Capítulo 41

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Tanya nos llevó fuera de la casa, y empezó a hacernos un tour completo por la ciudad (aunque mis hermanos y yo ya la conociéramos). Enseñamos a una entusiasmada Esther y a una indiferente Míriam cada pequeño rincón de interés, incluidas las ruinas de nuestra antigua casa, donde habíamos vivido tantos años. Ahora estaba completamente destrozada.
Pero no nos deprimamos, porque la verdad es que nos los pasamos muy bien aquel día. Y al final, cuando volvimos, teníamos varias bolsas llenas de souvenirs que vendían para los turistas, que era más o menos lo que éramos ahora. Pero en serio, acabamos tan cargados de souvenirs que parecía que hubiéramos asaltado una tienda. Camisetas, imanes, gafas de sol, mochilitas... De todo.
Después de recorrer la ciudad, sus monumentos, atracciones turísticas y múltiples tiendas, volvimos a la casa de Mireia, justo a tiempo para la hora de la merienda. Y menuda merienda.
Al llegar, fuimos directamente al salón de té (y sin perdernos gracias al mapa de Tanya) donde Mireia ya nos esperaba, rodeada de mesas muy adornadas, y de enormes carritos de pasteles. Rápidamente, nos sentamos a una de las mesas a ponernos morados de pasteles, té y chocolate caliente, porque el paseo nos había dejado hambrientos.
Luego de llenarnos el estómago, decidimos que era el momento de planificar un poco las siguientes semanas. Míriam sacó un plano y empezó a contarnos.
-Bien, tenemos que cubrir un terreno bastante grande, y tenemos que investigarlo a fondo, así que propongo que dividamos la zona en dieciséis partes, y que nosotros nos dividamos en cuatro equipos.
Jane le interrumpió.
-¿Dieciséis partes? ¿Eso no es mucho?
-No si ves la extensión del terreno, el tiempo que tenemos y las personas que somos. Dieciséis partes no es mucho, te lo aseguro. Es suficiente.
Mireia asintió, mostrándose de acuerdo.
-Vale, pero ¿quiénes formarán cada grupo? -Dijo.
-Eso es fácil de decidir. A ver, somos ocho personas, por lo que los grupos serán de dos. En cada grupo debería haber un mago experimentado por si las cosas se ponen feas, pero como solo hay dos (Mireia y yo), Mary y Jane tendrán que asumir esa responsabilidad. ¿De acuerdo?
Ellas asintieron.
-Ahora hay que ver quién irá con quién, lo que también es fácil. Tanya irá con su madre, y Katie irá conmigo. Dos magas profesionales para dos immagas. Así no habrán problemas.
-De acuerdo, pero ¿y los demás? -Dijo Mary.
-Pues también es fácil. Lo mejor para las misiones es que haya un equilibrio entre magos de oscuridad y de luz, y resulta que tenemos dos de cada. Así que Jane irá con Esther y Mary irá con Tony. Problema resuelto.
-Bueno, aún queda lo de repartirnos el terreno. -Dijo Mireia. -Si lo dividimos en dieciséis partes, podemos hacerlo de varias maneras. Yo propongo esta.
Mireia se inclinó sobre el plano y trazó dos líneas que partían el plano en cuatro.
-Tenemos cuatro zonas: norte, sur, este y oeste. Podemos ocuparnos de una al día si lo hacemos bien. Cada zona se parte en cuatro y ya está. Muy fácil. Además, creo que podríamos poner nombre a los equipos para diferenciarlos, y de paso marcar el mapa para aclararnos mejor.
Mireia dividió cada zona en cuatro, cómo había dicho antes.
-Katie y Míriam serán el equipo rojo, Jane y Esther el equipo verde, Mary y Tony el equipo azul, y yo y Tanya el equipo morado. Ahora nos repartimos cada zona, de modo que cada equipo esté a cargo de cuatro sitios.
Marcamos cada sitio con un lápiz de color diferente, y decidimos que empezaríamos el lunes a primera hora (estábamos a jueves) por la parte noroeste de el barrio o lo que sea. Pero yo tenía una duda.
-¿Por qué no empezamos mañana? Me parece algo ridículo esperar hasta el lunes cuando podríamos aprovechar estos días.
-No, por que tenemos que esperar a los demás. -Dijo Mireia.
Yo me sorprendí.
-¿A los demás? Creía que solo íbamos a ser nosotros.
-Eeeee, no. Dentro de un par de días llegarán cuatro personas más para echarnos una mano y actuar como refuerzos en caso de que haya problemas.
-¿Quiénes?
-No lo sé. No viven en la Fortaleza.
Tanya se entusiasmó.
-¡Más gente! ¡Genial! Seguro que son muy majos. ¿Habéis dicho que llegarán en unos días? ¡Perfecto! ¡Es absolutamente genial! ¡Qué bien nos lo vamos a pasar!
En ese momento no supe porque, pero tenía la sensación de que eso no iba a ser así.

Oscuridad luminosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora