Capítulo 40

2 0 0
                                    

Ante nosotros se abría un pasillo inmenso que desembocaba en una sala más grande todavía con una fuente en el medio. El pasillo era muy amplio, con lámparas de araña y candelabros. Habían tapices y cuadros en las paredes, y una enorme alfombra dorada que cubría el suelo.
Tanya nos llevó hacia la sala, ignorando algunas puertas que habían a nuestros lados.
-¡Seguidme, mamá está en su spa!
Dejaré de lado por el momento el hecho de que Mireia tenía un spa, porque eso no es importante.
La sala que había al final del pasillo era, como he dicho, enorme y con una fuente enmedio, pero eso no era lo más increíble. A ver qué me explique.
Parecía un centro comercial. La sala tenía varias plantas unidad entre sí por escaleras, y habían un montón de puertas etiquetadas con el nombre de distintos lugares. Así es como descubrí que Mireia tenía un salón de té y un parque de atracciones que ocupaba una maldita planta entera. En fin, la suerte que tienen algunos.
Tanya nos guió a través de la sala (usando un mapa que se había sacado del bolsillo, yo solo digo) y nos llevó hasta una puerta de la que salía un poco de vapor y un olor muy fuerte a sales de baño. Tocó a la puerta y unos momentos después, salió Mireia con un albornoz blanco y el pelo mojado.
-¡Chicos! ¡Qué bien que habéis llegado por fin! Sois unos tardones. He estado esperando mucho rato, y como no llegabais, me he tenido que venir al spa para relajarme.
Míriam le lanzó una mirada de desprecio.
-No mientas. No hemos llegado tarde, y tú no estabas preocupada. Sólo querías una excusa para utilizar el jacuzzi.
-No necesito ninguna excusa para utilizar el jacuzzi porque es mío, envidiosa. Pero tienes razón, solo quería darme un baño. ¡Pero es que tengo calor!
La miré escéptica. Hacía frío y todos íbamos muy abrigados.
-Mireia, seguimos en invierno. -Dije.
-Eso no quita. Hace un calor de mil demonios. ¿No lo notáis?
Todos negamos con la cabeza.
-¿No? Qué raro... Bueno, ahí os quedáis, me vuelvo al jacuzzi.
Intentó irse, pero Tanya le detuvo.
-Estoooooo, mamá. ¿No te olvidas de algo?
-Creo que no. ¿Por?
-¿No vas a enseñarles la casa a nuestros invitados?
-No, ¿por que?
-Pues por que es de buena educación.
-Y con eso qué.
-¡Mamá!
-Mira, he tenido una idea. Yo me vuelvo al jacuzzi y tú les enseñas la ciudad, que la conoces bien. Ya está, arreglado.
-Pero Mary, Jane, Katie y Tony vivían muy cerca antes. Conocen la ciudad de sobra.
-Sí, pero los demás no.
Míriam decidió intervenir en ese momento.
-Yo casi que prefiero quedarme aquí explorando. Creo que he visto un salón de té, así que... Estaré por allí.
Como su hermana antes que ella, intentó marcharse, pero Mireia le agarró del brazo.
-Primero de todo, no puedes ir al salón de té, es privado. Y además, lo de ir a la ciudad te iría muy bien. Llevas años sin salir de la Fortaleza.
-Te recuerdo que salí hace unos meses para buscar a estos chicos, porque ALGUIEN no supo evitar que se escaparan.
-¡No fue culpa mía! ¡Y a tí también se te escaparon!
-Sí, pero yo supe encontrarlos luego.
-Pero por que Mario te ayudó, si no estos chicos estarían ahora en Singapur como mínimo.
-¡¿PODÉIS PARAR DE HABLAR DE NOSOTROS COMO SI NO ESTUVIÉRAMOS AQUÍ?!
Esa fue Mary. Y luego Jane también quiso añadir algo.
-Sí, por favor. Es un poco incómodo.
Bueno, no dijo mucho, pero algo es algo.
Al ver las miradas de odio que se lanzaban su madre y su tía, Tanya decidió actuar de mediadora.
-Ya sé lo que podemos hacer. Tía Míriam, tú te vienes con nosotros a la ciudad. Ya sé que no quieres pero te aguantas. -Añadió al ver que Míriam iba a protestar. -Y tú. -Dijo girándose hacia su madre. -Tú nos vas a dejar usar el salón de té para merendar cuando volvamos. Y quiero que prepares chocolate, té y pasteles.
-Soy tu madre, no tu esclava. -Dijo Mireia muy bajito.
Pero Tanya la oyó.
-¡Mamá!
-Vaaaaale. Lo haré cuando salga del jacuzzi.
Dicho esto, Mireia volvió a entrar en el spa y Tanya se giró hacia nosotros.
-¿Preparados para irnos?
Al vernos asentir, sonrió satisfecha.
-Pues en marcha. Hay mucho que ver y muy poco tiempo.

Oscuridad luminosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora