Capítulo 28

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Saltemos en el tiempo, porque como he dicho, durante unos días no pasó nada.
Cuando me quise dar cuenta, ya se había terminado Diciembre, gracias a lo que supe que los magos no celebran la Navidad (aburridos).
Me levanté una mañana y me fui a la enfermería para ver a Jane, como hacía cada día. En la puerta me encontré con Tony, quien había cumplido años unos días antes, el 27 de Diciembre, aunque ninguno tenía ganas de celebrarlo con todo lo que estaba pasando.
Bueno, digamos que me reuní allí con él y entramos juntos en el lugar que se había convertido en la habitación de Jane, y cuando la miramos, descubrimos que ella también nos miraba. Obviamente nos alegramos mucho, y llamamos a todo el equipo para que pudieran alegrarse con nosotros. Mary entró corriendo y abrazó tan fuerte a Jane que casi la deja en coma otra vez; Tony se quedó en la puerta como era su costumbre, pero con una enorme sonrisa en la cara; Baby Jack la babeó entera mientras reía; Esther (quién no conocía personalmente a Jane) se quedó en la puerta con Tony; Félix se adelantó a abrazarla; e incluso Mario fue a saludarla, lo cual hizo que quisiera matarlo, ya que sabía que él era el causante de su estado.
Unos días después, le dieron el alta, y por fin volvió a nuestra habitación, lo cual nos dejaba con un tema importante. Ahora que Jane se había recuperado, no podíamos ocultarles todo lo que había pasado de verdad a las gemelas. Era hora de sumar dos nuevas personas a nuestro equipo.
Así que un día nos juntamos todos en nuestro lugar oficial de reuniones, que era (seguro que lo habéis adivinado) el patio interior. Sí, el mismo de siempre.
Se lo contamos todo, sin dejarnos ningún detalle importante, y les dijimos que esperábamos contar con ellas en nuestra pelea personal contra los magos luciérnaga, a lo que las dos respondieron sin dudarlo afirmativamente. Eso era un alivio, porque yo temía que después de lo ocurrido con Jane no quisieran participar, y sabía que eran magas de mucho talento, y que podían resultar decisivas en la lucha.
Pronto las pusimos al corriente de los cargos que habíamos asumido cada uno, y de paso adjudicarles los suyos.
¿Se me había olvidado contar esa parte? Sí, creo que sí.
Resulta que mientras yo fingía estar en shock y demasiado asustada como para hacer nada, estuve escribiendo notas como una loca, y dejándolas en lugares donde sabía que mi equipo las encontraría. En las notas les contaba mi plan, y les indicaba como proceder, detallando una tarea muy clara para cada uno.
Lo primero de todo es que como Mario se había dado cuenta de que le seguían, teníamos que retirar a su equipo de espionaje. En vez de eso, el mismo Félix se ocupó de vigilarle, y mientras, Marcco continuaba con los entrenamientos para no levantar sospechas. La tarea de Tony y Esther era algo más complicada. Ellos tenían no solo que volver a revisar todos los libros y documentos de la biblioteca en busca de pistas, si no que además tenían que preguntar a la gente, interrogar a los ancianos, escuchar todas las historias que se contaran en la Fortaleza. Seguro que habían muchas leyendas que hablaran de la Oscuridad Luminosa, nuestra última esperanza. Si alguien sabía algo, ellos lo descubrirían.
La misión de Mary y Jane era sencilla, porque no queríamos agobiarlas demasiado al principio. Ellas solo tenían que entrenar todo lo que pudieran. Que entrenaran día y noche si era necesario. Eran poderosas, y pensé que nos vendrían bien dos magas experimentadas más.
Y luego estaba yo, que fingía no hacer nada para que Mario no sospechara, pero que en realidad tenía una importante tarea.
Tenía que buscar salas escondidas.
Me explico. Después del accidente con Mario, pensé "Seguramente sospeche que hemos descubierto su escondite, y quizás se haya buscado otro, pero ¿dónde?" Y ahí es cuando me di cuenta de que si había una sala secreta, podría haber más, y no sólo eso, si no que podrían haber pistas en ellas. ¡Era posible! Y eso me bastaba.
Además, recorrer los pasillos como un alma en pena no era muy sospechoso, y eso era lo que la gente que no conocía mi misión pensaba que hacía.
El juego había comenzado.

Oscuridad luminosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora