Capítulo 66

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Empezamos a discutir sobre cómo podríamos abrir la "puerta", pero Esther simplemente se adelantó hasta quedar enfrente de la pared de arena y la tocó con el látigo.
No nos sorprendimos cuando vimos que se abría.
-¿Cómo sabías que el látigo abriría la duna? -Preguntó Nuria.
Esther cada vez parecía más incómoda.
-Ya os he dicho que no lo sé, simplemente sentía que debía hacerlo. ¿Podemos irnos de una vez?
Así que continuamos caminando para llegar a nuestro avión.
Mientras, miré al cielo, y me sorprendí al darme cuenta de que el Sol se estaba poniendo en el horizonte. Habíamos estado mucho más tiempo del que creía dentro de la duna.
Jamal se dio cuenta de mi sorpresa, y para causarme más asombro, decidió explicarme lo que ocurría.
-Es normal que ocurra eso del tiempo, en ciertos lugares mágicos las horas pasan más despacio o más rápido. Ya contábamos con ello.
Yo iba a contestarle, pero habíamos llegado al avión, y entró en él sin ni siquiera mirarme.
Una vez dentro, cenamos algo de las provisiones que teníamos y nos dispusimos a dormir.
Al día siguiente, nos reunimos alrededor del panel de control, y le pedimos a Jamal (quién había monopolizado el pergamino) que nos dijera cual era nuestro próximo destino.
-Bueno, eso depende. -Dijo. -Lo que dijo Katie de la ley de Murphy funcionó, pero ahora no sabemos a ciencia cierta si se cumplirá.
-¿A qué te refieres? -Pregunté. -La ley de Murphy siempre acierta.
-Sí, pero puede ser que la ley de Murphy sea que ahora que pensamos que el objeto está en el lugar menos probable, esté en el primer lugar de la lista. Eso también sería ley de Murphy.
-Tienes razón, pero sigo diciendo que es el lugar menos pensado. Si estuviera en el primer lugar de la lista, las probabilidades dicen que lo habríamos encontrado en seguida, ¿no?
Seguimos esa discusión filosófica un rato, y al final nos decidimos por seguir el plan que teníamos al principio, así que pusimos rumbo a el parque Yellowstone que era el siguiente lugar con menos posibilidades según el pergamino.
Aterrizamos en un sitio con algunos árboles y poco más. Nos giramos hacia Jamal para ver si podía decirnos donde carajos estábamos.
-¡Oye, a mí no me mireis! -Dijo. -Aquí solo pone "Parque Yellowstone", nada más. Propongo que busquemos por los alrededores.
Le hicimos caso, y empezamos a registrar ese sitio. Al final, Nuria encontró algo.
-¡Mirad! Aquí hay un cartel. Pone: Delusion Lake, 2 millas. Creo que eso son unos tres kilómetros, más o menos. Podríamos buscar por allí.
-No sé... Pone que el Delusion Lake está al norte, ¿y si el objeto no está allí? Nos alejariamos mucho del avión, y no creo que aquí esté muy seguro, hay turistas. -Repuso Tony.
-Hacedme caso, tengo una corazonada.
Decidimos darle una oportunidad al instinto de Nuria, y nos dirigimos a el lago, mientras yo no paraba de darle vueltas a un pensamiento.
Esther y yo habíamos visto una luz que provenía del "Tormento de los culpables". ¿Pasaría aquí lo mismo?
La respuesta era sí.
Nada más llegar al lago, Nuria pegó un grito para llamar nuestra atención.
-¡Ahí! No sé si es como la luz que vieron Katie y Esther, pero ahí hay algo.
Miré al lugar que señalaba, y vi una luz parecida a la del día anterior, pero no igual. Lo mejor es que la luz salía del medio del lago.
-Yo también la veo. -Dije. -Pero, ¿tenemos que nadar hasta ahí?
-¿Porque solo las chicas pueden ver esas luces tan raras? -Refunfuñó mi hermano.
-Porque sí, y además, yo no veo nada esta vez. -Respondió Esther. -Creo que Nuria me ha remplazado en eso. Y en cuanto a Katie... No tengo ni idea, pero puede ser que las Supremas ya supieran que esto iba a pasar. Quizá por esto dijeron que ella también tenía que venir.
-Mejor dejémonos se charla y empecemos a actuar. -Dijo Nuria, acercándose al agua. -¿Puede ser que pase lo mismo que en la duna? Ya sabéis, que se abra una especie de puerta.
Puso la mano en el agua, pero no pasó nada.
-Bueno, pues habrá que nadar. ¿Quién viene?
Todos dieron un paso atrás ante las palabras de Nuria. Todos menos yo.
-¡Vale, pues iremos Katie y yo, panda de cobardes! -Gritó. -Vamos, Katie.
Así que Nuria y yo nos metimos en el agua después de buscar unas gafas de buceo en las bolsas. (Sí, encontramos un par en la mochila de Esther)
Empezamos a nadar, y cuando llegamos al lugar del que salía la luz, nos sumergimos.
En el fondo había una piedra muy grande, que era el lugar del que salía la luz. Nos acercamos, y por un momento pensé que ese era el objeto, pero Nuria puso su mano encima, y la piedra se abrió como si fuera una flor. Dentro, había un brazalete de color plata con piedras rojas.
Nuria lo agarró y volvimos a la orilla, donde nos esperaban nuestros amigos.

Oscuridad luminosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora