Capítulo 36

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Fuimos a buscar a Mary y a Jane, y luego, volvimos a el patio interior, donde Marcco ya nos estaba esperando. Rápido como la oscuridad, cerró todos los accesos, y pronunció una palabras extrañas que solo después supe que eran un hechizo de protección para que nadie oyera lo que teníamos que decir.
Nos sentamos, y al momento, Marcco me hizo una señal para que les contara a mis hermanos lo que ya deberían saber (de alguna manera, Marcco había intuido que yo no les había dicho nada aún. Ups).
Jane y Mary se sorprendieron mucho, como era de esperar, pero, a pesar del momento solemne, no pude evitar reírme al pensar en la cara que se les quedaría cuando escucharan las demás noticias.
Bueno, que Tony iba a empezar a hablar, pero Marcco le interrumpió.
-Espera, Tony. Mireia aún no ha llegado, y también tengo que hablar con ella.
En ese momento, se escucharon unos golpes y gritos en una de las puertas que llevaban al patio.
-¡Ehhhh! ¡Dejadme entrar! ¡No empecéis sin mí, malas personas!
Marcco hizo un gesto con la mano, y la puerta se abrió, haciendo caer a Mireia, quién se incorporó y vino hasta nosotros refunfuñando. La puerta volvió a cerrarse con un golpe.
Marcco empezó a hablar.
-Bueno, ahora que por fin estamos todos (incluidos los que llegan tarde), doy por inaugurada la reunión. ¿Quién quiere empezar?
Esther empujó a Tony y comenzó a dar botes.
-¡Yo, yo, yo! Yo empiezo.
Tony refunfuñó.
-¿No que era una investigación de los dos?
-Tú te callas. Como iba diciendo, yo empiezo. Durante los últimos días, mi fiel compañero y yo hemos hecho numerosos descubrimientos, uno de los cuales, por lo visto, ya era conocido por varios de los aquí presentes, situación de la que no se nos había notificado.
He de reconocer que todos pusimos cara rara por esta forma de hablar, bueno, salvo Tony, que murmuró:
-¿Fiel compañero?
Pero Esther le ignoró.
-Bien, quiero que todos vosotros nos deis un redoble de tambor, por favor, porque esto es importante.
Nadie le hizo caso.
-Ufffff, sosos. Bueno, que Tony y yo hemos descubierto la ubicación de la guarida de los magos luciérnaga. Ya está. Eso es todo.
Los que no lo sabían lanzaron exclamaciones de asombro e incredulidad, mientras que Marcco se levantó de un salto.
-¿Cómo habéis descubierto eso? -Dijo.
Esta vez, fue Tony el que contestó.
-Lo encontramos en un libro viejo. Lo abrimos, y se salió una página. La tengo aquí.
Y sacó una página doblada de su bolsillo. Marcco la examinó.
-Esto es increíble. Estoy bastante seguro de que es un mapa auténtico.
Me picó la curiosidad.
-¿Cómo lo sabes?
-Es el mismo papel que hemos encontrado en todos los documentos pertenecientes a los magos luciérnaga, y tiene algunas características que hacen imposible que sea una falsificación. Aunque aún tendrían que examinarlo los expertos de la Fortaleza...
-Bueno, y... ¿Tú no tenías noticias también?
-Ah, sí. Mis noticias eran que un grupo de nuestros espías creían haber encontrado pistas de la localización de los magos luciérnaga, pero después de esto ya no es importante.
El pobre parecía incómodo, e incluso algo decepcionado.
-Bueno, siempre puedes comparar las dos fuentes para encontrar similitudes, así no quedarán dudas de la veracidad de la información.
-Bueno, es un buen plan. Ahora tengo que ir a ver a las Supremas para contarles el cambio de planes.
Esther se sorprendió.
-¿Qué cambio de planes?
-¿No os lo había dicho? -Marcco sonrió. -Las Supremas habían decidido mandaros a todos a una misión de reconocimiento, para comprobar que la información de nuestros espías era correcta. Ahora supongo que habrá que modificar levemente el plan, pero no creo que haya mucho problema. Y eso me lleva a las dos razones por las que quería que Mireia se reuniera con nosotros.
Marcco se giró hacia ella.
-A mí me necesitan aquí, razón por la que no puedo acompañar a los demás a la misión, y da la casualidad de que, al ser todos menores de edad, necesitan un acompañante adulto. Esa eres tú.
-¿Yo? ¿En serio?
-Sí, en serio. Y no sólo eso. Además, las Supremas han estado debatiendo el tema relacionado con tu hija Tanya, y han decidido que os acompañe en esta misión. Creen que puede serviros de ayuda en lo relacionado a moveros por la ciudad sin levantar sospechas.
Mireia ahogó un grito, con la cara iluminada de felicidad.
-¿Quieres decir que...?
-Sí, Mireia. Dale la bienvenida a Tanya de mi parte al gran mundo de la magia.

Oscuridad luminosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora