«Me utilizaste»
Recuerdo la vez en mi padre tomó mi mano mientras ambos caminábamos por el parque que está a solo unas cuadras de la casa. Sus dedos se entrelazaron con los míos y a pesar de estar en público, decidí dejarlo poder sentir que estaba a su lado. Son pocas las veces en que le permito acercarse de esa manera, en la que le dejo entrar por completo a mi mundo y dejar que vea la vulnerabilidad detrás de los gruesos muros que protegen mis miedos.
Me preguntó si me había enamorado alguna vez, y la boca del estómago se me revolvió ante las ganas que tenía de responderle con la verdad. Tenía tantas ganas de decirle que llevaba enamorado durante varios años de la hermosa chica de rubios cabellos que me había robado el aliento desde que era un niño. Desde el primer día que la vi, tan bella con esos vestidos formales diseñados por su abuela, una luz se encendió en mi pecho.
Admití que sí, que me había enamorado de una mujer que no podía amarme. Que jamás me vería como algo más que no fuese un amigo, alguien que escucharía sus problemas y la abrazaría hasta el final. Dolía saber que nunca podría escucharla decirme que me ama, que deseaba estar a mi lado y caminar juntos por largas horas mientras apreciamos los años pasar delante de nosotros. Años en los que crearíamos miles de memorias nuevas que recordaríamos al estar envejeciendo juntos.
En ese momento él rió con ganas, rió hasta no poder más y me contó sobre su propia experiencia. Se enamoró de una mujer que jamás lo vería como algo más que su mejor amigo, alguien a quien le contaría sus secretos, pero con el que nunca intentaría vivir una historia de amor. Años después todavía la ama, aquello lo sé porque puedo ver claramente la forma en que sus ojos se iluminan cada vez que la madre de la mujer que amo entra a la habitación en la que él está. La ha amado durante toda una vida a lo lejos, disfrutando de verla sonreír, y me pregunto si alguna vez intentará encontrar ese amor en alguien más que no sea ella.
Pero, al ver a la mujer que tiene mi corazón entre sus manos, sé que no es posible. No se puede obligar a tu alma a desear a alguien más cuando lo único que hace es querer al mismo ser. Cada vez que cierro los ojos, ella llena cada uno de mis pensamientos. Mis sueños se ven inundados de sus sonrisas, de sus risas, de cada caricia que hemos compartido a través de los años. A pesar de que el dolor quema por dentro al despertar y regresar a la cruda realidad, no puedo controlar los sentimientos que flotan en el aire cada vez que la observo sonreírme a lo lejos.
Ahora que la tengo a mi lado, dormida en el asiento del copiloto, me pregunto si sabe lo hermosa que es. Lo bella que luce con tan solo cerrar los ojos. Su mano está entre la mía, no me dejó soltarla en ningún momento, y las ganas de decirle que jamás lo haré nacieron en mí. Pero no me lo permití, no me dejé confesarle una vez más que estaría dispuesto a cruzar millones de barreras con tal de verla feliz. No le digo que la amo por miedo a que una vez más, me recuerde que es imposible, que, en esta historia, nosotros no podemos terminar juntos.
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Hasta el Infinito ©
RomansaTrilogía Lux in Tenebris (I) A pesar de los años llenos de fama y dinero, Taehyung siempre ha pensado en aquella niña de ojos azules que robó su corazón desde el primer momento en que la vio. Nunca dejó de amarla a lo lejos. Regresar a casa después...