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Rosé estaba atónita ante las rotas palabras de Jungkook, quien había comenzado a temblar en sus brazos

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Rosé estaba atónita ante las rotas palabras de Jungkook, quien había comenzado a temblar en sus brazos.

Y siendo sincera también le estaban doliendo las rodillas, así que, usando toda la fuerza que le quedaba en su cuerpo, los llevó a ambos hasta el sofá más cercano que por suerte quedaba a pocos pasos de donde se hallaban. La chica acomodó a Jungkook en su pecho e hizo que se recostara en el sofá. El chico seguía aferrándose a ella fuertemente, con sus brazos rodeando por completo su torso.

La chica suspiró y recostó su mejilla en la coronilla de Jungkook. La cercanía tenía su corazón acelerado, pero a su vez el ambiente era tan triste que no tenía tiempo de sentirse incómoda.

Llevó una de sus manos a las hebras pelinegras del chico y las acarició con cuidado, haciendo que los sollozos del chico se calmaran y dejara paso a pequeños hipidos.

—No nos mintamos más. —susurró Jungkook— Quiero que me cuentes todo lo que pasó. Y yo te contaré mi versión desde que te fuiste. —soltó un pequeño hipido— Eres libre de odiarme después de eso, si quieres que desaparezca de tu vida, me iré. Si quieres que me quede lo haré.

—¿Qué hay de ti? —susurró Rosé a su vez— ¿Cómo sabré si quieres que me quede o me vaya?

Jungkook apretó su agarre aún más.

—Por ello estoy aquí, abrazándote, aferrándome a ti. Porque por ahora sólo... No quiero soltarte, no de nuevo.

A Rosé se le formó un nudo en la garganta y sintió sus ojos aguarse. A quién quería mentirle, había pasado un año y ella aún así no había sido capaz de olvidar sus sentimientos por Jungkook. Al llegar a Daegú ni siquiera se había fijado en los chicos que a veces querían pedirle citas, los ignoraba por completo porque su corazón aún seguía lleno de Jungkook.

Y le gustaría imaginar que a Jungkook le hubiese sucedido lo mismo.

—Hace más de un año, en el cumpleaños de Doyeon, —empezó a narrar con voz un poco frágil— estaba muy irritable, celosa y enojada. Y al estar embarazada, supongo que todas mis emociones se incrementaban el doble por toda la cuestión hormonal. Lisa me había dicho que estabas demasiado cercano a Jennie y que sospechaba de ella. Yo estaba muy susceptible, así que la seguí para ver qué era lo que tramaba, según Lisa. Ella hablaba por teléfono, desconozco con quién, pero dos frases quedaron en mi memoria y en toda esa noche hicieron eco en mi cabeza: "Ella no importa mucho, más bien parece una garrapata pegada a él todo el tiempo" y "Esta tipa es casi igual, Jungkook se aburrirá de ella, es una piedra en el camino fácil de quitar". ¿Y sabes por qué creo que me afectó tanto? Porque era justo como me sentía en ese momento en comparación con ella. —Jungkook gimió en desaprobación e iba a interrumpir, pero Rosé continuó— Ella había estado contigo mucho antes, era muy probable que fuese tu primer amor o tú el de ella y Doyeon parecía estar feliz con su llegada, de verdad tenía miedo. Una vez nos quedamos solas organizando la cocina, le reclamé su comportamiento, pero entonces todas las provocaciones que me lanzó y lo enojada que estaba provocaron que la golpease con el pocillo. Aún si intento recordar cómo me sentía en ese entonces y por qué lo hice exactamente no halló ninguna respuesta. Después de ello empecé a sentirme muy mal, Doyeon me preguntó por qué había golpeado a su madre y que no hacía más que preocuparte, y definitivamente así me sentía. No hacía más que preocuparlos y estabas siendo brusco con Doyeon también. Cuando te fuiste con Jennie al hospital, empecé a tener... Hmm... Molestias, pequeñas contracciones y me dolía mucho el vientre. Tenía miedo de que algo le ocurriese al bebé, en ese entonces no sabía que eran dos. —Rosé soltó un pequeño sollozo— Y entonces pensé que toda aquella situación estresante le estaba haciendo daño al bebé y yo no quería permanecer más allí. —sollozó más fuerte— Acababa de golpear a Jennie, seguramente pensarías de mí lo peor igual que Doyeon. Y yo no quería... —se detuvo un momento para suspirar— No quería causar más problemas. También quería irme de Busan porque sabía que si tenías conocimiento de donde me hallaba, me harías volver. Y lo que menos quería era volver, yo quería un descanso. —se tomó un momento para tranquilizarse y continuó— Cuando llegué a Daegú no sabía muy bien qué hacer, sólo había seguido mis impulsos sin ningún tipo de plan, estaba preocupada. Tuve la fortuna de encontrarme a Yoongi entonces, el chico de antes.

Jungkook apretó su agarre, frunciendo el ceño.

—¿Tienes algo con él? —preguntó con recelo.

—No, no tengo nada con él más que una hermandad. —Jungkook soltó un ruidito de confusión, Rosé rió un poco ante sus celos— Después te explico, por ahora volvamos al tema principal. Él me ayudó a conseguir empleo, hogar, fue como mi ángel guardián. —Jungkook gruñó— Pero dos días después seguía sintiendo contracciones, Yoongi me llevó al doctor y ahí me dijeron que estaba esperando mellizos, una niña y un niño. —a la chica empezó a temblarle la voz— me dijeron que la niña estaba en una posición extraña y que por eso sentía las contracciones, pero no había nada por qué preocuparse. El problema fue que desde el ángulo que lo vió el doctor no pudo ver que en realidad la niña se estaba saliendo de la placenta. El parto se adelantó unas cuantas semanas, pero estaba en el periodo normal, así que yo confiaba en que podría tener a los dos bebés pronto y que luego de ello volvería a buscarte, volvería a Busan. Pero entonces empecé a sangrar. Me dijeron que había una anomalía con la niña, que ahora ya ni siquiera estaba en la placenta sino que se había instaurado en la trompa de falopio izquierda, la cual había casi que explotado y había provocado un sangrado grave. Yoongi me dijo después, fuera de peligro, que le había dicho incluso que las posibilidades de que yo sobreviviera eran pocas, pero entonces lograron estabilizarme. Soy alérgica a un compuesto de la anestesia general, así que me aplicaron otra que no era tan efectiva, pero que hacía llevadera las operaciones, ya que como aún estaba en trabajo de parto y el niño ya estaba en el canal de parto, no podían hacer cesárea, ya que sería peligroso e incluso un mal movimiento podía dañar mi útero y el sangrado me hubiese matado. Cuando nació Mingyu me sometieron a otra operación para sacar a la niña y extirpar esa trompa de falopio. —Rosé sollozó con fuerza— Aún tenía la mitad de mi cuerpo conciente ya que no había tiempo de dormirme entera, estaba sangrando mucho. El doctor no me dejó ver a la niña, me dijo que podía quedar traumada si la veía, pero alcancé a escuchar que eran sólo trozos, gracias a la malformación. Recuperarme fue muy difícil. No había día en que no pensara en la niña y en qué fue mi culpa que no naciese sana. Todo gracias a las emociones que había vivido en Busan. Ni siquiera pude cuidar bien a Mingyu en sus primeros meses. —Rosé se permitió llorar, escondiendo su cara en su cabello— Y estaba tan triste. Ahora ya no estaba segura si quería volver o no a Busan a enfrentarme a todo cuando mi estabilidad se había ido en un abrir y cerrar de ojos.

Jungkook lloró de nuevo, ahora que había escuchado la versión de la chica, sabía en qué era lo que había fallado.

Y tenía miedo ahora. ¿Todo sería capaz de mejorar?

—Quiero que me cuentes también tu versión —susurró Rosé luego de un rato, cuando se había calmado finalmente.

—Quiero que me cuentes también tu versión —susurró Rosé luego de un rato, cuando se había calmado finalmente

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Looking For Dad - Rosekook [#2] ᶜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora