sobre su vida, a lo que Guillermo solo asentía y sonreía para no parecer grosero. La verdad no tenía muchos ánimos.

- Y bueno... ¿Cómo sigue la situación con tus padres? - Preguntó Frank

- Complicada. Cómo siempre.

- Joder... Oye ¿Te gustaría ir a mi casa hoy? Supongo que te ayudaría un cambio de aires.

- No lo se... Se supone que Samuel me recoje de ahora en más.

- Vamos. No sería la primera vez que irías a mi casa. Además Samuel me conoce. - Dijo el más alto con una amplia sonrisa. - Mándale un mensaje.

Guillermo lo pensó. Pensó en las advertencias de sus padres. Pensó en el castigo: sin poder ir a casa de sus amigos hasta que mejorara sus calificaciones. También pensó que ¡Al diablo todo!

Él quería por un momento sentirse bien consigo mismo. ¡Al diablo el castigo!

- Vale. Espera le digo. Debe estar afuera.

Los chicos caminaron hasta la salida pero Guillermo no notó el auto de su hermano mayor ni algún rastro sobre su paradero en ese momento. "Qué raro, generalmente es muy puntual" pensó Guillermo.

- Pues no está... - Dijo el de ojos achinados. - Le mandaré un mensaje entonces.

Al momento de mandarlo llegaron por detrás Mangel y Alex. Querían saber cómo seguía su amigo.

- Hey chicos ¿Cómo están? ¿Que tal tus clases Frank? - Preguntó animado Alex.

- Increíble. Saqué un 100 en mi examen de integrales.

Y mientras Alex y Frank hablaban de sus clases Guillermo trataba de no mirar a los ojos de sus compañeros a lo que Mangel ya no quería aceptar eso.

- ¿Por qué nos estás evitando? - Preguntó seriamente Mangel interrumpiendo la conversación entre Alex y Frank.

- ¿Eh? - Dijo Guillermo

- No te hagas tío. Entiendo que estés pasando un mal momento pero el alejarnos no resultará bien.

Guillermo miraba a Mangel con miedo y el de gafas mientras tanto mantenía su seriedad.

- ¿Y bien? - Preguntó Mangel - ¿Nos seguirás evitando?

- N-no quiero alejarlos. Solo que... Lo lamento.

- ¿Qué? Al que le debes pedir disculpas es a otro. No a mí.

Guillermo lo sabía. Sabía que había actuado como un completo imbécil. Pasaba por un mal momento, pero al menos tenía amigos que lo querían ayudar y él mismo había tratado de alejarlos. Tomo aire y dijo.

- Lo se. Y me disculpare con Rubén cuando vuelva. Sé que fuí un tonto, pero solo quería un respiro de todo esto tío. Estoy cansado.

Mangel, Alex y Frank estaban sorprendidos. Pocas veces veían a un Guillermo serio y a la vez agotado...

- V-vale. Está bien... - Respondió el de gafas, pero luego dijo. - Te perdonaremos solo si vienes mañana a mi casa después de clases.

Y Guillermo no tuvo de otra que aceptar la invitación. Ya sabía del plan del de gafas pero cedió ante su petición.

- ¿Y Samuel? - Preguntó curioso Mangel.

- Supongo que no vendrá. Iré con Frank a su casa. - Dijo tranquilo Guillermo. - Nos vemos.

Y sin más se despidieron. Frank y Guillermo emprendieron su viaje juntos mientras dejaban a un Mangel y Alex confundidos.

☁️

Habían terminado de almorzar, siguieron con su plática que de a poco se hacía más amena y agradable. Rubén notó que Samuel era un hombre muy inteligente. Hablo por un tiempo sobre sus gustos musicales, sus libros preferidos y su sueño frustrado de ser policía. Samuel se soltaba muy bien con Rubén porque sentía en él una persona en quien confiar. Una persona noble. Salieron del restaurante a comer un postre en un puesto. Compraron un helado y se sentaron en unas bancas.

- ¿Y por qué decidiste estudiar enfermería? - Preguntó el rubio dando una mordida a su helado de brownie.

- Pues siempre me gustó poder ayudar a las personas. Recuerdo que cuando éramos niños Guille y yo solía curarle sus heridas cuando se caía... - Y de un momento a otro recordó que debía recojer a su hermano. - ¡Ostras! ¡Guillermo!

Sacó su celular y vió que ya eran las 3:30. Ya había salido hace media hora. Para no preocuparlo decidió llamarlo, pero notó un mensaje de este.

Hola Samuel. Iré con Frank a su casa. Descuida no me descontrolaré y volveré temprano 🙄.

Samuel miró el mensaje con confusión. Pero solo se limitó a responderle y guardar su teléfono.

- ¿Todo bien? - Preguntó Rubén. - Si quieres vamos yendo hasta tu casa.

- No no... Está bien. Él está con un amigo. - Dijo el moreno. - Aunque si creo que deberíamos volver.

- Vale vayamos. Debo desatrasarme del día de hoy.

Caminaron juntos. Rubén accedió en acompañar a Samuel hasta su casa. Mientras continuaban con su conversación ahora pasando al plano familiar.

- ¿Y tus padres? - Preguntó Samuel.

- Solo vivo con mi madre, mis padres se divorciaron.

- Oh vaya...

- Está bien. Estamos bien. Mi madre le va bien en su trabajo. ¿Y los tuyos?

- Están bien si... Ellos son profesionales y son algo... Estrictos respecto a la responsabilidad. - Dijo Samuel soltando una risa incómoda. Rubén entendió y no quiso seguir preguntando. Luego de unos minutos caminando en silencio llegaron a la casa del mayor. Pararon para despedirse. Pero Samuel hizo un acto que tomó por sorpresa a Rubén. Lo abrazó.

- Oye Rubius...

- ¿Si?

- Eres una buena persona. No dejes que los demás te digan lo contrario.


Rubén no sabía interpretar eso. Aún seguía manteniendo el abrazo con el mayor. El rubio solo optó por aceptarlo.

Era una sensación reconfortante, cálida y suave. Rubén básicamente se derretía en los brazos de Samuel. Sonrió en el abrazo y lo acepto con gusto. Y en ese momento, en los brazos de Samuel, Rubén ya no sentía miedo del mundo.

Y mientras, en la ventana de la casa del frente, Mangel veía la bella escena.

| People (Rubegetta) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora