Looking For Dad - Rosekook [#2] ᶜ

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Doyeon acomodó su cabello en el gran espejo con luces en el que se había estado observando casi diez minutos seguidos.

Las manos le temblaban y sentía su cuerpo lleno de sudor frío.

Tenía miedo. Mucho miedo.

Aquél día se llevaría a cabo el gran Show de la escuela en donde los niños de todos los cursos participaban en diferentes escenas de una misma obra, era el último evento del año antes de que las semanas de evaluaciones comenzasen y fuesen promovidos al año siguiente. Todos los niños de los cursos tendrían que representar una pequeña historia que tendría partes musicales en las que cantarían.

Con mucho trabajo, esfuerzo y ayuda, Doyeon había conseguido el papel protagonista de aquella escena, sus padres le habían ayudado bastante. Jungkook en sus tiempos libres le había esnseñado técnicas de respiración y canto, ya que había resultado siendo bastante bueno en técnica vocal. Jennie, por otra parte le enseñó expresión escénica y cómo entrar por completo en el personaje, ya que ella también había resultado siendo buena actriz. Su madre la había ayudado en todo lo que a su aspecto refería, así que sabía que su apariencia estaría perfecta. Pero aún así no dejaba de sentirse insegura.

Nunca había actuado en una obra en los años que llevaba estudiando ya que su padre nunca asistía a eventos así en la escuela, por lo que no tenía mucho sentido sintiéndose también a la deriva.

Tenía miedo de equivocarse.

—¿Estás bien? ¿Necesitas comer algo? —le preguntó un niño que estaba detrás de ella, era aproximadamente uno o quizás dos años mayor que ella— Te ves pálida, mi madre siempre me da comida cuando me dice que estoy pálido.

El niño le ofreció un paquete de galletas que aparentemente guardaba en sus bolsillos.

—G-Gracias —respondió Doyeon con la voz temblorosa.

—Creo que estás asustada por la obra, ¡pero tranquila! No debes tener miedo. Si te equivocas o no, nadie se dará cuenta y nadie te juzgará. —explicó el niño mientras observaba al público por la pequeña abertura de las cortinas que se podía divisar tras bambalinas— Y si alguien lo hace, lo único que tendrías que hacer es avisarme y yo me aseguraré de que no lo haga más. Por cierto, mi nombre es Park Jeonsang, ¿y el tuyo?

Doyeon estaba profundamente perdida en la situación. Aquél chico le hablaba con mucha confianza, como si fuesen amigos de toda la vida y ahora recién le estaba preguntando su nombre. Eso la ponía bastante nerviosa, creía haber escuchado el nombre del chico antes pero no recordaba exactamente en donde. Observó el paquete de galletas en su mano y lo abrió para luego responder antes de llevarse una galleta a la boca.

—Jeon Doyeon.

—Vaya, es un nombre un poco extraño, pero es bonito —admitió el Jeonsang mientras observaba cómo el público del auditorio se levantaba y aplaudía con orgullo a los niños de primero, quienes se alejaban de la tarima.