Capítulo 62

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Yo y los otros participantes de la misión nos dirigimos al patio interior para comentar lo que ponía en los sobres. Bueno, la verdad es que decidimos buscar un lugar para hablar, pero como Jamal y Nuria no conocían bien la Fortaleza, Esther, Tony y yo aprovechamos para enseñarles esa parte. (¿A quién no le gusta el patio interior? Es absolutamente genial).
Llegamos y nos sentamos a abrir los sobres con las instrucciones para nuestra nueva misión.
Resumen rápido, porque sé que la mayoría de vosotros seguramente no quieran detalles aburridos y sin importancia.
En los sobres habían cartas, y las cartas nos decían que nuestra misión consistía en recuperar los cuatro objetos de los que ya he hablado con anterioridad. Teníamos que comenzar la misión dos días después, pero no ponía donde. Sobre la localización solo decía que nos lo notificarían antes de partir, y que estuviéramos preparados para cualquier eventualidad.
Pero había una cosa que no entendíamos.
-¿Por qué cinco personas? Hay cuatro objetos, así que lo más normal es que solo fuéramos cuatro. -Dijo Nuria.
-Yo me pregunto lo mismo. -Dije.
-Bueno, eso solo lo saben las Supremas, y dudo que queráis preguntarles. A menos que creáis que os tratarán mejor que a Míriam. -Respondió Jamal.
Negamos con la cabeza. Preguntar a las Supremas no parecía una buena opción.
-Es lo que pensaba.
-¿Hay alguna información extra sobre los objetos? No nos vendría nada mal...
Esther fue la que contestó a Nuria.
-Bueno, sí que hay algo. Sobre todo información sobre el "Tormento de los culpables". Creo que es el objeto sobre el que más se conoce. Me gusta... Pone que puede hacer que la gente que es culpable de algún pecado se doblegue. ¿No es genial?
Asentimos sin mucho entusiasmo.
-¿Algo más? -Pregunté.
-Solo un poco de información sobre el "Corazón de piedra" y el "Vuelo de la verdad", nada importante. Y no hay casi nada sobre la "Luz de amargura", pero eso es normal. Es el objeto más raro. -Dijo Esther.
-Ya, ya. -Respondí. -¿Cómo se supone que vamos a encontrar esos objetos, si nadie los ha encontrado en más de mil años? ¡Es imposible!
-Katie, es exactamente lo mismo que tú intentabas hacer con la Oscuridad Luminosa. -Me cortó mi hermano.
-¡Eso era diferente!
-No lo era. -Intervino Esther.
-Un momento, retrocede. - Me pidió Jamal. -¿Qué es eso de que estás buscando la Oscuridad Luminosa?
-Llevo varios meses intentando encontrarla para ganar la guerra, no es nada. -Respondí, algo incómoda.
-¿Y te quejas de lo difícil de esta misión? Lo que tú intentas sí que es imposible. ¿Eres consciente de lo que buscas? Hay gente que cree que es sólo una leyenda. -Me dijo Jamal, de mal humor.
-¡Y esto también! Hace unos días creía que estos objetos eran leyendas, y aquí estamos, a punto de embarcarnos en una búsqueda para encontrarlos. Así que no me juzgues, idiota.
Lo siguiente que vi fue el suelo.
-¡Ay! -Me quejé. -¡No hacía falta ponerse así de agresivos!
Y es que sabía muy bien por qué estaba probando el cemento. Jamal era fácil de enfadar, y yo parecía tener una habilidad especial para cabrearlo.
-¡Suficiente! -Gritó Nuria mientras yo me levantaba, y supe que Jamal había estado a punto de lanzarme otro hechizo como el que me había hecho caer al suelo.
-Ella empezó, se lo merece.
-No está bien atacar a personas que no tienen nada con que defenderse, y además, ella está en nuestro equipo, no creo que sea inteligente enfadarnos entre nosotros. -Le reprendió su hermana.
Definitivamente, Nuria me caía muy bien.
-Creo que deberíamos tranquilizarnos y empezar a prepararnos para la misión. -Suspiró Tony, quién, ahora que lo pienso, se había mantenido callado durante todo el rato. Solo había participado para recordarme que yo había hecho mi cruzada personal para encontrar la Oscuridad Luminosa.
Nos despedimos unos de otros, y cada uno se fue por un lado.
Yo acabé recorriendo los pasillos en busca de Félix, mientras pensaba en como podríamos mantener la unidad en nuestro pequeño grupo. Jamal me caía bien, en serio. Pero era extremadamente difícil trabajar con él sin que nadie se enfadara.

Oscuridad luminosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora