Capítulo 19

5 0 0
                                    

Miré a mi alrededor a todos los libros y documentos que había cogido prestados de la biblioteca. Sí, había estado investigando mucho. Había decidido aprender todo lo que pudiera sobre la magia para hacer más fácil mi misión.

De golpe, Félix entró como un torbellino en la habitación que compartía con mis hermanos.

-Tenemos a un sospechoso menos. Hoy Zoe se ha incorporado a los entrenamientos. Es una maga de luz. Ya tenemos a nuestro principal objetivo.

-¿A que te refieres?

-Me refiero a Ana, su hermana gemela. Normalmente los gemelos tienen sus primeros signos de magia al mismo tiempo, y a ella no se le ha manifestado. ¿No te parece extraño?

-Lamento decirte que tu lógica tiene un fallo. Si a los gemelos se les aparece la magia a la vez, ¿como es que Zoe no la tenía a antes? Porque, según tu hipótesis, Ana debe de tener magia desde hace mucho.

-Tienes razón. Pero, de todos modos, sería mejor que la vigiláramos de cerca.

-De acuerdo. Y, ¿que opinas de Mario? Yo creo que si hay un traidor, es muy seguro que sea él.

-¿Mario? Imposible, lo conozco desde hace mucho. Y está muy afectado por su aparente falta de magia.

-Pero, ¿Y si todo fuera un engaño, un truco? ¿Quién iba a sospechar del pobre chico que está traumatizado por su retraso en la magia?

-Puede ser... Pero aún tenemos a muchos sospechosos más, no lo olvides.

-También. Y, oye, la voz que yo oí era masculina. ¿No podríamos descartar a las chicas?

-No, no podemos. Hay hechizos muy sencillos para cambiar la voz. Hasta Baby Jack podría hacerlos.

-Ah.

Nos quedamos un rato callados, sin idea de por donde continuar. Aún quedaban 10 sospechosos.

-Creo que podemos descartar a Eleonora. -dije- Es demasiado mayor. ¿Cuántos años tiene? ¿71?

-70. Y, si descartamos a Eleonora por esa razón, también deberíamos descartar a Calixto. Tiene casi 80 años, y está casi sordo.

-Supongo que tienes razón. Creo que deberíamos pedir ayuda a alguien más. Mi hermano Tony podría ayudarnos. Sería útil para interrogar a Esther. Tienen la misma edad.

-Igual que yo. 

-Seis manos trabajan mejor que cuatro.

-¿De que estáis hablando?

La intromisión de Tony nos tomó por sorpresa. Digamos que saltamos varios metros.

-Justamente, de ti.-Le dije a mi hermano.-Creemos que puedes ayudarnos con una cosa.

Rápidamente, le puse al corriente de todo, y, increíblemente, no se mostró impresionado.

-Ya me olía yo que aquí pasaba algo raro. Tanta calma y perfección tenía que esconder algo. Bueno, ¿qué queréis que haga?

Oscuridad luminosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora