Capítulo 64

2 0 0
                                    

-Wow.
Estaba de acuerdo con Esther. Wow era lo único que se podía decir. Wow.
Delante nuestro había un avión gigantesco pintado de blanco y negro, y según Jamal, era para nosotros.
-Sí, aquí pone que las Supremas nos dejan este avión mágico para que podamos transportarnos mejor y tengamos un lugar en el que quedarnos. -Dijo.
-Pero, ¿no sería suficiente con abrir un portal? -Pregunté.
Jamal me miró como si estuviese loca, y los demás le imitaron.
-¡Pero qué dices! Hay tres razones por las que tu idea está mal. Primera: si nos transportáramos mediante portales, no tendríamos un lugar en el que quedarnos a pasar la noche o a comer. En el Sáhara, nuestro primer destino, no hay muchos alimentos, agua o refugios. Segunda: cuando alguien usa demasiada magia seguida se agota, creía que ya lo sabías. Y no sabemos cuántos portales tendremos que abrir. Tercera e importantísima razón: ¡miranos! Ninguno de nosotros tiene demasiada formación como magos, y no sabemos abrir un portal, te recuerdo que en la otra misión solía ser Míriam quién lo hacía.
-Vale, vale, pero no hacía falta ponerse así.
Subimos al avión y empezamos a explorar.
Era un avión mágico, como Jamal había dicho, y se notaba nada más entrar. Yo nunca había estado en un avión, pero había visto fotos o vídeos del interior, y ese no era un avión de pasajeros.
Dónde debería estar la cabina del piloto había una especie de tablero, que según me dijo Nuria (quién no sé por qué parecía saber bastante sobre aviones mágicos) era para introducir las coordenadas del lugar al que se quería llegar.
Habían también grandes ventanas, que no habíamos visto antes por qué estaban tintadas con un color tan negro que se confundía con la pintura del avión.
Donde normalmente estaban los asientos de los pasajeros había una mesa de comedor con varias sillas, y a un lado había una pequeña (minúscula) cocina.
También habían un par de baños de tamaño aceptable.
Pero faltaba un detalle.
-¿Dónde vamos a dormir? -Preguntó mi hermano. -¿Y las camas?
Cómo por arte de magia (que lo era) aparecieron varias literas en el lugar donde había unos momentos había estado la mesa.
Esther sonrió.
-Parece que solo había que preguntar.
Dejamos las pocas cosas que teníamos en una esquina, y pedimos que volviera la mesa para podernos sentar a gusto.
-Bueno, habrá que poner este trasto en marcha. -Dije. -Jamal, ¿pone algo sobre cómo encender el avión en el pergamino?
Jamal miró el documento que aún conservaba en sus manos.
-Pone que solo hay que introducir las coordenadas en el panel de control de ahí. Nuria, eso es tu trabajo.
Nuria se levantó, le quitó el pergamino a su hermano y se dirigió al extraño panel de la cabina del piloto. Unos minutos después, volvió con nosotros.
-Bien, ya está hecho. El avión se dirige hacia las coordenadas que habían en el pergamino al lado de donde ponía "Sáhara". Espero que no nos lleve a ningún lugar peligroso, como la boca de un volcán.
-¿Por qué iba a llevarnos a la boca de un volcán? Sería algo estúpido que las Supremas nos mandaran allí, a una muerte casi segura, depende del volcán.
-Ya sabes a lo que me refería, Tony. Y por cierto, si lo que pone en el panel es cierto, llegaremos dentro de unos minutos.
-¿Tan pronto? -Me sorprendí. Estábamos bastante lejos del Sáhara.
-Te recuerdo que este es un avión mágico, va más rápido que los normales. Y además, tiene la ventaja de que no hace escalas en ningún sitio. -Me respondió Nuria.
-Sí, creo que lo he entendido.
-Bien, cuando lleguemos deberíamos buscar por los alrededores, e ir expandiendo nuestro terreno de búsqueda.
-Deberían pagarnos por hacer todo esto. -Suspiró mi hermano.
-Tony, es nuestro trabajo. Nacimos para esto, y debemos defender la Fortaleza hasta el final. No importa si nos pagan o no, es nuestro deber. Nos acogieron cuando éramos huérfanos sin nadie en el mundo, y ahora tenemos que devolver ese favor.
Ante el discurso de Esther, Tony se sonrojó de vergüenza, y yo aproveché para reírme de mi hermano menor, lo cual siempre era apropiado, daba igual la situación.

Oscuridad luminosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora