Capítulo 51

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En seguida deseé hacerme quedado en la Fortaleza en vez de ir a la misión. O al menos estar en la casa de Mireia, pero no en ese piso.
Yo creía que era malo lo de estar buscando durante días, mortalmente aburridos, pero resulta que no se comparaba con estar encerrada en un piso minúsculo y prácticamente vacío durante quién sabía cuanto tiempo .
(N/A: Otra vez. ¿A quién le suena?)
Al menos en la casa de Mireia habían un montón de salas divertidas, y en la Fortaleza había biblioteca y otras cosas. En ese piso solo había una televisión, y una alfombra que ocultaba una trampilla que bajaba hasta una sala de entrenamientos (no me preguntéis cómo es posible, a estas alturas ya no me molesto en buscar una explicación).
Bueno, cuando nos levantamos en nuestro primer día de estar encerrados no pensábamos de esa manera.
Desayunamos bollos de una pastelería que había cerca y estuvimos charlando un rato sobre cosas sin importancia. Luego Míriam nos mostró la trampilla de la que os he hablado antes y la sala de entrenamiento. Así que los demás empezaron a entrenar mientras Tanya y yo nos quedábamos mirando.
Me llamó en especial la atención las técnicas que usaban Nuria y Jamal. Se notaba que estaban acostumbrados a practicar juntos, y sus poderes se combinaban a la perfección. Vale, puede que me llamaran la atención no solo por eso, si no porque a casi todas las personas que había allí ya las había visto entrenar otras veces, pero a ellos no. Ni a ellos, ni a Meg y Erick, quienes estaban supervisando en entrenamiento para que nadie saliera herido.
Después de un rato Tanya y yo no nos aburrimos, por lo que nos subimos a ver la televisión (porque no se podía hacer nada más) durante un rato.
Unas horas más tarde subieron los demás para hacer una pausa y comer algo.
Nos unimos a ellos en la gigantesca mesa de comedor a comer espaguetis (que había cocinado Jamal) y a beber refrescos baratos del supermercado, y luego volvieron a entrenar mientras nosotras intentábamos no volvernos locas de aburrimiento.
Entonces, Tanya hizo tuvo una idea brillante (y muy simple, pero era brillante porque no lo habíamos pensado antes). ¡Sacó su móvil del bolsillo!
Sí, no se nos había ocurrido antes, somos unas genias.
Estuvimos gran parte de la tarde viendo vídeos de YouTube y escuchando música. Tanya incluso me enseñó una especie de web llamada Wattpad. No sé, me pareció un poco rara, pero a Tanya le gustaba. Me dijo que en ella leía fanfics y libros de yaoi, y que era una costumbre que había heredado de Mireia. Y tiene gracia, porque mientras me enseñaba Wattpad, entró Mireia a buscar algo de picar, y se sumó a la conversación con una alegría infinita. Estuvo tanto tiempo hablando con nosotras que vino Míriam, extrañada por su tardanza, y tuvo que llevársela a rastras.
Un rato y una bolsa de papas después, volvieron nuestros compañeros discutiendo sobre la cena.
Mis hermanos y yo conseguimos al final que pidieran comida india, nuestra favorita. En casa solíamos pedirla en los cumpleaños y ocasiones especiales, y a todos nos encantaba, salvo a Mary, a quien no le parecía gran cosa. Siempre que pedíamos comida india, ella solo comía papadum, una especie de tortillas de harina que se suelen pedir como entrantes y un pan de coco del que no me acuerdo el nombre mientras nosotros nos poníamos morados de arroz basmati, pollo tikka masala y miles de delicias más.
Así que pedimos comida india, pero creo que fue un error, porque también era la favorita de Jane. La echábamos de menos.

Oscuridad luminosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora