Capítulo 18 - Florecimiento

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Todo era un caos. Guillermo había peleado con sus padres momentos después de que Samuel y el terminarán de comer, Mangel mantenía su cabeza en las nubes con toda esta conmoción de Samuel y Rubén, y el tema de su novia.

Y Rubén, el chico de ojos verdes yacía en su cama con una expresión de miedo, pues no sabía interpretar las palabras y acciones del hermano de Guillermo, tenía miedo de pensar que todos esos gestos solo sirvieran para utilizarlo.

El caos traerá la calma. Después de la tormenta viene el sol. Sí, pero no se quiere escuchar eso hoy en día, lo que se quiere es que podamos sentirnos felices automáticamente, por qué ya se está cansado de sentirse uno miserable, o triste. Es la realidad.

La felicidad se moldea cada día, se percibe en los pequeños momentos, se percibe en el aire cuando tu mente acepta la paz. Cuando logras encontrar en ti mismo la fortaleza de seguir en el viaje de la vida.

Que la lluvia se encargue de limpiar los malos agüeros, que se encargue de llevarse mi tristeza para que pueda comenzar un nuevo día.

Miércoles. La mañana se levantó fría. Rubén tenía pereza de salir de su cama pero tenía que cumplir. Sus ojos tenían ojeras y su cabello estaba hecho un desastre, enredado y desaliñado. Sería un día asqueroso.

Salió de su casa después de arreglarse y desayunar junto con un buso, ya que hacía bastante frío, y caminó hacia la escuela.

En el camino se encontró a Mangel pero no quería comenzar una conversación con él, a lo que el de gafas comprendió y siguieron caminando en silencio. La mañana seguía gris y fría.

Entraron al salón y todos ya estaban en sus lugares. Solo se escuchaban murmullos y nadie estaba de pie. Todos conversaban desde sus lugares. Era un ambiente algo extraño. Alex les hizo señas a los dos para que se sentaran en dos lugares que había apartado previamente.

- ¡Buenos días compañeros! - Dijo Alex con una sonrisa.

- Joder macho. Qué no ves que mañana mas oscura. Además de que no dormí bien. - Dijo Mangel hacia el más pequeño de los 3.

- Si pero, no por eso tenemos que desanimarnos. Anda sonríe.

- Solo lo dices por qué vas a ver el estreno. - recalcó Mangel.

- ¡Y estoy emocionado! - Declaró felizmente Alex. - ¿Cómo estás Rubius? Hace un momento vinieron unos chicos a preguntar por ti, les dije que no habías llegado.

Rubén pensó que quizás se trataba de Luzu y algún compañero de él del club de lectura.

- Ah. Qué bien. - Dijo sin ánimos el rubio. Acto seguido se dispuso a sacar tu teléfono y revisarlo. Mangel y Alex no sabía que le ocurría a su amigo.

- Rubius yo... - Fue interrumpido Mangel ante la voz del maestro llamando a los alumnos a que se organizaran para la clase. Mangel no pudo más que acatar a la orden y dejar la conversación ahí.

Guillermo había llegado tarde. De nuevo. Se excusó y se sentó rápidamente a su lugar, recibiendo un último llamado ante su impuntualidad.

Se encontraban en clase de historia. El maestro estaba repartiendo unos temas para una exposición que tendrían que hacer en parejas, parejas que podían elegir. Rubén pensó en definitiva que si lo llamaban elegiría a Mangel, aunque la verdad no le apetecía en absoluto hacer nada con relación a historia. Odiaba esa clase.

- A ver. Iré llamando a la mitad de los estudiantes al azar para que elijan a sus parejas. El proyecto estará programado para la próxima semana así que espero un buen trabajo de parte de ustedes. Cuando elijan a su pareja les asignaré un tema. - Dijo el maestro acomodándose sus gafas. - Garmendia. Elija.

- Con Bandera. - Se habían vuelto amigos desde hace 3 semanas atrás y la verdad es que era agradable trabajar con el de ojos cafés.

- Bien. Tiene que estudiar sobre la caída del muro de Berlín. Bravo. Elija.

- Con Rogel. - dijo sin más.

Rubén maldijo a Alex. ¿Ahora con quién se podría hacer? Ya que. Solo siguió mirando por la ventana como caían pequeñas gotas de agua.

- De acuerdo estudiarán sobre la Guerra de Vietnam. Flórez, con quién.

- Con Villar.

Y mientras mencionaba nombres y asignando temas Rubén pensaba en su vida. Una vida aburrida. Era como volver al inicio y pensó que ese era su destino.

- Díaz. - Preguntó el maestro. - ¿Con quién?

Rubén quería salir del aula. Volver a su cama y no volver a despertar. Eso quería hasta que.

- Con Doblas. - Dijo decidido el de ojos rasgados. Lo decía con toda la amabilidad posible. Quería remediar las cosas con el rubio y aprovechó la oportunidad cuando se la dieron. Rubén en cambio soltó una mirada de molestia y agotamiento. Lo menos que quería era volver a ver a Guillermo.

- Vale. Tendrán que exponer sobre la revolución Rusa.

Y así concluyó la clase.

☁️

Samuel en definitiva tenía muchos asuntos que resolver en su vida. Entre esos sus asuntos amorosos. Hacía hace dos meses empezaba a salir con una linda chica que estudiaba en su misma universidad. Era hermosa. De ojos claros avellana y un cabello sedoso castaño. Tenía una sonrisa que enamoraba y unos ojos que deleitaban con su mirada.

Samuel y ella habían hablado desde inicios de la carrera y aunque no se le viera animada en absoluto en la carrera de enfermería, pues ella en cada momento decía que le hubiera gustado estudiar periodismo, le encantaba la compañía de ella.

¿Pero eso era todo? ¿Solo que agradaba su compañía? ¿Habían sentimientos de por medio, o solo era calentura?

Hubo momentos en donde ellos tuvieron ciertos roces, hasta en una fiesta de la facultad habían estado a punto de hacerlo en los baños.

Y Samuel no sabía que hacer. ¿De verdad la quería?

¿Por qué con ella no sentía lo mismo que con otro de ojos verdes?

Y él no quería lastimarla, era una chica preciosa. Pero tenía que ver las cosas como son. La estaba usando solo para sus caprichos sexuales.

Decidido agarró su teléfono y marcó su número. Quería hablar con ella y dejar todo claro. Aunque por teléfono no fuera la mejor manera de hacerlo.

Luego de 4 timbres sin respuesta se rindió. Se acostó en su cama disgustado. No lo quería hacer, pero a la vez sentía que debía. No quería que la chica lo odiase. ¿Qué haría si ella le confesara su amor?

Suspiró agotado. Qué lío. Y para desestresarse llamó a sus amigos para quedar en la noche en algún bar. Se tomaría toda la mañana y la tarde en terminar proyectos y trabajos de la carrera y la noche para despejarse. Lo necesitaba.

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