Capítulo 1

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Todos creen que esto empezó el día después de mi cumpleaños, pero en realidad empezó el día que cumplí 13 años.

Mi nombre es Katie y, como he dicho, tengo 13 años. Tengo el pelo castaño, igual que los ojos, no soy muy alta pero si muy inteligente.

Vivo en un pequeño piso en una pequeña ciudad cuyo nombre no revelaré.

Vivo con mi madre Sonia, mis hermanas mayores Mary y Jane de 16 años, mi hermano Tony de 11 años, mi hermano Baby Jack de 3 años y mi prima Sally de 15 años, que vive con nosotros desde que sus padres murieron cuando ella tenía 7 años.

Ese día empezó como cualquier otro, aunque fuera mi cumpleaños. Me levanté y me fui a desayunar junto con Mary, Jane, Sally y Tony, mi madre ya se había marchado llevándose a Baby Jack con ella.

Sobre la mesa esperaba un único paquete como regalo de cumpleaños; no teníamos mucho dinero, mi madre trabajaba duramente como dependienta en una tienda minúscula y el sueldo también lo era, por lo que tampoco tendría una fiesta de cumpleaños.

Antes, cuando papá estaba con nosotras, podíamos permitirnos estos detalles, como muchos regalos y fiestas de cumpleaños, pero papá desapareció hace 2 años llevándose la alegría consigo.

Abrí el paquete sin mucho entusiasmo para descubrir que dentro había unas bonitas botas de agua, es lo que tiene que tu cumpleaños sea el 17 de Octubre, llueve mucho.

Desayuné, me vestí y rápidamente salí por la puerta para no llegar tarde, porque, desafortunadamente, era viernes y tenía que ir a clase.

Llegué al colegio junto a mis hermanos y antes de entrar en la clase una fuerza me tiró al suelo. Al girarme descubrí a una chica rubia, de ojos verdes y alegres que me miraba riéndose.               

-¡Feliz cumpleaños!- gritó Clarisse.  

-¡Gracias!- respondí yo.

Clarisse me miró divertida. Era mi mejor amiga desde que las dos eramos muy pequeñas. Era una chica animada, que siempre sonreía y animaba a todos los que estuvieran a su alrededor.

No pudo decir más, porque vimos que venía la profesora de matemáticas y tuvimos que apresurarnos para llegar a nuestros sitios. 

Tras una clase que me pareció eterna, pude hablar por fin con Clarisse. Aunque no fuera a dar una fiesta de cumpleaños, ella iba a venir mañana a mi casa.

Las horas pasaban lentas, y cuando por fin llegó la hora del recreo, mi mejor amiga me dio una gran sorpresa.

-¡Para ti!- exclamó mientras me daba un pequeño paquetito envuelto en seda azul.

Me emocione. Era un bonito colgante de plata, con una pequeña estrella, que sin duda le habría costado todos sus ahorros.

-No tenias por que.....- susurré mientras notaba que las lágrimas acudían a mis ojos.

-¡Claro que tenía por que! Es tu cumpleaños.- respondió.

Adoraba a mi mejor amiga, de verdad que sí.

Cuando Clarisse me dejó para irse a su próxima clase, yo me fui a la mía.

Al sentarme noté un escalofrío que me recorría la espalda y unos ojos clavados en mí. Miré alrededor, pero no vi a nadie. Era extraño, durante todo el día sentía que alguien me seguía, pero nunca veía a nadie.

Al salir de clase me reuní con Sally y con Shasha, su mejor amiga. El resto de mis hermanos no venían a casa con nosotras. Mary tenía clase de danza, la danza era su pasión; Jane solía quedarse castigada después de clase por desobedecer o por otra cosa; Tony tenía club de poesía y Baby Jack estaría con mi madre o en casa.

Yo me llevaba muy bien con Sally, desde que sus padres murieron la tomé "bajo mi protección" y se convirtió en mi hermana favorita junto con Tony.

Con Shasha también me llevaba bien, siempre había sido la mejor amiga de Sally y era como otra hermana para mí, además de que pasaba mucho tiempo en casa y era difícil no acostumbrarse a ella con lo tranquila que era. 

Sally era animada, alegre, tenía ojos verdes y tirabuzones rubios, era un auténtico torbellino. Shasha era todo lo contrario, tenía rasgos asiáticos, ojos oscuros, pelo liso y negro y era extremadamente tranquila y relajada.

Nos encaminamos hacia casa mientras yo volvía a sentir como si alguien me siguiera.

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Esa noche, cuando Shasha se había ido y mis hermanos se encontraban cenando pizza delante de la tele, Baby Jack se puso a llorar porque había visto una mujer volando. Todos creímos que era su imaginación y nos fuimos a la cama.

Me dormí sin imaginarme lo que me esperaba al día siguiente. 





Oscuridad luminosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora