[ 𝟎𝟏 ; 𝟏𝟒 ]

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Contrario a lo que pensé, caminar no se me estaba dificultando a pesar de aquellos shots de vodka y vasos de cerveza que bebí. Aunque sabía de sobra que mi repentina claridad era debida a la dosis de adrenalina que libero mi cuerpo luego de huir de la casa de Jongdae. Pero pese a estar en su mayoría lúcido y hasta ser capaz de ir solo hacia mi departamento, Chanyeol prefirió acompañarme con la absurda escusa de no querer volver a su vivienda aún —puesto que sus padres odiaban que el llegara tan tarde en la noche—, y le sumó el pretexto de sentir la necesidad de protegerme de algún posible peligro nocturno, argumento que refuté bajo la base de que yo era un chico y sabía defenderme perfectamente. Podía no ser tan alto como él, pero fuerza no me faltaría si de pelear se tratase. En fin. Nos la pasamos riendo la mayor parte del camino —haciéndome olvidar el hecho de que estuve molesto por su poca comprensión hace una hora atrás— y antes de permitirme hablar de nuevo, ya habíamos llegado a la entrada del gran edificio en donde vivía.

—Es tarde, ve a dormir —ordenó el mayor al ver que no me dignaba a subir los pocos escalones hasta el portón.

—¿Y tú? —mi cabeza estaba ligeramente inclinada hacia arriba para poder verle.

—Sólo entra, Baek —rió y con un dedo empujó mi frente hacia atrás, haciéndome perder el equilibrio.

—¿Quieres subir? —ofrecí. Sabía que ambas mujeres en la casa podían estar durmiendo a esta hora, pero no podía dejar a Park vagando por la calle hasta la morada de Jongdae, menos si me hizo el favor de venir a dejarme a pesar de la distancia.

—Tu madre se molestará...

—Por supuesto que lo hará —rodé los ojos —. Pero no me regañará hasta la mañana siguiente, y si te vas antes de las nueve no tendrás que presenciar aquello —su mirada tenía un brillo indescriptible, probablemente por la luz de la luna, y en lo único que podía pensar en ese instante era en lo mal que me haría sentir su rechazo.

—¿No te importa ser regañado? —arqueó una ceja.

—No.

Supongo que de alguna u otra forma valía la pena recibir una bronca de mi madre si a cambio podía sentir el calor de Park, aunque sea una noche. Pero eso no era algo que pudiera decirle así de fácil. En cambio justificar mi oferta con una mentira blanca, me daría más tiempo para aceptar mi situación y dejar de malinterpretar las acciones de Chanyeol.

—Está bien —terminó por decir.

Sonreí para mis adentros y giré sobre mis talones para comenzar a subir hacia el departamento, segundos después escuché al azabache imitar mis movimientos. Pero de repente una pregunta asaltó a la tranquilidad que hace unos segundos yacía sobre mi ser.

¿Qué tan acertada fue mi decisión?

No lo sabía. No tenía idea de si aquello fue lo correcto, pero hubiera sido poco ético dejarlo afuera mientras yo dormía plácidamente, ¿no?

Tras abrir la puerta, le hice un ademán para que entrara y luego de ingresar yo, cerré con llave. Todo estaba en silencio y por un segundo creí no percibir a nadie más aparte de ambos. Y vaya que no me equivoqué. Mi madre había dejado una nota en la mesa, indicando que ella junto a mi hermana fueron a pasar la noche en casa de mi abuela —quien parecía haber sufrido una caída— y que dejó un poco de comida en el refrigerador por si me daba hambre en medio de la noche. Sonreí por eso último y volteé a ver a Chanyeol, que se notaba interesado en el panorama que regalaba el ventanal de la sala en la que estábamos.

—Creo que me salvé de la reprimenda de mamá —solté al aire.

—¿Por? —me dirigió la mirada.

❝𝒇𝒂𝒍𝒍𝒊𝒏𝒈 𝒇𝒐𝒓 𝒚𝒐𝒖❞ ⁽ᶜʰᵃⁿᵇᵃᵉᵏ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora