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Rosé suspiró mientras caminaba hasta la puerta principal para abrirla

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Rosé suspiró mientras caminaba hasta la puerta principal para abrirla.

Una chica rubia de cabello corto y sonriente se adentró a su casa con su bebé en brazos y la pañalera en uno de sus brazos. Rosé se apresuró en tomar la pañalera para dejarla en la sala, mientras que su amiga JiChae se sentaba en el sofá individual del salón.

—Perdón por hacerte venir hasta aquí —habló Rosé, asegurándose de que las cortinas de las ventanas que daban hacia la calle estuviesen cerradas.

—Ya deja de decir eso, Rosie. Sabes que a mi pequeño Sunwoo le gusta mucho jugar con Mingyu y yo estoy aburrida todo el día en casa. No te agobies por el que venga a cuidar a tu bebé, ¡para mí son como vacaciones pagadas! —la rubia sonrió para tranquilizarla y dejó a su bebé en el suelo, quien ya parecía gatear en sus cortos dos meses.

Rosé sólo le devolvió la sonrisa apenada y fue directo al cuarto para llevar a Mingyu con Sunwoo a la sala. Dejó a su perezoso hijo, quien aún estaba bostezando por haber sido despertado, al lado del bebé más pequeño y todas sus luces parecieron encenderse. Mingyu empezó a balbucear con emoción mientras se acercaba a su amiguito, quien tomó una de las manos de Mingyu para llevársela a la boca mientras él mayor reía.

La rubia sonrió enternecida mientras sacaba juguetes de la pañalera para que los pequeños se entretuvieran.

Rosé le agradeció de nuevo el que se quedara a cuidar a Mingyu y le dió de nuevo las mismas instrucciones de cada día para el cuidado de su bebé y la alimentación, saliendo presurosa para el trabajo ya que, al quedarse viendo la tierna escena, se le había hecho un poco tarde.

La señora Choi le había dicho hacía casi dos semanas que había visto a gente extraña merodeando la guardería y haciéndole preguntas a los transeúntes. Incluso le habían preguntado a su hermana cosas acerca de la guardería y de ella. Rosé se había asustado mucho, ¿por qué habría alguien queriendo saber de ella?

Y aquella fue su gran duda hasta que pensó en que sólo existía una persona que podría estar interesada en su vida actual. Y esa persona se trataba de Jungkook.

Lo cuál la abrumó aún más. ¿Jungkook sería capaz de contratar a una persona para averiguar todos los aspectos de su vida actual? ¿Con qué propósito?

Y entonces fue cuando cayó en la realidad.

"Nos iremos a juicio si es pertinente"

Recordó que le había dicho aquel día en en el que se habían reencontrado por primera vez después de tanto tiempo.

¿Realmente por eso la buscaba? ¿Se irían a Juicio? ¿La demandaría?

No, no podía permitir que le arrebataran a su bebé si Jungkook sabía de su existencia y se iban a Juicio.

Jennie era abogada.

Ese día se sintió palidecer, así que decidió mantener oculto a su bebé hasta que volviese a ver a Jungkook y le explicase las razones por las que había mentido.

Pero hasta el momento, no había tenido la valentía de contactarlo. Tenía demasiado miedo y una sensación inexplicable en su pecho.

Sacudió la cabeza para alejar aquellos estresantes pensamientos. Era momento de centrar sus pensamientos en el trabajo.

Entró por la puerta trasera del restaurante e iba a guardar su bolso en su locker para ponerse el delantal, hasta que escuchó una maldición cerca de la zona de descanso.

—¡Maldición, yo no quiero volver a verlo! —gruñó Yoongi. Rosé se acercó sigilosamente, extrañándole la situación. Se encontró al chico pálido hablando por teléfono y con el ceño profundamente fruncido— ¿Por qué no lo haces tú? A ti sí te hará caso, a mí me odia. ¿Es tan necesario hacerlo? —hubo una larga pausa, en la que Yoongi sólo se sentó en uno de los puffs del lugar— Está bien, iré, exigiré que me dé la estúpida firma y me iré. Ya pierdo suficiente dignidad sólo con ir. —Yoongi rodó los ojos con fastidio— Sí, mamá. Adiós. —susurró su respuesta antes de colgar— Mierda.

Rosé estaba a punto de irse, hasta que escuchó una voz detrás de ella.

>>¿Acabas de llegar? —preguntó Yoongi, acercándose hasta ella.

—S-Sí, acabo de llegar —a veces Rosé odiaba no poder ocultar su nerviosismo.

Yoongi sonrió con incredulidad.

—¿Sabes? No está mal si escuchaste hablar por teléfono, de todas maneras iba a contártelo. Necesito que hagas algo por mí —pidió el pelinegro con voz suave, lo cual era bastante extraño ya que por lo general la personalidad de Yoongi era bastante franca, yendo siempre al grano.

Rosé frunció el ceño.

—¿Qué necesitas que haga por ti? —preguntó la chica con curiosidad.

Yoongi pasó su lengua por sus labios, aparentemente nervioso.

—Quiero que me acompañes a ver al idiota de mi progenitor. No quiero ir solo. —se sinceró el chico.

Rosé sabía por qué no quería hacerlo. Una de las cosas que tenían ambos en común era que sus padres no habían estado presente en sus infancias, por suerte, Rosé tuvo un padrastro que la quizo como si fuece su propia hija. Sin embargo, Yoongi sí veía a su verdadero padre de vez en cuando e incluso había vuelto con su madre gran parte de su adolescencia, lo cual fue una tortura para él, ya que lo juzgaba por no haber estudiado lo que él había elegido para su futuro, prefiriendo la música. Todo culminó en un Yoongi de dieciocho años huyendo de casa tras golpear a su padre por haber maltratado a su madre y subsistiendo por su cuenta con ayuda de su prima Yoona. Logró estudiar música pero no ejercer su profesión como compositor, lo cual entristecía mucho a Rosé y a él chico pálido también, aunque no lo demostrase.

Pero prefería no hablar de eso.

—¿Por qué necesitas ir con él? —preguntó Rosé confundida, Yoongi ya tenía veintiocho años, así que si no quisiese volver a tener contacto con su padre.

—Están preparando el testamento de ese señor con un abogado y como soy el único heredero me necesitan presente para firmarlo. —Yoongi rodó los ojos— Iríamos en la hora de almuerzo y prometo que no nos tardaremos.

Rosé observó los ojitos brillantes de Yoongi y una duda surgió en su mente.

—¿Por qué estarían haciendo un testamento? ¿No se supone que se hace cuando tú...?

Yoongi la interrumpió con un carraspeo.

—Exacto, está muy enfermo. Probablemente muera en unas semanas o incluso días.

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Looking For Dad - Rosekook [#2] ᶜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora