Capítulo 29 - Búsqueda

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Guillermo estaba perdido. Se sentía abatido, confundido y hasta desolado. No sabía que hacer, no sabía si entrar a clases, llamar a sus padres, buscarlo por su cuenta o llamar a la policía. Estaba dejando que las emociones del momento lo consumieran y vaya que tenía razón por preocuparse. Samuel nunca en su vida había hecho esto, él siempre avisaba en donde estaba. Era su modelo a seguir y ahora estaba desaparecido.

— Willy tío como est- Saludó amablemente Alex pero cuando vió su cara pálida y asustada se preocupó de inmediato, cambiando su expresión. — ¿Qué te pasa?

— E-es Samuel. N-no se dónde está y no se que hacer.

— ¿Pero que dices? - Alex estaba confundido. No sabía cómo interpretar esas palabras. Al rato llegó Mangel a su lado saludando a Alex y viendo detenidamente a su amigo azabache.

— ¿Willy estás enfermo? — Preguntó el de gafas.

No sé nada de mi hermano desde ayer. C-creo que no volvió a casa en la noche y estoy preocupado.

— A ver. Calma, puede ser que se haya quedado en casa de un amigo o algo. — Explicaba Mangel.

— No lo creo... Samuel no es así, siempre avisaba en caso de eso. L-le llevo llamando toda la mañana y no contesta. — Dijo Guillermo mostrándoles a sus amigos el registro de llamadas que le hizo a Samuel: 24 llamadas perdidas.

— Ostia pues si es raro. - Dijo Mangel. — ¿Y que han dicho tus padres?

— No los he llamado. — Suspiró Guillermo agotado. — No sé que hacer. — Los 3 chicos pensaban en algunas alternativas.

— ¿Y si faltamos a clases a buscarlo? — Dijo Alex.

— ¿Qué dices? ¿Estás loco? Mis padres descubren que falté a clases y me matan. — Respondió Guillermo. — No... Creo que debería llamar a mis padres.

— Vale hazlo, me parece. — Dijo Mangel. — Y si algo salimos temprano y vamos a buscarlo en tu auto Willy. — Decía mientras se adentraban en la escuela. Guillermo hacía caso y llamaba a sus padres con la esperanza de que supieran algo, o bien para informarles.

— Hola madre... No no me pasó nada estoy bien... N-no es nada malo... bueno sí. Mamá Samuel no estaba en casa cuando desperté. ¿Tú sabes algo? .... Vale... De acuerdo. Te veo en la noche. — Colgó Guillermo. — Mi madre no tiene noticias sobre él. Dijo que le avisaría a mi padre para comenzar a buscarlo.

— Vale entonces estaremos tranquilos por un momento. — Dijo Mangel. — Ya verás que pronto aparecerá.

Para sus amigos era extraño ver a Guillermo en ese estado de preocupación. Generalmente era el más relajado y tranquilo del grupo, por lo que no se dejaba complicar tan fácilmente. Aunque al verlo asustado por saber en dónde coño estaba Samuel le hicieron caer en cuenta de lo mucho que apreciaba a su hermano. Una preocupación pero que estaba llena del amor fraternal característico de la familia.

Entraron al salón y vieron sentado a Rubén en su lugar. Directamente fueron hacia él para contarle lo que pasaba.

— ¿Cómo que no lo haz visto? — Dijo Rubén. — Supongo que debe estar con sus amigos, no se.

— No le atiende las llamadas. — Respondió el de gafas.

— Y ahora que lo pienso... Estaba algo extraño ayer. La última vez que lo ví fue cuando me recogió ayer en la escuela y me dijo que tenía que ver a alguien. Su cara estaba muy seria, más de lo común. — Recordó Guillermo.

Rubén tragó saliva. Pensó de inmediato que esa persona que hablaba era justamente él. Y vamos, quería hablar sobre que su vida estaba hecha un desastre así que pudo haber hecho cualquier cosa después de dejar a Rubén en su casa.

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