Capítulo 7 - Enseñanza

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Rubén ahora comprendía lo que era ser un pez en un acuario y que todos te miren. Una sensación de incomodidad pero no por ser tratado como un bicho raro, si no al contrario, por recibir atención, más de la que se acostumbraba a sentir.

Pero de cierta manera era agradable poder lidiar con eso en vez de lidiar con una soledad perpetua. No es que se sintiera de un momento a otro con aires de grandeza y superioridad sobre los demás, solo era para él una bella sensación el ser percibido por la humanidad.

Ya eran las 9:30 de la noche y los 4 estaban en la sala jugando en el play, ya que se había unido Samuel. En un momento tuvo que levantarse del sillón a contestar una llamada. Parecía importante. Luego de eso subió a su cuarto excusándose con los demás chicos diciendo que debía enviar unos documentos.

- Hey Mangel. ¿Cómo ha estado tu novia? - preguntó Guillermo manteniendo la mirada en el televisor -No la ví en la fiesta que hiciste.

- Ya. Es que tenía que estudiar para unos exámenes importantes. Ya sabes que la universidad es dura tío.

- Lástima. Así podría haber conocido a Rubén. - Le dirigió la mirada hacia el rubio para decirle en susurro - Es una belleza. Hasta me extraña que haya elegido a Mangel de pareja y no a mí.

- ¡Eh! ¡Cuidado con eso! - Amenazó Mangel con su mirada fulminante a Guille, a lo que este se rió animado.

A Rubén le causó algo de gracia la situación, hasta se rió por un momento. Ahora le había entrado la curiosidad de saber quién era la pareja de su nuevo amigo.

Ya habían pasado más de una hora jugando. Exactamente eran las 11:00 pm.

- ¡Ostia! - Rubén se levantó precipitadamente del sillón. - Debo irme. No le dije a mi madre que regresaría tan tarde.

- Vaya... Parece que nunca rompes las reglas en casa ¿Eh, Rubén? - Dijo Guillermo. - Sería bueno que experimentaras un castigo. - Rió el de ojos rasgados a lo que Mangel le golpeó en el hombro para que dejara en paz a Rubius.

- La verdad no me gustaría que me castigasen... - Dijo apenado Rubén. El trataba de no causarle problemas a su madre, ya tenía suficientes con los de su trabajo.

- Venga. ¿Quieres que te acompañe? - Preguntó Mangel.

- Oye, que no es un niño. El puede ir solo. - Dijo Guille.

- ¡Que dejes tus estúpidos comentarios! - Le gritó Mangel al peli negro.

A Rubén le costaría un poco lidiar con la actitud de Guillermo, pero era verdad. Además de que no quería incomodar más a Mangel.

- No está bien. Iré a casa.

- No Rubius. Es ya muy tarde. - Le dijo Mangel deteniendolo en su camino a la puerta y después de un minuto de pensar dijo - ¡Ya se! Le pediremos el favor a Samuel de que te lleve a casa en su auto.

Rubén se asustó con ese comentario. La verdad es que después de las incómodas miradas que tuvo con Samuel no quería verlo por un tiempo.

- N-no Mangel est...- El rubio fue interrumpido por Mangel.

- Venga esta bien ¡Samueeeel! - Gritó Mangel lo suficientemente fuerte como para que se pudiera oír desde las otras casas.

Samuel bajó momentos después con susto.

- ¿Pero que ha pasado? - Preguntó alarmando, pensaba que algo malo había ocurrido.

- Nada. Que tú hermano es un tonto y que si podrías llevar a Rubén hasta su casa ya que es muy tarde. - Dijo Mangel tranquilo, mientras Rubén mantenía la mirada baja avergonzado.

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