[ 𝟎𝟐 ; 𝟐𝟐 ]

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Estando extremadamente nervioso, toqué la puerta de aquel departamento que recordaba a la perfección. Llevo mucho tiempo sin cruzar palabras con su familia, y mis manos estaban sudando por la inexplicable ansiedad que me daba cruzar el marco. Segundos después, una chica castaña que reconocía como Park Yoora, abrió, mostrándome su radiante sonrisa adornada con un labial rojizo que resaltaba en su pálida piel de porcelana. Atrás de ella se asomó la madre de Chanyeol, también luciendo alegre por mi visita, lo que me hizo pensar en que quizás ellas creían que aún eramos pareja o algo parecido.

—¡Baekhyun, pasa, cariño! —la mayor me dio la pasada, haciendo un ademán para que me animara a entrar.

—Baek, ha sido un tiempo desde la última vez que te vi —habló la hermana del azabache, palmeando mi hombro.

—Hola, gracias por permitirme venir, me alegra verlas —sonreí cortésmente, pero seguí nervioso y sintiéndome fuera de lugar —¿El señor Park no está? 

—No —negó Yoora —. Papá tuvo que irse por un asunto de la empresa en la que trabaja —hizo un puchero.

—Oh, ya veo... —asentí, mirando los alrededores del no tan espacioso departamento familiar.

—Yeollie está tomando un baño, puedes esperarlo en su habitación, Baek —ofreció la señora, apuntando con su dedo la puerta del cuarto de su hijo —. Yo iré con mi hija a hacer las compras, confío en ti, cielo —sonrió amable.

—Claro, cualquier cosa, Yoora tiene mi número —comenté a la mayor, esperando que lo tuviera en cuenta por si algo ocurría.

Las dos mujeres se fueron, dejándome solo en compañía del azabache que debía estar aún en el baño. La madre de Yeol era más dulce que la mía propia, aunque quizás eso debía a que yo era la visita en este caso. Esperaba que fuera por eso y no porque creyeran cosas equivocadas.

Ignorando mis pensamientos, me saqué mi chaleco, dejándolo en el sofá que daba hacia la ventana de la sala de estar, para luego encaminarme a la habitación del más alto. Estaba abierta, entonces antes de entrar, golpeé la del baño, gritándole que lo esperaría en su cuarto, recibiendo un "vale" como respuesta.

Los minutos pasaron y terminé por acostarme sobre la cama del orejón. Las persianas dejaban pasar algunos rayos dorados del atardecer, haciendo que el no tan grande espacio se viera mejor. Tomé mi teléfono y activé la cámara frontal apuntando hacia mi, buscando un buen ángulo que reflejara las franjas anaranjadas que se proyectaban por las separaciones de las persianas, pero no logré conseguir ninguna selca que me convenciera.

—Te ves guapo en todas, confirmo —apareció el menor. Tenía una camiseta negra junto a unos pantalones cortos que le llegaban hasta las rodillas.

—¿Te costó mucho? —pregunté, siguiendo con la mirada su lento caminar hasta sentarse a mi lado.

—No mucho, sólo creí que me quedaría atrapado en la tina para siempre —se encogió de hombros, y medio riendo, me levanté dejando que se acomodara bien —¿Cómo te fue hoy?

—Es aburrido que corran las reuniones, hah —suspiré ante el recuerdo de hace una hora atrás —. Pero al menos son más cortas que antes —él asintió, pero no pudo decir más al esbozar una mueca de dolor por su brazo herido —. Tu pelo está mojado.

—Lo sé, pero me costó mucho secarme el cuerpo como para intentar secar eso —bufó. Si se veía demasiado cansado, por lo que me decidí en ir hacia su baño y saqué un par de toallas —Ay, esto se siente como cuando el chico cuida a la chica enferma... ¿Sabes que pasa después? —habló mientras me sentaba nuevamente, poniendo una de las toallas sobre mi pierna y depositando su cabeza sobre esta.

❝𝒇𝒂𝒍𝒍𝒊𝒏𝒈 𝒇𝒐𝒓 𝒚𝒐𝒖❞ ⁽ᶜʰᵃⁿᵇᵃᵉᵏ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora