Trilogía Lux in Tenebris (I)
A pesar de los años llenos de fama y dinero, Taehyung siempre ha pensado en aquella niña de ojos azules que robó su corazón desde el primer momento en que la vio. Nunca dejó de amarla a lo lejos.
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«Ya te amo con toda mi vida»
Suspiro hondo cuando Stefan, mi coreógrafo, ríe con ganas mientras llena el estudio de baile con sus aplausos al igual que las demás personas. Los bailarines me felicitan con los rostros bañados de sudor al igual que el mío, y me pregunto en qué momento he dejado de estar en forma cuando viene a practicar bailes para mis propias canciones.
A pesar de todo me encuentro emocionado por volver a los escenarios mañana por la mañana. Ya empezamos a volver con las preparaciones para la gira que será en un mes, por lo que estamos corriendo de lugar en lugar asegurándonos que todo esté en perfecto estado. Derek es quien tiene más peso en los hombros, ya que no sé con cuántos patrocinadores va hablando, o cuantas presentaciones más ha agregado en varios países gracias a que cada una de ellas se ha vendido en diez minutos apenas las entradas salieron en venta.
Río cuando veo a la chica artista sentada en una esquina al lado de la pequeña hija del coreógrafo. Ambas se encuentran dibujando lo que sucede a su alrededor, y me parece adorable la forma en que McKenna amablemente le ayuda a la pequeña de rubio cabello a corregir cada error que hay en los bocetos. La niña le dice que irá al baño y ella le sonríe diciéndole que no va a irse a ningún lado. Ella es tan amable, tan bella con las personas que le rodean que no puedo evitar acercarme para llenarle de besos el rostro, lo que le hace reír.
—¿Sabes? Bailas de maravilla —me halaga.
—Muchas gracias —sonrío —. Me siento cansado.
—Tenemos en este estudio más de diez horas —dice, a lo que abro los ojos. Ríe con ganas —. El tiempo se va rápido cuando estás ocupado.
—Eso creo —suspiro. Me siento a su lado y coloco un mechón de cabello detrás de su oreja, lo que le hace sonreír —. Mac, no me has querido decir qué hablaste con ella —digo bajo.
—Hablamos de cosas que no tienen interés —responde, alzándose de hombros —. Ya te dije que ella quiere hablar contigo, es tu decisión si quieres hacerlo o no.
—Sé que no te gusta la idea.
—No, no me gusta —confiesa en un suspiro —. Pero eso es porque tengo miedo que todo el avance que hemos hecho durante este tiempo se esfume por dos palabras que ella te diga.
—Eso no va a suceder —le aseguro. Tomo su mano entre la mía —. ¿Sabes? Eres muy hermosa cuando te enojas.
—¿A cuántas chicas les has dicho eso? —pregunta en un susurro.
Me percato por primera vez de la cercanía entre nosotros, y como mi respiración se ha vuelto parte de la suya. Nuestros pechos suben y bajan al mismo ritmo, y me pregunto en qué momento me he perdido en el mundo que existe en sus ojos para tener tantas ganas de besarla. Su nariz se roza con la mía.
—A ninguna... —confieso.
—¡Taehyung!
Ambos damos un respingo cuando mi nombre es soltado al aire por mi coreógrafo, quien está a segundos de ser colgado por mi representante por interrumpir el momento. No me es ajeno que la verdadera razón del por qué Derek ha llamado a McKenna es para intentar que ambos tengamos algo más que una amistad. Está funcionando, por más que trate de negarlo, estoy experimentando cosas por ella que no pensaba sentir por nadie más que mi vecina.