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Después de que Doyeon había terminado con su presentación y la obra había prácticamente acabado, los tres se dirigieron a la salida

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Después de que Doyeon había terminado con su presentación y la obra había prácticamente acabado, los tres se dirigieron a la salida. Jungkook y Jennie llenándola de palabras de orgullo, cosa que había hecho sentir a su corazón cálido. Su padre había estado más cercana a ella esos últimos días, como lo eran antes.

—Mi conejita será una gran cantante algún día, estoy seguro de eso. —Doyeon sonrió en grande, ya que hacía mucho tiempo que su padre no le llamaba con tal apodo y eso no hacía más que ponerla feliz— Incluso pensaré en inscribirte a clases de canto y baile, quizás seas una de esas grandes idols que ves en la televisión.

La pequeña empezó a saltar de la emoción.

—¡Sí! Como Mía unnie, ¡yo quiero! —habló la pequeña mientras sonreía a sus padres.

—Si trabajas duro lo conseguirás —le dijo Jennie, acariciando su cabello.

—¡Doyeon! —escucharon los tres que llamaron a la pequeña detrás de ellos.

—Oh, Jeonsang —sonrió la pequeña, mientras lo saludaba con la mano.

—¿Quién es Jeonsang? —preguntó Jungkook con el ceño fruncido.

—Oh, ajusshi, ajumma, quería pedirles permiso para ir con Doyeon al parque, mamá nos llevará y prometemos dejar a Doyeon en su casa temprano —habló rápidamente el niño mientras les daba una reverencia de noventa grados.

Jungkook frunció profundamente el ceño por dos razones. La primera, ¿quién era ese chico y por qué se refería a su Doyeonnie con tanta confianza? Y la segunda, ¿acaso le había llamado ajusshi? ¿¡Tan viejo se veía!?

Jeonsang se encogió en su lugar ante la penetrante mirada que le estaba propinando Jungkook. ¿Había hecho algo mal?

—Doyeon no... —inició Jungkook intentando negarse a la petición sin reparar en los ojos de suplica de Doyeon. Sin embargo, Jennie lo interrumpió con un codazo.

—Claro que puede ir, pero dale este número a tu madre. —Jennie le entregó una tarjeta de presentación que llevaba en su bolsillo— Dile que me llame cuando terminen y yo le daré la dirección.

Ambos niños saltaron felices y Jeonsang tomó la mano de Doyeon para llevarla junto a su madre. Jungkook frunció aún más su ceño.

—Ese niño no me cae bien —musitó observando cómo se alejaban.

—No seas celoso. —rió Jennie, masajeando suavemente su frente, que se hallaba arrugada— Mejor vámos a almorzar, señor posesivo.

Jungkook era demasiado celoso con las personas que más apreciaba, pero Jennie nunca lo había visto de esa manera con ella. Pero no quería preocuparse mucho por eso, eso no significaba que no la amara. Jennie no pasaba mucho tiempo con chicos, así que no tenía ningún motivo para celarla.

Al llegar al restaurante más cercano, ambos se sentaron en una mesa algo apartada, a ambos no les gustaba que hubiese mucha gente a sus alrededores.

Jungkook se retiró su elegante saco y lo colocó detrás de la silla. Después de haber visto a Rosé se había sentido bastante extraño.

Luego de la noche en la que había visto a Doyeon irse en un taxi luego de salir de aquella guardería, regresó a la cena y volvió al día siguiente para ver si la hallaba allí, pero para su sorpresa una chica que trabajaba ahí le había dicho que la chica no trabajaba los fines de semana y antes de que si quiera pudiese preguntar una cosa más un pálido chico se llevó a la chica con la que estaba hablando y lo fulminó con la mirada antes de retirarse. Por la tarde fue a la casa de Namjoon y Seokjin para hablar con ellos y cenar. Y el último día que se quedaría en Daegú, el domingo, regresó a la guardería para ver si podía obtener información de la señora de la guardería, pero aunque le intentó sobornar disimuladamente la señora parecía reacia a brindarle cualquier tipo de información.

Así que volvió a casa sin respuestas, e incluso con más preguntas de las que tenía antes.

Observó a la chica frente a él, que se hallaba mandando un mensaje en su teléfono y pensó que no había sido del todo honesto con ella, ya que ni le había contado lo que había sucedido en Daegú. Y ella, quien le había ayudado mucho en el proceso a superar su dolor, merecía saber lo que había pasado. Quizá volvería a ser una buena consejera para él y lo apoyaría en ello.

—Debo decirte algo, algo muy importante —comenzó, sintiéndose muy nervioso de repente. Jennie alzó una de sus cejas con curiosidad.

—¿Qué es? —preguntó, dejando su teléfono a un lado para prestarle mejor atención.

—Cuando fuí a Daegú yo... Hmm... Me encontré con Chaeyoung —informó con voz débil, mientras Jennie sentía como si le hubiesen dicho que le habían diagnosticado alguna enfermedad terminal.

—¿Q-Qué te dijo? —ahora se hallaba especialmente impaciente, sabía que aquel presentimiento que había tenido antes de que Jungkook se fuese no había sido por nada.

—Ella... Perdió al bebé —hubo un gran silencio después de ello.

—¿Realmente fue así? No quiero ni imaginar por lo que habrá pasado. —Jennie se mordió el labio— Ahora es comprensible el porqué no quiso regresar.

Jungkook asintió.

—En parte, siento que es culpa mía, no estuve pendiente de ella y no sabía si estaba sufriendo o no.

—Jungkookie, tú no tienes la culpa. Tú no la obligaste a irse. —Jennie sostuvo su mano al ver que sus ojos se aguaban— Ahora creo que ella necesita apoyo, quizá deberías convencerla de ir a un psicólogo o algo así.

—Ese el el problema también, no quiere hablar conmigo del tema —argumentó Jungkook.

—Bien, eso suena bastante egoísta, pienso que también tienes derecho a saber lo que pasó y brindarle apoyo si lo necesita. ¿Qué piensas hacer al respecto entonces?

—Contraté a un detective privado, quiero saber exactamente qué sucedió con el bebé. Hoy tengo una reunión con él —Jungkook suspiró de frustración y Jennie formó un pequeño puchero de forma inconsciente.

—En todo lo que hagas te apoyaré, cariño. Si necesitas ayuda solo dime —sonrió Jennie mientras intentaba tranquilizarse ante la noticia inesperada.

Ella sólo esperaba que todo se solucionara pronto y que Jungkook no volviese a su antigua depresión, él no merecía nada de ello.

—También depende de lo que suceda volveré a Daegú en unas semanas —finalizó Jungkook, al ver que sus pedidos ya eran puestos en su mesa.

—Yo quiero ir contigo, no quiero dejarte solo —pidió Jennie para así disminuir un poco aquella impotencia que sentía. Jungkook sólo asintió y empezó a comer.

Pero había mucha más verdad oculta de la que se mostraba. Todos tenían secretos.

 Todos tenían secretos

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Looking For Dad - Rosekook [#2] ᶜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora