[ 𝟎𝟏 ; 𝟐𝟎 ; 𝟏/𝟐 ]

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-¿Qué haces aquí, Yoonah? -su voz mostraba lo molesto que se encontraba con la situación. Y mi silencio lo hacía con el miedo que me recorría el cuerpo.

-Necesito que hablemos, Yeol -lo miró suplicante. Era una chica muy hermosa, no importaba que expresión tuviera su rostro, estoy seguro de que seguiría siendo atractiva.

-Alejate de mi -con su cabeza apuntó las escaleras, esperando que se fuera de su puerta.

-Chanyeol, en serio necesito que hablemos -insistió, pero se apartó de la entrada y caminó cerca de los escalones.

-No hay nada de que hablar -me tomó del brazo y me hizo caminar con él -. Ahora, lárgate de aquí -la castaña estaba llorando y una empatía recorría mi cuerpo, pero un alivio también, y este era mayor. No quería que esos dos se quedaran solos, ni mucho menos que Yoonah lo hiciera caer por ella y lo volviera a lastimar.

Después de eso, se fue, no miró atrás y bajó por las escaleras. La seguí con la mirada, concentrado en ver como se iba cabizbaja, tan sumergido en la necesidad de comprobar que no volvería corriendo, que no escuché los llamados de Chanyeol pidiéndome que entrara al departamento de una vez. Pero por inercia lo hice unos segundos más tarde, cerrando la puerta detrás de mi, viendo como el más alto se sacaba el abrigo y la gorra, dejándolos sobre un perchero que estaba pegado en una de las paredes.

Se notaba tenso, y no hacía ni un esfuerzo de soltar todo eso al aire, aunque para mi pareciera una opción bastante viable, obviamente para él no. Sólo lo vi escabullirse por el pasillo, entrando al baño que se encontraba al lado de su habitación, lavándose las manos en completo silencio, tanto que una cierta incomodidad empezaba a rodearme. No sabía que decir. No sabía si debía preguntarle por más detalles, o intentar animarlo. No quería cabrearlo. Entonces caminé hacia él.

-¿Qué pasa? -su voz se soltó, y una pequeña risa escapó de su boca. Abrazarlo fue lo primero que se me ocurrió. Apoyé mi mejilla sobre su espalda y crucé su cintura con mis brazos.

-¿Quieres que me vaya a casa? -pregunté, intentando indagar con la mejor opción en esta situación -. No tengo problemas con eso, pero... Me gustaría quedarme contigo -su mano ya seca, tomó ambas de mis manos que se hallaban juntas sobre su abdomen -. Puedo abrazarte toda la noche si es necesario... No tienes que hablarme si no quieres.

-Eres muy lindo, ¿lo sabías? -se giró, mirándome con una sonrisa que me transmitió más paz de la que alguna vez creí poder sentir -. Vamos a mi cuarto -tomó mi mejilla con una de su manos y se inclinó para darme un corto beso, activando las mariposas en mi estómago -. Pediré una pizza -abandonó el pequeño espacio del servicio y se dirigió a la sala de estar, probablemente en busca de su teléfono. Yo imité su acción anterior y lavé mis manos, secandolas con un poco de papel.

Apagué la luz del baño y cerré la puerta con cuidado, me giré y entré en su habitación, dejándome caer de espaldas sobre la cama que era cubierta por un plumón azul oscuro. Miré al techo, sin saber que hacer mientras esperaba que el azabache apareciera por el marco de la puerta y se sentara a mi lado. Cosa que ocurrió segundos después, avisándome que ya había pedido una pizza de queso. Me limité a asentir y a hacerle una seña con la mano para que se recostara también y eso hizo. Nadie decía nada, pero nuestras manos jugaban juntas.

Me siento tan feliz que podría llorar.

[...]

Después de comer y hablar de distintas cosas, ya era hora de irme a casa y no había nada que pudiera hacer al respecto. Me removí en el piso, poniéndome de pie, más bien, tratando de hacerlo, ya que, la mano del contrario trataba de tirarme hacia abajo, logrando que se nos escaparan pequeñas risas y algún que otro inofensivo insulto.

❝𝒇𝒂𝒍𝒍𝒊𝒏𝒈 𝒇𝒐𝒓 𝒚𝒐𝒖❞ ⁽ᶜʰᵃⁿᵇᵃᵉᵏ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora