Aquel llanto estremeció todo el cuerpo de Jungkook en sensaciones inexplicables.¿Era su bebé?
Dejó de casi asfixiar a Rosé con sus brazos y se levantó del sofá junto con la chica, observando el pequeño pasillo de donde provenía el llanto. No sabía si debía ir hasta él o no. Debería pedirle permiso a Rosé.
La chica lo observó con una sonrisa y mientras limpiaba las lágrimas de sus mejillas. Tomó la mano del chico, quien se veía indeciso en si debía acercarse al sonido o no.
—Ven, le gustará verte. —susurró la chica antes de guiarlo hasta el cuarto de su pequeño, abriendo la puerta con un pequeño suspiro, sintiéndose un poco nerviosa. Ambos se acercaron hasta la el borde de la cuna —Él es Mingyu, es nuestro hijo —susurró.
Jungkook estaba atónito, mirando al pequeño que se removía incómodo en su cuna, sollozando de inconformidad.
—Debe tener hambre, se quedó dormido antes de la cena y estuvimos hablando cuando todos se fueron, debe estar molesto por la falta de atención. —sonrió Rosé, observando el brillo en los ojos de Jungkook— Generalmente es muy tranquilo, llora pocas veces. ¿Quieres alimentarlo?
Jungkook, quien la había escuchado un poco lejana hasta entonces, asintió con una sonrisa, muy emocionado. Rosé río.
>> De acuerdo, iré a prepararle su biberón. Hazle juego un rato, se enojará aún más si lo dejamos llorar más.
Rosé dejó el cuarto y se encaminó a la cocina. Alcanzando todo para preparar el biberón de su bebito. En unos meses ya debía darle de comer muchas más cosas para que sus dientes se acostumbraran a masticar pero por lo pronto quería esperar a que creciesen un poco más.
A su vez, también estaba un poco asustada. ¿Qué se supone que sucedería ahora? ¿Ellos volverían? ¿Ella se iría de nuevo a Busan? ¿Estaba pensando demasiado pronto en ello? Quizá sí.
Por esta vez, quería dejar las cosas fluir y no pensar mucho las cosas. Ni siquiera sabía si irse a Busan o volver con Jungkook era lo que realmente quería. Eso sólo el tiempo lo diría.
El llanto súbitamente se calló y Rosé frunció el ceño, batiendo el contenido del biberón para que todo se mezclase bien. Pero entonces unas fuertes carcajadas de bebé tomaron su lugar, aumentando su curiosidad.
Rosé salió de la cocina y se encaminó de nuevo al cuarto con el biberón en mano, encontrándose con una de las escenas más hermosas que había presenciado en su vida, que incluso quiso sacar su teléfono para grabar aquello. Y eso hizo.
Jungkook estaba sentado en uno de los puff del cuarto con el bebé en brazos, alzándolo por encima de su cabeza para balancearlo levemente en el aire y volviéndolo a dejar en su regazo para hacerle cosquillas en su pancita. El niño reía a carcajadas adorables por lo divertido que era estar en el aire y ser mimado por aquel chico que no se sentía como un extraño, de hecho se sentía tremendamente cómodo, casi como con su madre. Por su parte, Jungkook no dejaba de sonreír y mimar al bebé, su gran sonrisa de conejito hacía que sus ojos se cerrasen un poco y unas pequeñas arrugas se formaran en los extremos de los mismos, siendo aquella una sonrisa totalmente genuina. El chico también reía a carcajadas ante lo tierno que era el bebé, sin poderse controlar mucho tiempo para llenarle la carita de cortos besitos mientras Mingyu reía más fuerte.
Rosé también ingresó con una sonrisa cuando había terminado de grabar. Le entregó el biberón a Jungkook y este la observó con una sonrisa, agradecido.
Acomodó al bebé en sus brazos y acercó el biberon a sus labios. Mingyu no dudó ni un segundo en atrapar la boquilla con sus labios y chupar fuertemente. Se notaba que había tenido mucha hambre. Mingyu acercó sus manitos al tetero, queriendo sostenerlo por sí mismo. Pero se distrajo con la fuerte mano que sostenía el tetero, así que posó sus manos ahí, terminándose rápidamente el contenido.
Jungkook y Rosé sonrieron con ternura. No sabían de lo mucho que habían necesitado de esa escena hasta aquel momento. Todo parecía correcto.
—Realmente se parece mucho a mí de pequeño. —comentó Jungkook— Es tan pequeñito y adorable, siento mucho no haberlo visto antes. Ni haber estado presente en su nacimiento.
Rosé suspiró y se sentó en el otro puff a su lado.
—Hey, no te lamentes por eso. Por ahora importa el presente, me alegra que ahora pueda conocer a su padre y tú a él —Rosé acarició la cabeza de su bebé, quien se removía feliz en los brazos de Jungkook. El chico asintió.
—También... Ehh... Quería preguntarte tu hermandad con aquel chico —preguntó Jungkook pretendiendo que su voz sonase casi indiferente, sin lograrlo ni un poco.
Rosé rió.
—De verdad es mi hermano. Yo... —Jungkook la miró fijamente— Mi verdadero padre está aquí, en Daegú, está muy enfermo. Tiene una familia con otra mujer, Yoongi es su hijo también. Debía ir a firmar un testamento y fue ahí donde lo vi. No te enfades con él por lo que dijo, es muy sobreprotector.
—Lo vi la otra vez en el restaurante también, ¿trabaja contigo?
—Sí, de hecho es de sus padres, él es mi jefe. Me ayudó a conseguir el trabajo de mesera allí.
—No quiero parecer que juzgo, pero no parece la clase de persona que trabajaría atendiendo personas. —Rosé lo miró con el ceño fruncido— ¿Qué? Tiene una mirada intimidate.
—Bueno, en realidad estudió composición musical, pero es difícil encontrar un trabajo que necesiten un compositor —comentó, sin querer dar más detalles de la vida de su hermano.
Jungkook sólo asintió, sintiéndose un poco mal por el chico.
—Ma... mamama... Ma —balbuceó Mingyu, como si estuviese aportando a la conversación.
Ambos adultos rieron. Jungkook sintió su teléfono vibrar y lo tomó, anunciando una llamada de Jennie. Rosé desvió su mirada, tratando de no sentirse mal al respecto.
Jungkook observó su mirada y colgó su teléfono.
—Creo que es hora de irme —anunció Jungkook, mientras dejaba el biberón en el suelo y a Mingyu en los brazos de su madre.
Ambos se miraron unos instantes, no sabiendo cómo despedirse. Jungkook suspiró y camino hacia la puerta, pero la voz de la chica la detuvo.
—¡Jungkook! —llamó, el pelinegro volteó hacia ella— N-No quiero que te vayas... —el chico abrió sus ojos sorprendido— Es decir, s-sé que tienes que i-irte ahora, pero yo me refería a... A...
—Rosie...
—Jungkook, no te vayas de mi vida —musitó, desviando la mirada al suelo.
Jungkook esbozó una pequeña sonrisa y se acercó para dejar un pequeño beso en su frente y en la mejilla de Mingyu.
—No me iré de tu vida.
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Looking For Dad - Rosekook [#2] ᶜ
FanficDespués de aquel fatídico día, Rosé decidió marcharse de aquella casa para no causar más daños en la vida de Jungkook y Doyeon, priorizando a su bebé y la salud mental de ambos. Después de un año, las cosas han cambiado drásticamente, pero siempre l...