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«Mucho más allá»

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«Mucho más allá»

—¡Papá!

El cálido sentimiento de amor que llena mi pecho al ver al hombre que más admiro delante de mis ojos hace que sonría a pesar de sentirme vacío. Dejo de experimentar dolor cuando sus brazos me rodean y me acercan a su cuerpo para protegerme de mis miedos, de mis dudas. Me siento un niño pequeño después de mucho tiempo, ese que siempre buscaba alivio dentro de la protección de su padre.

Mi padre adoptivo, Ibai Ryders, me recibe en casa al lado de mi nono. Mi abuelo Joshua se encuentra sentado en el sofá de la sala con una gran sonrisa mientras lee el periódico semanal. Quiero sorprenderlo con mi llegada, pero me retengo cuando mi padre me recuerda de su presión alta. Lo menos que quiero es hacer que sus emociones suban gracias a mí.

—¡Nono! —exclamo, llamando su atención.

Mi abuelo sube la mirada para abrir los ojos detrás de sus gafas al notarme delante de él. No nos hemos visto por todo un mes, así que la emoción está presente en su rostro. Trata de levantarse de inmediato, pero me agacho a su altura para rodearlo fuertemente con mis brazos antes de que pueda hacerlo.

—Ay mi niño —suspira. Acaricia mi cabello negro con sus dedos, a lo que hago lo mismo —. Estaba pensando en ti.

—Bueno, ya me tienes aquí —le digo con una sonrisa —. Y no me pienso ir de tu lado por mucho tiempo, ¿bien? Tenemos varias rondas de ajedrez que jugar.

—Y los crucigramas —agrega, haciéndome reír —. Esos que nunca puedo resolver.

Mi nono es un hombre de tercera edad que sigue estando lleno e energía a pesar de sus años. Con un bigote blanco y anteojos redondos, fue quien me crió junto a mi padre desde el momento en que llegué a este hogar. Me desvivo por él. Soy capaz de hacer lo que sea por su bienestar, por verlo sonreír todos los días en felicidad pura con los más simples gestos. Mi padre dice que jamás ha visto a un nieto tan dedicado con sus abuelos como yo. Pero mi nono es la única persona a parte de él que sabe verdaderamente quién soy yo, de qué estoy hecho y lo que puedo dar.

Es mi mejor amigo.

—¿Y cuándo me vas a traer a tu enamorada? ¿Ha venido contigo desde el aeropuerto? —pregunta entonces.

Me dedico a sonreírle, ya que no quiero contestar esa pregunta. Mi abuelo frunce el ceño y yo solo le digo que por ahora lo único que quiero es pasar tiempo con él sin nada de distracciones. No me presiona con el tema, pero sé muy bien que sabe que algo está mal. Por supuesto que lo está, pero no soy lo suficientemente valiente para aceptarlo todavía.

—Te traje un detalle de varios países —digo, tratando de cambiar la conversación. Mi nono sonríe —. Muchos dulces. Y pequeños artefactos para tu colección. Le encargué a Jason que me consiguiese los dulces más ricos del lugar.

Hasta el Infinito ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora