Trilogía Lux in Tenebris (I)
A pesar de los años llenos de fama y dinero, Taehyung siempre ha pensado en aquella niña de ojos azules que robó su corazón desde el primer momento en que la vio. Nunca dejó de amarla a lo lejos.
Regresar a casa después...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
«Mira bien, que no hay rastro de mi antiguo yo»
Me miro delante del espejo pasando las manos por mi cuerpo. Acomodo mi cabellera castaña dejándole caer en ondas por mis hombros desnudos gracias al vestido negro que estoy utilizando. que estoy usando. Sin poder evitarlo bajo la mirada a mis pechos, riendo al saber que han crecido mucho más en estos últimos meses. Lo ajustado del corsé los marca mucho más, haciéndolos resaltar y lucir como si fuesen más grandes de lo que en realidad son.
Solía ser demasiado consciente de mi cuerpo cuando era una adolescente. Bajé de peso sin necesidad de tratar por ello. Mi madre tiene la misma voluptuosa anatomía que en ella se ve fenomenal. Pero, si hay algo que quisiera cambiar en mí, serían mis piernas. No son completamente gordas, pero sí que son gruesas. Muchas modelos que son amigas de mi progenitora nunca tardan en comentar lo mucho que darían por tener mi cuerpo. La realidad es que: nunca me he sentido tan cómoda conmigo mismo como lo hago ahora.
Me coloco de perfil admirando la manera en que la prenda se ajusta contra mi cuerpo. Recuerdo como los chicos de la universidad suelen comentar lo voluptuosa que es mi anatomía, entre otros comentarios groseros que me hacen ruborizar por el nivel de descaro. Acomodo mi falda, la cual me queda hasta arriba del muslo, y termino de aplicar el maquillaje oscuro en mi rostro.
Me pongo mis altos tacones y con eso último camino hacia el espejo. Soy una persona demasiado perfeccionista cuando viene al atuendo que voy a utilizar. Simplemente me gusta sentirme cien por ciento segura de cómo se me ve, debido a que, si no es así, no dejo de pensar en eso. No estoy tranquila durante ninguna ocasión. Especialmente cuando las personas me miran detenidamente como si se tratase de cobre en medio de diamantes.
—Luces hermosa —me comenta Ji-Woo emocionada. Se encuentra hermosa con el vestido que tiene puesto, además de su maquillaje claro. Ahora que lo pienso, nunca la he apreciado con tonalidades oscuras —. Vas a ver que tendrás a muchos chicos detrás de ti.
—¿Ya están listas?
Seokmin entra a mi habitación, cerrando la puerta detrás de él. Sus ojos mieles claros se concentran directamente en mí, su mirada bajando por toda mi anatomía sin ocultar el descaro. Se aprovecha que Ji-Woo acaba de tomar su móvil para escribirle a su padre, mucho más cuando relame su labio inferior antes de morder la zona. Me percato del calor que se forma en mi vientre bajo, tratando con todas mis fuerzas de que mis mejillas no se sonrojen como siempre lo hacen. No veo la hora de salir.
Ladeo la cabeza fingiendo retocar mis ondas castañas, a lo que maldigo en mi interior cuando mi mejor amiga nos dice que irá por algo de tomar a la cocina. Quiero pedirle que no me deje sola con él, porque no estoy segura de lo que mi cuerpo hará en mi contra. Pero, me muerdo la lengua, debido a que no quiero mostrarle el efecto que él puede llegar a tener en mí. Nos pregunta si queremos algo de beber, a lo que Seokmin responde con esa voz tan ronca y lenta que posee. Ese tono causa que todos los vellos de mi piel se ericen por completo, causando escalofríos por toda mi anatomía.