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Jungkook acomodó su corbata mientras se sentaba en la gran mesa mientras veía a esos ancianos hipócritas inversionistas del proyecto adularlo de todas las maneras posibles

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Jungkook acomodó su corbata mientras se sentaba en la gran mesa mientras veía a esos ancianos hipócritas inversionistas del proyecto adularlo de todas las maneras posibles.

No habían pasado ni cinco minutos y ya se quería ir.

Lo peor del asunto es que tendría que quedarse allí dos días más para revisar los planos y supervisar el inicio de la construcción, también esperaba cenar con Seokjin y Namjoon en su estancia en Daegú. Pero no había nada más horrible que tener una charla de negocios con ancianos profundamente conservaduristas, agradecía el poder que tenía Namjoon sobre ellos, ya que eso hacía que sus absurdas opiniones valiecen menos que las de ellos.

El whisky también lo había mareado un poco, por lo que se hallaba con dolor de cabeza y fatiga, incluso si había dormido toda una hora.

—¿Qué desean para cenar? —preguntó una chica de cabello rubio atado en una cola alta que los miraba con curiosidad y timidez.

Todos los presentes ordenaron con rapidez, sin prestar mayor atención a lo que estaban pidiendo ya que se hallaban en una acalorada discusión acerca de cómo deberían quedar los planos de la infraestructura y las personas al mando, sobre todo por una insinuación por uno de los ancianos de que Namjoon era muy jóven para el empleo y no podría quedar al mano ni del proyecto ni de la constructora, ya que él no podría tener herederos legítimos con Seokjin a su parecer. Aquello parecía haber encendido a Seokjin de mala manera, a quien tuvo que calmarlo Jimin, ya que Namjoon estaba igual o peor de indignado.

Y aquellos gritos hacían que a Jungkook le doliese la cabeza aún más.

El pelinegro se levantó con fastidio, avisando entre dientes que saldría a la azotea del restaurante por aire.

Llegó a un pequeño balcón en el que se apoyó, observando las luces de la ciudad e inhalando profundamente hasta sentirse más relajado.

—Iré a traerte un poco de agua, ya regreso —escuchó la voz de un chico a la distancia, pero no prestó mucha atención al asunto.

De repente su teléfono vibró en su pantalón y lo sacó para comprobar el mensaje que le habían enviado.

"Doyeon tendrá una obra de teatro el martes, ¿quieres ir?"

Últimamente no había asistido a esos eventos por cuestiones de trabajo, pero él se había prometido que le pondría más atención a su hija, así que sacaría tiempo de sus extensas reuniones para asistir. Incluso pensaría en planear un viaje para pasar el máximo tiempo posible con Doyeon.

Suspiró, sintiendo el aire frío llenar sus pulmones. Hubiera deseado hacer lo mismo con su hijo, pero suponía que habían veces en que la vida era malditamente injusta.

Luego de unos segundos ya se sentía más sereno y el dolor de cabeza había disminuido considerablemente, así que se dió la vuelta para volver a su mesa.

Looking For Dad - Rosekook [#2] ᶜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora